Maradona, entre el ídolo y el barro

Unos cuantos pecados capitales se han puesto de pie desde que este DT tomó el comando: vanidad, ira, pereza, soberbia. Es un señor que se ha enamorado de sus enojos y rabietas, que ha hecho un culto de la arbitrariedad, que necesita enemigos (¿a quién nos hace acordar?), que no acepta la más mínima crítica.

Por Carlos Reymundo Roberts (Buenos Aires)

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