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Transitando la cuaresma, llegó la cuarentena…

Por Alicia Riberi.- Personalmente creo que esto es una oportunidad para reencontrar el rumbo perdido. Si visualizamos lo que ha sido nuestra comunidad, nuestra provincia, nuestro país y el mundo en estas últimas  décadas, sin  lugar a dudas, ha ido desmejorando aceleradamente, es como si le hubiésemos dado la espalda a los valores más trascendentes, que sostienen cualquier sociedad, para que en el tiempo mejore y no decaiga. Nos hemos convertido en una sociedad de consumo que ignora, no al que no trabaja, sino al que trabaja, se esfuerza, pero no llega a fin de mes, que son muchos. Me pongo a pensar cuando alguien que tiene un sueldo básico y una esposa que trabaje en la misma situación y tienen que pagar un alquiler, la luz, el gas, el agua, el teléfono, comer y vestirse, aunque solo tengan dos hijos; en este momento seguramente algo no pueden pagar o renuncian a una alimentación saludable y se adaptan a una posible.

La  clase política es deplorable, es egoísta, solo piensa en las personas como posibles votos. La salud no se pensó como un bien fundamental y hoy faltan muchos insumos y los que pueden pagar una buena obra social, no están en la situación de los que no la tienen. Se desacredita al empleado público como si fuera un vago  o inútil, cuando muchos hemos trabajado arduamente y aportando mucho en nuestros lugares de trabajo y no tenemos culpa de que los políticos hayan dado empleo público a centenares de inútiles por pagos de favores, al menos eso creo yo. También se ataca al jubilado como una carga, cuando en su mayoría, se ha aportado, como por ejemplo en mi caso treinta y ocho años, años en que el estado ha trabajo con mis aportes y hoy solo cobro lo que pagué, lo que debo recibir. Si prestamos atención, han proliferado los asilos de ancianos, como si ya no fueran esos abuelos que nos  cuidaron, que nos amaron, que se equivocaron sí, pero quién no.

Entonces me pregunto, no es significativo que tengamos que vivir una cuarentena, justo en este tiempo de reflexión, de reencontrarnos con nosotros mismos y con Dios, ¿cómo es la cuaresma? Creo que el ser humano llegó a un límite que no debió pasar, jugó con temas muy vulnerables y los ignoró, como ser  la vida, la familia, el amor, el respeto.

Tal vez, sea el momento de replantearnos si realmente nos da felicidad, esta manera de vivir, individualista, egoísta, ambiciosa o si no sería mejor pensar en ser más generosos, acordarnos que tenemos vecinos, que a veces necesitan de nosotros, o ancianos que nos escucharon y hoy necesitan de alguien que los escuche, o enfermos que no tienen quiénes puedan cuidarlos y podríamos colaborar, acompañarlos, mostrarles que no están solos. En cuanto al medio ambiente, en esta ciudad se lo cuida poco, veo papeles, cajas,  tirados por todos lados, vemos caminos por donde tiran basura, en lugar de ponerla en bolsa y esperar que  el servicio correspondiente la retire.

También soy consciente que esto no es toda responsabilidad  de las autoridades, esto es cuestión de valores propios, cada uno sabe que es mejor vivir en un espacio limpio que sucio, pero a veces porque alguien que vive cerca no limpia el patio, cortando el césped, controlando que no haya cacharros con agua, contraemos el dengue.

Como reflexión, me parece apropiado decir, que todos los que somos creyentes y estamos viviendo la cuaresma, este es un momento especial que nos puede ayudar a ser mejores, a pensar en el otro como en nosotros mismos, respetar, obedecer y recuperar la iglesia doméstica, en la que compartamos con nuestros afectos la Fe y para que quién vivía lejos vuelva a Dios y advierta por fin, que con Él, todo  es posible y sin Él no. Cuando dejamos de sentirnos vulnerables, para creernos todopoderosos, es cuando nos alejamos de Dios y como Dios es tan generoso, nos vuelve a llamar y nos da otra oportunidad. Aprovechemos esta oportunidad para tener nuevos gestos en la familia, que nos hagan sentir verdaderamente familia. Seguro que al principio, costará, pero si perseveramos, tal vez sea una circunstancia especial  para reencontrarnos y amarnos más y mejor.

Pensemos que esta cuaresma es un regalo muy especial para repensar lo que somos y como somos como familia y como personas y no será este el tiempo de cambiar y ser “comunidad”, más que un ser individual y aprovechar la iglesia doméstica como reencuentro con Dios, como el hijo pródigo, todos somos pecadores y en cierta medida hijos pródigos.

Es mi deseo que todos  vivan esta cuarentena respetuosamente por el prójimo y reencontrándose como familia para mejorar esta sociedad que necesita reconstruirse.

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