Waltter Palmieri, uno de los deportistas más reconocidos de la ciudad, por su dilatada y exitosa trayectoria en una disciplina que lo tiene como indiscutido referente, volvió a competir recientemente en el máximo nivel internacional.
El representante del Círculo Aeromodelista Rafaelino, formó parte del equipo argentino que asistió al Campeonato Mundial de Vuelo Libre, desarrollado en Ucrania.
Palmieri intervino en la categoría Planeadores Nordic A/2, sumando de esa manera una nueva experiencia mundialista.
LA OPINION tuvo oportunidad de dialogar con el aeromodelista rafaelino e interiorizarse de sus vivencias en el Viejo Continente.
– ¿Dónde se realizó, más específicamente, el Campeonato Mundial?
– La actividad tuvo como escenario a un campo militar cercano a Odesa, sobre el Mar Negro, a unos 500 kilómetros de la capital ucraniana, Kiev.
– ¿En cuántas oportunidades integraste las delegaciones oficiales de la Argentina en competencias de este nivel?
– Por suerte, tuve una buena cantidad de presencias mundialistas. Todas las experiencias han sido maravillosas, por el hecho de representar a la Argentina. Estuve en los Campeonatos Mundiales de Austria, Dinamarca, Bulgaria, Francia, Estados Unidos (tres veces), Yugoslavia, República Checa, Hungría, Israel y ahora en Ucrania. También en dos Europeos, dos Rioplatenses en Uruguay y cinco Sudamericanos, en Brasil y Chile.
– ¿Cómo se integran los equipos nacionales?
– Los Campeonatos Mundiales se realizan cada dos años y durante ese período se llevan a cabo los concursos en diferentes lugares del país.
Los tres primeros clasificados de las tres categorías internacionales (Planeadores, Motor a Explosión y Motor a Goma) son los que finalmente son convocados para integrar el equipo argentino. En mi categoría me acompañaron, en esta oportunidad, Diego Bovari, de Bragado y Alejandro Bongiovanni, de San Francisco.
– ¿Qué nos podés comentar sobre la organización y las condiciones en las que debieron competir en Ucrania?
– Uno de los aspectos destacados, fue el de la cantidad de inscriptos, que permitió establecer un nuevo récord. En mi categoría estuvieron representados cuarenta países, con 120 aeromodelistas. Participaron en este certamen, algunas delegaciones que nunca habían asistido, como Mongolia, Turquía, Kazajstán, Uzbekistán, Bielorusia, Letonia y Moldavia, Kas cubci últimas, pertenecían a la ex Unión Soviética. La competencia se desarrolló en un campo militar de blindados. Nos encontramos con una gran cantidad de casamatas de hormigón, algunas de la Primera Guerra Mundial y hasta, increíblemente, con un arsenal rodeado de minas activadas y alambradas con vigilancia permanente a cargo de personal militar. El viento dificultó enormemente el cumplimiento de la actividad programada y la recuperación de los planeadores se constituyó en todo un desafío para los participantes. Como consecuencia de esa situación, el concurso debió suspenderse en el cuarto vuelo y recién se pudo reanudar dos días más tarde.
– ¿Qué evaluación realizás de tu performance y de la cumplida por el equipo argentino?
– Yo llevé tres modelos, diseñados para alcanzar un buen rendimiento en las pruebas que, como estaba previsto, se iban a realizar con fuerte viento, y uno de mayor alargamiento alar para un eventual desempate, al atardecer, con aire calmo. Pero al finalizar el tercer vuelo, ya tenía mis tres modelos titulares destruidos. Dos, al colisionar en las casamatas, luego de destermalizar, y el restante, por enganche de los cables de remolque con el planeador de un eslovenop. En ese último caso, las averías fueron considerables y me impidieron hacer un vuelo máximo. Cuando se decidió suspender momentáneamente la competencia a raíz del viento, que soplaba a más de 40 kilómetros por hora, estaba apenas 30 segundos por debajo de los veinte primeros, pero sin ninguna posibilidad de arreglar las roturas. La combinación carbono-kevlar que utilizamos para construir los modelos es extremadamente fuerte, pero casi imposible de reparar cuando los daños son importantes. A pesar de esas dificultades, cuando se reanudó el concurso, faltando tres vuelos y en condiciones tan desfavorables como cuando se interrumpió, con mi único modelo en condiciones pude hacer dos máximos. Lamentablemente, el viento terminó desplazando mi planeador a más de seis kilómetros. Lo recuperamos corriendo por campos sembrados y atravesando un pueblo, mediante la señal de la baliza electrónica, a solamente 200 metros del Mar Negro. Lamentablemente, para completar los siete vuelos que estipula el reglamento, tuve que recurrir a uno de los modelos rotos.
Como era lógico suponer, no fue buena la performance y quedé relegado al puesto 61. A pesar de todos esos contratiempos fui el mejor entre los argentinos que participamos en la categoría. En la general de la competencia, por equipos, nos ubicamos en el duodécimo lugar, en una actuación que debe aceptarse como meritoria, teniendo en cuenta que fueron cuarenta los países que estuvieron representados en Ucrania.
– ¿Recibieron apoyo, desde el plano oficial, para viajar al Mundial?
– Sí, y es importante reconocerlo, porque la Federación Argentina de Aeromodelismo realizó un aporte importante, surgido de las utilidades que dejó la organización del Campeonato Mundial de Vuelo Libre que se llevó a cabo en nuestro país en el año 2005. Y en mi caso personal, quiero agradecer, muy especialmente, la colaboración que me otorgó la Comisión Asesora Municipal del Deporte, que fue realmente valiosa, porque la erogación que debí realizar fue elevada, por los costos de pasajes, inscripción, estadía y movilidad.
– ¿Se determinaron la fecha y el lugar de realización de la próxima competencia mundialista en la modalidad de Vuelo Libre?
– Sí, se confirmó que se llevará a cabo en Croacia, en el año 2009.
Víctor Hugo Fux
Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 15 de octubre de 2007.