Por Luciana Mazzei.- En una nota anterior hablé sobre la crisis de pareja y cómo afrontarlas para salir fortalecidos de ella. Quiero resaltar el hecho de que las crisis son esperables y no necesariamente son malas. Por el contrario, si se pueden vivir como oportunidades de crecimiento personal y de la pareja, suelen ser muy positivas. Salimos de ellas con nuevos recursos para el día a día y el amor se renueva.
Las crisis surgen por diversos motivos y en distintos momentos del ciclo vital. Algunas tienen que ver con la comunicación, con la toma de decisiones, con la crianza de los hijos, por situaciones con la familia ampliada.
En este sentido, algunas parejas logran salir adelante por sí solas. Porque cuentan con las herramientas de comunicación y personales que posibilitan la resolución de los conflictos surgidos. En otros casos se hace necesaria la intervención de un profesional capacitado, capaz de acompañar y promover los cambios necesarios en la dinámica conyugal para avanzar hacia la resolución.
La terapia de parejas u orientación a parejas es necesaria cuando la comunicación es difícil y las parejas se encuentran como “empantanadas” en el conflicto. Como en una espiral que sólo lleva a escalar en las discusiones. Algunas crisis específicas como una infidelidad, problemas económicos o discrepancias muy profundas en cuanto a la crianza de los hijos o la relación con la familia ampliada, se hace necesaria la mirada del profesional para mirar en perspectiva. Cuando hay una gran distancia emocional entre ambos y no se logra una comunicación cercana y sincera. O cuando uno de los dos ya ha decidido separarse.
En todas estas situaciones es habitual que las personas se encuentren muy inundadas de emociones como el enojo, la desilusión, la tristeza o la angustia, lo que los lleva a tener la mirada sesgada y el pensamiento cerrado en una postura intransigente. El profesional puede profundizar en la raíz sobre el motivo de la crisis, que en ocasiones tiene que ver con creencias, prejuicios o inferencias personales que impiden ver con claridad.
El profesional que es capaz de ahondar en estos temas podrá mostrar y explicar cómo estos sesgos o distorsiones cognitivas dificultan el diálogo y la comprensión. Puede poner sobre la mesa alternativas para la resolución y, junto con ellos encontrar nuevas y creativas formas de dialogar y resolver los desacuerdos.
La orientación a parejas sirve siempre que ambos estén abiertos al cambio, sean capaces de responsabilizarse de las propias conductas, acciones y pensamientos que llevaron a la crisis y estén dispuestos a trabajar para el cambio. Es importante dejar en claro que el trabajo del profesional es acompañar, sostener y orientar. La tarea principal la lleva adelante la propia pareja siempre que pongan de sí lo necesario para el cambio.
En las situaciones donde ya se decidió la separación, la Orientación a parejas tiene que ver con ayudar a transitar el duelo que esta implica. Con la separación se vive el desmoronamiento del proyecto de vida personal. Cuando la decisión es unilateral, el dolor de saberse no amado o sentirse abandonado.
Cuando hay hijos es particularmente importante, debido a que la pareja como tal desaparece, pero como padres deberán mantener el vínculo para siempre. Es habitual que el dolor de la separación impida ver que los hijos también están sufriendo y las decisiones que se toman no los toman en cuenta.
En cualquier caso, la orientación o terapia de parejas siempre es una alternativa propicia para mejorar la relación. Es un espacio donde las personas pueden encontrar nuevas y mejores formas de relacionarse para amarse más profundamente.
Fuente: https://somosinfancia.com.ar/ La autora es magíster en Orientación Familiar.