Por Emilio Grande (h.).- Este domingo se celebra el Día de la Madre en la Argentina, constituyendo un buen momento para reflexionar sobre el sentido y el valor que hoy reviste la figura materna. También es cierto que todos los días hay que valorar a mamá y que esta fecha puntual tiene un costado comercial.
Se dice con razón que la mujer tiene una psicología especial por el instinto materno y, al mismo tiempo, trata siempre de armonizar la vida hogareña entre su pareja y sus hijos, buscando siempre el bien común de la familia.
A la madre hay que valorarla todos los días mientras viva, escuchando sus consejos, sugerencias y críticas constructivas, pero después cada hijo sabrá poner en práctica con el paso de los años y cuando vengan momentos difíciles que suelen presentarse en la vida. Por eso también no nos podemos olvidar de aquellas madres que partieron de este mundo, que dieron todo lo mejor de sí para sus hijos y ahora están disfrutando del descanso eterno; quienes no la tenemos la llevamos en el corazón.
En este sentido, la poetiza chilena Gabriela Mistral escribió unas palabras profundas que podemos compartir: “Madre, en el fondo de tu vientre se hicieron en silencio mis ojos, mi boca, mis manos. Con tu sangre más rica me regabas como el agua a las papillas del jacinto, escondidas bajo tierra. Mis sentidos son tuyos y con éstos, como préstamos de tu carne, ando por el mundo. Alabada seas por todo el esplendor de la tierra que entra en mí y se enreda en mi corazón”.
Para los cristianos y hombres de buena voluntad, Jesús, el hijo de Dios, cuando estaba clavado en la cruz nos regaló a su mamá, María, para que nos cuidara y acompañara en nuestro peregrinar por la Tierra.
Al respecto, la madre Teresa de Calcuta señaló cuando estuvo en Rafaela el 18 de setiembre de 1982 frente a la plaza 25 de Mayo, en el marco de la gran misión: “Tenemos el honor de saludar juntos a la Madre de Jesús, que es también nuestra madre; a su hermosura, su inmaculada concepción, su perfección, su santidad y sus virtudes, su corazón tan puro, lleno de amor y de humildad, para que nos dé la capacidad de amar a Jesús como ella lo amó.”
Cuántas madres dieron y dan todo de sí hasta su propia vida por salvar su dignidad, la de sus hijos y la de su familia. Hoy todavía se ven situaciones conflictivas, donde la madre es ultrajada de sus derechos, despreciada y maltratada al interno de su familia.
No son pocas las madres que cumplen el doble rol de ser también “padre” porque actualmente la familia está muy bombardeada y está de moda las separaciones matrimoniales, los divorcios, volverse a juntar, repercutiendo no solo en ellas sino fundamentalmente en la crianza de sus hijos.
Feliz Día de la Madre para renovar su rol maternal a pesar de las dificultades y problemas. Para quienes no la tenemos un consuelo y un recuerdo especial, en agradecimiento por las enseñanzas y vivencias compartidas…