«Los desafíos que fuimos discerniendo en un largo camino y trabajando sobre aquellos más significativos para la pastoral de la Iglesia en nuestra diócesis. Uno de ellos es la crisis familiar, con vínculos tan lábiles realidades económicas angustiantes para tanta gente, incapacidad de acceder a una vivienda digna para muchas familias y acoso de nuevas propuestas de modelos familiares que no son tales».
Así se expresó monseñor Carlos Franzini, obispo de la diócesis de Rafaela, durante una entrevista en el programa «Sábado 100» por radio Horizonte (FM 99,5). Recientemente, presentó la carta pastoral para la cuaresma: «caminando con Jesucristo hacia la Pascua».
-¿En qué medida incide una mala preparación para el matrimonio?
-En una gran medida. En nuestra pastoral familiar, su preparación y el acompañamiento de nuestras comunidades cristianas no siempre logra dar respuesta a tanta realidad compleja. Para los sacerdotes antes de su ordenación hay una preparación de ocho años y en los jóvenes que se van a casar los «despachamos» con una jornada de un día; me parece que hay que hacer un trabajo más intenso, serio y comprometido. También tienen que disponerse los jóvenes que dediquen un tiempo a preparar su matrimonio religiosamente y lo miran con «cara de loco» porque hay tiempo para preparar el vestido de la novia, la organización de la fiesta y el viaje de bodas, pero no hay tiempo para pensar en la fe, qué significa este paso que van a dar y se supone para toda la vida.
-Otro desafío es la realidad juvenil desafiante.
-Hay una paradoja: la juventud aparece muchas veces desacreditada, tantos jóvenes alienados, en distintas formas de adicciones, en la «pavada», en la frivolidad, sin rumbo, sin deseo de un compromiso definitivo, con una gran capacidad de opciones de por vida, que no tienen trabajo. Al mismo tiempo, cuando se les hacen propuestas concretas, caminos ciertos, claros, decisivos y exigentes, pero realmente coherentes, los jóvenes son muy capaces de responder. Hay que saber acertar en la propuesta para que sea atractiva.
-Y el tercer desafío es un cristianismo poco vigoroso.
-Nada de lo que queremos ofrecer a nuestra gente lo podemos hacer si no lo vivimos con convicción. Por eso un cristianismo tibio, formal, poco entusiasmado con los valores y la persona de Jesucristo no es capaz de convencer a nadie. Por tanto, queremos avivar en nuestras comunidades la conciencia de que este encuentro con El -del que habla el objetivo general- nos motive de tal forma que seamos contagiosos en nuestras propuestas.
-Lo recaudado en la campaña solidaria del año último fue de unos 55.000 pesos en los departamentos Castellanos, San Cristóbal y 9 de Julio. ¿Falta más generosidad?
-Una diócesis como la de Rafaela en la que viven más de 230.000 habitantes, la mayoría concentrada en Castellanos y un tercio en la ciudad de Rafaela, uno espera que en relación a la solidaridad con los hermanos más pobres esta cantidad resulta insuficiente. El fruto de la privación cuaresmal se canaliza a través de Cáritas para que lleve adelante sus emprendimientos: de ese monto la mitad va a Cáritas Diocesana y el resto se reparte en las casi 40 parroquias de la diócesis. Una parroquia con su Cáritas con las escasas «monedas» que le toca es poco lo que puede hacer. Es una buena oportunidad para invitar a todos los fieles e incluso a gente que sin compartir nuestra fe es consciente de la labor de Cáritas puede colaborar.
-¿Cuál es el llamado de esta cuaresma a los argentinos en medio de la contradicción entre conflictos sociales y el crecimiento de la economía?-Los obispos los dijimos en el pasado mes de noviembre y en su momento produjo la ofuscación de algunos funcionarios públicos incluido el Presidente de la Nación: hay una distribución inequitativa de la riqueza creciente, que lo acaba de reconocer públicamente el Presidente en su mensaje a la asamblea legislativa; es una deuda pendiente que tenemos los argentinos, no sólo los gobernantes sino todos de hacer que este momento que por gracia de Dios y el esfuerzo de muchos es un tiempo de bonanza económica a nivel «macro» se traduzca en una participación creciente de todos en orden a poder beneficiarnos en relación al trabajo y al esfuerzo de cada uno en esta distribución más equitativa de la torta. La cuaresma nos llama a hacernos cargo de que los números macro no alcanzan para describir la realidad, hay que mirar en su complejidad y en su totalidad. En Rafaela hay gente que está pasando penurias.
-En los diarios nacionales se publicó recientemente que habría cierto disconformismo del cardenal Bergoglio con las últimas designaciones de Mollaghan (Rosario), Sigampa (Resistencia) y Sarlinga (Zárate-Campana). ¿Fue así?-El que empezó con esto fue el corresponsal de Clarín en Roma (Julio Algañaraz), quien suele tener una mirada bastante sesgada de la realidad eclesial y uno desearía que sea un poco más completa. Luego la corresponsal de La Nación en Roma (Elizabetta Piqué) hizo una serie de consideraciones bastante más completas del planteo, como que en la Iglesia sólo fuera tema las pujas de poder. En La Nación salió un artículo de José Ignacio López, a mi gusto fue muy acertado en la descripción. No se pueden poner en la misma bolsa cada una de estas designaciones. La elección de cada obispo es una compleja opción que termina siendo decisión del santo Padre, que tiene un camino previo de consultas y evaluaciones, donde hacer una lectura tan simplista de cómo maneja esto, además de infantil es casi torpe conocer mínimamente los mecanismos eclesiales. El cardenal Bergoglio viajó a Roma porque es miembro del consejo permanente del Sínodo y tenía una reunión lo cual es una cosa pública, notoria y basta leer la agenda de la secretaría General del Sínodo. A los obispos no nos toca ir a plantear «como quien va a reivindicar beneficios o deudas frente al gerente del banco», en todo caso cualquier obispo puede si considera que una cosa debía haber sido de otra manera presentar sus puntos de vista por los canales que corresponden. Esta presentación del viaje de Bergoglio como una especie de patoteada más a la que los argentinos somos tan proclives es absolutamente falso. Los nombramientos de los obispos suscitan en los demás obispos a veces interrogantes, beneplácitos y falta de conformidades; es legítimo y pasa en cualquier grupo humano. Uno puede estar de acuerdo más en una figura que otra para una diócesis, no es una rebeldía ni una puja de poder, es una cuestión de opiniones. Se puso en boca de algún funcionario de la conferencia Episcopal una expresión que hay que matizar: «el Papa no se equivoca nunca»; es un error porque basta ver los 20 siglos de la historia de la Iglesia para darnos cuenta cuántas veces el Papa se equivoca en muchas cosas. En la designación de los obispos se equivoca menos porque pone la firma final, pero hubo un largo proceso y si se equivocó no fue sólo él sino muchos otros que intervinieron.
Emilio Grande (h.)