Por Francisco Cagnino.- El día 23 de junio, siendo estudiante de “Comunicación Social”, tuve la oportunidad de entrevistar a Teresita Tosco, personaje destacado de la historia de la radio rafaelina. Dado la pandemia por el Coronavirus, el contacto con ella fue de modo virtual, a través de una videollamada de WhatsApp. Desde un principio sabía junto al profesor de las dificultades en las que nos podríamos encontrar para poder contactarla, suponiendo su poca capacidad con la tecnología, dado que tiene 75 años.
Esa tarde, cerca de las 16 horas, me acomodé en mi habitación y recibí en mi celular la invitación a esta charla, en la que formábamos parte Teresita, mi profesor (Emilio Grande) y yo. En los primeros minutos, donde se “rompe el hielo”, desde un principio me pareció muy agradable, incluso tuvo la delicadeza de preguntarme por qué de mi elección en Comunicación Social. Le interesaba mi persona, algo que me cautivó. Luego, nos consultó por qué la habíamos elegido para entrevistarla, así que le explicamos sobre la materia y la importancia de entrevistar a una eminencia de la radio rafaelina, para que nos cuente su experiencia. A la hora de comenzar la entrevista, decidió que, en vez de presentarse, nosotros hagamos las preguntas y ella se encargaba de responderlas.
Primeros momentos en la radio
La primera cuestión se basó en que nos explique su acercamiento a la radio. Nos narró su primera aproximación a la radio, a través de un compañero del Instituto del Profesorado, Lermo Balbi, quien estudiaba junto a ella “Letras”. Por esos años, comenzaba a funcionar Radio Rafaela y tenía como director artístico a Fortunato Nari. A Teresita se le ofreció el puesto de asistente en dirección, lo cual le pareció interesante. Se presentó a la sede de la radio para tener una entrevista con gente de Buenos Aires, que se encargaba de preparar un plantel de profesionales.
Ese año, en el 1969, iban a cumplir horarios como práctica. Ella es aceptada y comienza a trabajar en la dirección en el año 1970, con la radio en funcionamiento. Hasta que un día, sin querer entra al estudio de la radio que estaba “en el aire” y pronuncia unas palabras. En el control técnico había directores de la radio, que en vez de retarla por su acción, le ofrecen un puesto en locución. De un inconveniente, ella logró tener un lugar principal en la radio. Las oportunidades están donde menos las esperamos.
Pero para ser locutora, tenía que cumplir con una reglamentación especial: saber idioma, tener una buena voz y una buena dicción. Entonces ella junto con Teresita Volta fueron a rendir al ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica) en la Ciudad de Buenos Aires los diferentes pasos para tener el registro de “locutora nacional”. Recalca los conocimientos de cultura general que debías tener para tener este título. No cualquiera formaba parte de los estudios de la radio, no había inexpertos entre sus filas.
Amor por el radioteatro
Cuando le consultamos sobre el radioteatro, nos contó que ella lo vivía como un “déjà vu”, dado que su familia escuchaba este género durante su infancia. En Radio Rafaela se encontraban los radioteatreros, quienes llamaban la atención de Teresita por su forma de trabajo compleja, basada en voces adaptadas a los personajes, guion descriptivo, presencia del relator y los efectos sonoros. Pasado el tiempo, luego de haber conocido la actividad, con su grupo de teatro el “Centro Ciudad de Rafaela”, se pusieron de acuerdo en organizar un ciclo de radioteatros. Se lo propusieron a Fortunato Nari, quien le interesó.
Así, comenzaron a trabajar en la puesta en marcha. El guion lo hacían una vez por semana, teniendo en cuenta los 25 minutos de programa. Tomaban un cuento de un autor hispanohablante y lo adaptaban a un radioteatro, sin perder la esencia. Además de los diálogos, debía estar anotado la ambientación y los efectos sonoros. A ella le encantó hacer radioteatro, pero plantea que es algo muy complicado. A pesar de todo, después de comenzar a funcionar este programa, no podía entender el éxito que había tenido el ciclo, reflejado en las opiniones del público. Su trabajo en el radioteatro funcionó durante las décadas del 80 y 90.
Experiencia radial
Decidí consultarle sobre su trabajo en la radio, fuera del radioteatro. Quería saber si tuvo la oportunidad de trabajar en otro género. Me contestó que condujo programas, como “El ojo de la cerradura”, programa de comentarios sobre sucesos; “¿Qué título le ponemos?”, espacio donde se comentaban trabajos artísticos, sucesos relacionados con la región. Esto demuestra su versatilidad para trabajar en cualquier ámbito radial.
Cuando le preguntamos sobre la relación entre los oyentes y ella, Teresita destaca el afecto que le tiene el público, incluso sin trabajar durante varios años en la radio. “Todavía hoy la gente me dice: “yo la escuché”. Te queda la sensación de que algo dejaste en el camino”.
Durante su etapa en la radio, ella considera que trabajó con amigos, con quienes compartió grandes momentos. Recuerda con lágrimas en los ojos las “choripaneadas” en el patio de la radio, dirigidas por Lolo Bauducco, acompañadas de charlas. “Ir a trabajar a un lugar donde tenés amigos y te gusta lo que haces, es una fiesta”.
Actualidad
Cuando le preguntamos sobre su opinión acerca de la radio actual, nos dijo que sigue escuchando radio. Considera que los locutores tienen una tarea valiosa al expresar ideas, pero deben tener mucho cuidado, dado que hay gente que recibe sus comentarios. “Ahora noto que el lenguaje está mucho más liberado. En algunos aspectos demasiado. No soy puritana, pero algunas palabras están de más. Algunos caen en ese hábito, desmereciendo la cuestión”, opina ella, estableciendo una crítica negativa hacia la radiofonía del presente. “La gente tiene que prepararse muy bien para estar frente al micrófono, para hacer las preguntas y repreguntas. Me parece que es bueno que el locutor y conductor del programa estén bien preparados cultural e intelectualmente, es fundamental”, nos aconseja. Este consejo me interpeló muchísimo para futuro.
Para cerrar, le preguntamos sobre otros trabajos fuera de Radio Rafaela. Nos respondió que hace más de un año tuvo la oportunidad de trabajar en Radio Universidad. Tenía 15 minutos semanales, donde contaba sus “perrocuentos”, escritos por ella. Los mismos tenían como objetivo enseñar a los oyentes a cómo criar a una mascota. Esto último me demostró que, a pesar de su edad, sigue siendo una mujer activa e inquieta, que fuera de la radio sigue teniendo una vida y objetivos claros. Nos comentaba sobre su trabajo en la protección de animales, integrando el “Amparo”, un grupo de rescate. Actualmente está abocada a esto.
Como conclusión, me atrajo muchísimo no sólo el contenido de sus palabras, sino también la capacidad de oratoria y sus recuerdos bien claros, a pesar de su edad avanzada. Es una mujer que vivió con gran amor y dedicación su etapa en la radio. Son ejemplos que los jóvenes estudiantes de Periodismo debemos tener en cuenta y aprender de ellos.
Se trata de un trabajo práctico de la cátedra “Periodismo Radiofónico”, a cargo de Emilio Grande (h.), de la Licenciatura en Comunicación Social en la UCSE DAR.