A fin de año, voy a ser el “pibe 9”. Nueve de desocupación, nueve de crecimiento y nueve de inflación. Guillermo Moreno, todopoderoso secretario de Comercio Interior, no quiere ser “el pibe 10”, como Maradona, sino “el pibe 9”, según les avisó ya a sus atónitos y sobresaltados interlocutores empresarios. Los métodos de Moreno, su boca de carrero y sus amenazas –implícitas o explícitas– son sólo una parte del temor extendido entre los empresarios. Los asusta también, tanto o más que aquello, la posibilidad de que el virtual control de precios actual esté incubando un problema serio para la economía.
Moreno perteneció a una dura fracción militarizada, cercana a los Montoneros, en la década del 70. Ese dato importaría ahora muy poco. Hay muchos políticos actuales que han pertenecido a vertientes de la insurgencia armada de hace 30 años, pero se han integrado totalmente a la vida democrática. El matiz en Moreno es que conservó, al parecer para siempre, el porte y el lenguaje de un militar.
Esta es la raya, les dice a los empresarios mientras dibuja una línea en un papel. Los que estén de este lado, serán nuestros amigos. A los que estén del otro lado, los esperan los tiros, suele decir y un rayo paraliza a sus contertulios. Un solo empresario, que se sepa, le replicó: ¿Es una metáfora o tengo que comprar un revólver? Nunca tuve ninguno, pero no podría estar desarmado y a los tiros. Moreno cambió de tema: Hablemos de los precios, le contestó con una mirada implacable, que no despejó ninguna duda.
Quiero cero de inflación en junio. Le tengo que llevar buenas noticias al Presidente , comenzó a repetir en los últimos días. Las buenas noticias incluyen que ningún dato que se envía al Indec debe registrar alzas de precios. Hasta los hoteles de cinco estrellas, que se manejan en gran medida con clientes del extranjero, no pueden acomodar sus precios a la categoría que tienen. No. Moreno les aparece en el teléfono y los conmina: los precios deben ser los del año anterior.
¿Cómo? ¿No hubo acaso aumentos salariales en los últimos meses? ¿La inflación real no fue mayor para algunos insumos? Moreno no llama a ciertos empresarios para que piensen en nada, les aclara. Un secretario de Estado les está diciendo lo que tienen que hacer y punto , los corta ante la menor resistencia.
En cambio, deben hablar con él cuando descubren un aumento en los insumos que necesitan sus fábricas. Para peor, así le va bien. Hace poco, un empresario denunció ante Moreno que le había aumentado un 8 por ciento el precio de un insumo metalúrgico. Le avisó. De esos tipos me encargo yo , lo tranquilizó. No habían pasado dos días cuando aquel aumento quedó sin efecto. El clima de delación es ya insoportable entre nosotros , acepta uno de los principales dirigentes empresarios del país.
No se olviden: yo soy un combatiente , vuelve con insistencia con la parafernalia militar. ¿Y Felisa Miceli, la ministra de quien depende formalmente? Ni siquiera se toma el trabajo de mentarla con cierta diplomacia. Yo tengo un coronel, que es De Vido, y un general, que es Kirchner, y a ellos me debo reportar , explica. Idioma de militares en el gobierno democrático que más se precia de sus pergaminos antimilitares.
Sus horarios son los de un militar: acostumbra a citar a los empresarios a las 6 de mañana, en punto, en su despacho. No es una hora humana para nadie, salvo para Moreno. Debe reconocérsele que es un trabajador incansable: sólo a las 11 de la noche apaga la luz de su despacho. Es un cowboy aparatoso y engolado, pero también no es más que eso: una simple pose , explican funcionarios que lo conocen muy bien.
Un empresario que recorrió los manuales de la economía desliza que Moreno también sabe sobre las cosas de las que habla. No lo subestimen , les recomienda a sus colegas. En el vértice del Gobierno no desmienten sus conocimientos, pero un funcionario clave considera que su sapiencia es una antigualla.
Moreno se obsesiona con la estructura de los costos. ¿Cuál es el margen de ganancias de cada segmento de esa estructura? Revuelve y hurga en cada uno de los precios hasta convertirse en el virtual patrón de todas las empresas.
Un ejecutivo de una multinacional le explicó que no podía entregarle la estructura de costos de su empresa, porque se lo prohibía su casa matriz. No era por temor a Moreno, sino a la competencia. Mirá, pibe, me la entregas o te paso por encima , lo zamarreó Moreno. Luego le aclaró: Si algún funcionario mío cometiera un acto de corrupción, sería hombre muerto . El ejecutivo se fue con tres malas alternativas: corría el riesgo de perder el puesto, de morir o de ver morir.
Son tonterías. La inflación cero de junio es otra tontería , apaciguan cerca del despacho presidencial. Todo hay que decirlo: así como abundan las anécdotas sobre Moreno, sobre sus maltratos y sobre su lengua escatológica, nunca se escuchó una sola versión sobre un acto deshonesto de su parte. No es un dato menor cuando se controla tanto poder en la economía , rescatan los funcionarios de Kirchner, desesperados por hallar un solo argumento para defenderlo.
Explican que la inflación cero de junio le surgió a Moreno como idea cuando vio un índice bajo en las últimas semanas, pero sobre todo cuando advirtió que había caído el precio de la carne. La bondad es breve en política: relativizan también los éxitos del supersecretario en el precio de la carne. Es un fenómeno estacional. No hay pasturas a esta altura del año y los productores no tienen otra solución que entregar el ganado , explican. El avanzado otoño influye, entonces, más que los tiros que anuncia Moreno.
Pero Moreno no está solo. Los mismos funcionarios que relativizan sus sabidurías y descreen de sus métodos están convencidos de que había que dar un golpe sobre la mesa en materia de inflación. La cultura inflacionaria en la Argentina está muy extendida , dicen, y agregan: Esa cultura comprende a los empresarios y a los consumidores.
Los empresarios. ¿Ustedes creen que son ingenuos escolares negociando? No. Por la estructura de costos, nos enteramos de que una multinacional de bebidas tenía un margen de ganancias del 33 por ciento. Y ya verán, cuando se deba pagar el impuesto a las ganancias, que todos ganaron . La larga parrafada no es de Moreno, sino de aquellos cercanos colaboradores de Kirchner que están distanciados del gendarme de los precios.
Una perceptible sensación de acoso ronda el mundo empresarial. ¿Es real? Los kirchneristas moderados no creen en ella. Los periodistas, otra vez, son los culpables. Ustedes saben que muchos periodistas trabajan para empresas o para cámaras empresariales , deslizan. No dan nombres ni citan ejemplos. Las malas noticias son siempre, en el país de Kirchner, culpa de una conspiración. Y es mejor aún si se trata de una supuesta conspiración periodística.
La Argentina no podía salir alegremente de la hiperdevualuación de hace cuatro años. Una inflación muy alta la esperaba, cerca, si dejaba todo librado a los empresarios y a los sindicatos. El problema consiste en el método. Precios y salarios podrían ir actualizándose en un proceso gradual; el Gobierno debería ser el árbitro natural de esa negociación.
Pero Kirchner decidió sentarse sobre los precios, con Moreno anunciando balaceras, y subsidiar tarifas mediante miles de millones de pesos del superávit. Sujeta y libera a los sindicatos, pero nunca habla mal de ellos en público.
Hugo Moyano tiene tanto poder como Moreno. Las reformas laborales de su ahijado, el diputado kirchnerista Héctor Recalde, han provocado la primera reacción conjunta de todos los empresarios. Alberto Fernández les había pedido que se tranquilizaran porque el Gobierno no haría nada, les aseguró, para que mermara la oferta de trabajo, pero Recalde insiste.
El que está tranquilo es Kirchner. Puede haber temor entre los empresarios, pero también hay silencio. El Presidente se prepara para la fiesta popular del 25 de Mayo, para empaparse de la multitud organizada que increíblemente seduce a todos los caudillos argentinos.
Hasta Carlos Reutemann y José Manuel de la Sota han desertado de sus ideas, distintas de las de Kirchner, para postrarse ante el actual jefe del peronismo. El temor a las represalias no es sólo patrimonio de los dueños del dinero.
Joaquín Morales Solá