Por Jorge Lanata.- En diciembre está puesta, hoy, la suma de todos los miedos. Primero fue el 14 de noviembre, luego el “día después”, y ahora es el último mes del año. Siempre le desvela al Gobierno que a fin de año el vaso se derrame. En el Ejecutivo saben que la elección está perdida: la única diferencia interna es por cuánto pierde.
Antes, el núcleo cercano al Presidente intentaba transmitir una impostada tranquilidad. Ahora, en privado, hasta eso se perdió: “No sé cómo seguimos -le dice un ministro a este periodista- Esto es un día a día”.
“No hay proyecto político que se sustente con estos niveles de pobreza -agrega el funcionario-. La oposición tampoco tiene un plan de salida de esta situación”, se excusa.
El cada vez mas pequeño grupo de funcionarios cercanos a Alberto Fernández se divide entre quienes creen que el Presidente es el único capaz de convocar a un acuerdo, y quienes temen que la oposición solo se limite a asistir al velorio.
El Gobierno ya lleva un tiempo trabajando en la elaboración de cinco puntos básicos para una mesa común. El problema es saber quien tiene el poder necesario para presentarlos. Alberto está errático y cambiante; Cristina replegada y desconfiada; La Cámpora, de capa caída; Axel pasó de Niño de Oro a jugar en el banco; el PJ está dibujado, y los gobernadores…¿Qué gobernadores? Nadie da garantías de nada.
En río revuelto, este columnista escuchó en los últimos días las hipótesis más delirantes: “¿Sabés que podría hacer Alberto si quiere joderla a Cristina? Renunciar antes del 10 de diciembre, o sea, antes de terminar la primera mitad del mandato. Si hiciera eso, la vicepresidente estaría obligada por ley a asumir, y le tocarían dos años de este panorama horrible”.
Si el calendario avanzara un poco, debería convocarse a una Asamblea Legislativa. Quienes enuncian la hipótesis “Asamblea Legislativa” lo hacen con culpa, a media voz y mirando a los costados. Y todos coinciden en una obviedad: dos años es mucho tiempo para continuar con el plan “vamos viendo”.
Contradicciones
Las contradicciones son cada vez mas públicas y evidentes. Un repaso cronológico del congelamiento de precios puede darnos una idea:
-El Presidente aseguró a periodistas en un off the record que de ningún modo de iba a avanzar en un congelamiento sin el acuerdo de los empresarios, lo que se publicó en la tapa de los diarios.
-El lunes siguiente el secretario de Comercio Roberto Feletti impuso su propia lista de 1.432 productos en el freezer.
-Todo se armó tan a las apuradas que en la lista figuraban productos discontinuados.
-Intendentes y militantes “controlaron” precios el fin de semana pasado.
-Yolanda Durán, presidente de la Cámara de Supermercados chinos, preocupada por el “amedrentamiento” se reunió con Débora Giorgi, segunda de Feletti. Giorgi le aseguró a Durán que los súper chinos no forman parte del plan de congelamiento. Pero la resolución 1050 abarca a todos en la cadena de comercialización. ¿No están incluidos pero los controlan?
-Feletti acusó “al dueño de un supermercado que también tiene un diario” (Francisco de Narváez) de hacerle operaciones en contra. De Narváez solo tiene Wall Mart, vendió El Cronista a Vila, Manzano y Hoschbaum.
-El 3 de octubre el Presidente dijo que el acuerdo con el Fondo “estaba cerrado”.
-En el estadio de Morón, durante el acto por el aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, dijo: “Si no cerramos todavía con el Fondo es porque no nos vamos a arrodillar”. ¿Estaba arrodillado y se levantó?
Fuente: https://www.clarin.com/