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«Sin una agenda educativa no sirve de nada el 6,47% presupuestado para educación»

Opina el Dr. Alfredo van Gelderen, maestro y profesor en Letras. "El problema no son sólo los revoques es saber qué pasa en el misterio del aula…", agrega en una entrevista.Por Maria Herminia Grande (Rosario)

Por María Herminia Grande.
MHG: ¿Qué implica ser docente hoy?
AVG: Creo que el pasado no nos puede gobernar, pero nos tiene que enseñar. Ya no podemos concebir ni al maestro ni a la escuela con los criterios anteriores. Hoy la escuela tiene que abarcar no sólo el mejoramiento de sus alumnos, sino también lograr una adecuada orientación y que sus padres contribuyan a la formación de sus hijos; y, además, cada escuela, tiene que ser un lugar de capacitación permanente de sus docentes, porque si no, no hay equipo. Creo que el docente actual tiene que ser un sujeto que tiene esta sociedad del conocimiento, capaz profesionalmente de aceptar que nunca está debidamente preparado, las demandas son distintas. Hay cosas que verdaderamente uno ficha y que a la gente le pasan inadvertidas. En un diario apareció una carta de una lectora donde cuenta que hablando con sus nietos comentó la muerte del abuelo de uno de los chicos, ¿sabe usted que le preguntó una nieta de cinco años?, “se murió el abuelo, ¿quién lo mató?” ¡Usted se da cuenta de lo que hay en esa cabeza infantil!

MHG: Le cuento una anécdota, he conocido a un profesor colombiano quien me contó que su familia estaba integrada por dos hijos, uno pequeño y el otro en la primera adolescencia. Le pregunté cómo era vivir en ese país dado el flagelo del narcotráfico, me contestó que lo preocupante es que los hijos consideraban que era normal vivir con autos blindados, ver cuerpos tirados en la calle,… parecería que en nuestro país tenemos, en lo que usted plantea, una similitud.
AVG: El problema es que nos tenemos que dar cuenta que docentes, profesionalmente; los padres, por su función; los maestros tienen que estar permanentemente insatisfechos por sus capacidades, porque el problema es que tenemos que transmitir la cultura críticamente. Tenemos que hacer que el hombre use su libertad para decidir críticamente en los niveles adecuados para cada edad.

MHG: Jaques Attali, al que usted menciona con asiduidad, dice que la otra cara de la libertad es la precariedad…
AVG: Eso es cierto, pero todo es el complejo social en el cual la escuela y los docentes profesionales se mueven. Ellos tienen que darse cuenta que si no logramos capacidad de atención de todos los problemas de la persona, no vamos a sacar adelante a los chicos. El problema es que la educación tiene que atender, también, las condiciones para que la educación sea posible, si los chicos tienen hambre, la escuela les debe dar de comer; pero la escuela no debe saltear ni eliminar su tiempo pedagógico. Atender todas las condiciones para la educación, no quiere decir que elimine ese tiempo.

MHG: Es el Estado el que debe proveer un edificio en condiciones de uso…

AVG: No voy a hacer declaraciones muy tristes, porque a mí me ha parecido muy inoportuna la participación de la Presidente en relación con lo que se está planteando en algunas escuelas y en algunas facultades en la ciudad de Buenos Aires…

MHG: Eso es cambio de roles, la Presidente pasó a ser una estudiante…
AVG: Exactamente. Y no nos podemos olvidar que eso logra trastocar toda la tranquilidad social. Hace algunos años Chile lo superó, tuvo un movimiento estudiantil que decía que “somos los papás de nuestros papás”. ¿Usted se da cuenta de lo que eso significa? Son huérfanos con padres vivos. El problema que yo noto es que se pone en evidencia la insuficiencia en la conducción de esa institución que llamamos escuela. La escuela para funcionar como tal tiene que tener un sentido ético en el que tiene que evitar que entre en ella lo que no es bueno. La escuela es artificial, se creó porque se necesita, entonces éticamente la escuela tiene que estar cerrada a todo lo malo y lograr que quienes la conducen formen el espíritu crítico entre los alumnos y logren que converjan las otras fuerzas sociales que se necesiten para que las nuevas generaciones se desarrollen. Yo temo que esto suene a teoría, pero no hay más remedio. Estamos desprestigiando a una institución social imprescindible, no ha muerto. Los pensadores que en los años 60 y 70 hablaron de la muerte de la escuela fracasaron en sus planteos. Ese es el gran problema. A mí me dicen “escuelero” y me enorgullece. Yo le digo que hasta en la Academia Nacional de Educación cuando hablo me lo digo a mí mismo, “yo soy escuelero” y esa es mi visión, la sociedad necesita escuelas. Y no viene mal repetir esto tan cerca del 11 de septiembre. Entramos en el año que debemos dedicar a recordar a Sarmiento, quien tenía obsesión por la escuela, porque quería hacer un país, quería que nuestra población se convirtiera en ciudadanos. Eso es lo que tenemos que recordar, hay que prestigiar la institución, hay que volver que respetar al profesional de la educación, la escuela no debe tener paredes, con los padres de familia, con los docentes insuficientemente formados pero con capacidades para formarse en el trabajo… No sé si estoy al margen de la realidad, pero yo lo veo así…

MHG: ¿Y ese fracaso es de pensamiento, palabra, obra, u omisión?
AVG: De todas las cosas que usted ha dicho. Lo que creo es que ha habido un desgaste de la concepción de necesidades que la sociedad tiene. Hablamos ligeramente de la “sociedad del conocimiento”, eso nos está marcando. Tenemos nuevos medios, herramientas, técnicas para el aprendizaje pero hay que enseñar a usarlas.

MHG: Alguna vez leí que “amar es poner límites”, ¿no estamos amando bien?
AVG: Exactamente. Y nuestras insuficiencias se plantean en todo. Las provincias hacen una cantidad de realizaciones, la nación plantea proyectos, pero ¿tenemos agenda nacional? ¿Tenemos ordenado lo que es urgente y prioritario en este momento? Cuando digo que no tenemos agenda, lo que quiero decir es que no tenemos precisado en un país federal aquellas cosas que se han de hacer. Nosotros forzosamente tenemos que tener planes de agenda nacional para poner orden en esta cantidad de proyectos, planes, programa y ayudas internacionales.

MHG: Lo que pasa es que no podemos enhebrar políticas de Estado, ¿queremos un país en donde se conviva con la corrupción?, ¿queremos un país en donde se acepta una justicia amiga?, ¿queremos un país que acepta que los niños coman del tacho de basura y, por tanto, aceptamos la pobreza? O bien ¿queremos lo contrario?
AVG: Exactamente. Todos esos tienen que ser planteos y determinar prioridades. Me impresiona que en la ciudad de Buenos Aires, en el día de ayer, se haya repartido gratuitamente un diario donde en la primera página se toman declaraciones de la Presidente con un título que me sorprendió: “Cristina anunció que la inversión educativa superó la meta prevista para este año”. Y la Presidente, parece que ha anunciado, no lo he visto en otro diario, que estamos en el 6,47% del PBI para esa área. Entonces ¿cómo se usa eso sin agenda?.

MHG: Ese presupuesto nunca, históricamente alcanzado, no condice con la realidad que uno ve.
AVG: Es así, se necesita de la agenda para enfrentar esa realidad… Hay otro anuncio que habla de un plan nacional de educación para una década, esto podría ser lo que yo llamo agenda, pero no se conocen los términos ni los criterios de planificación. Este trabajo se encuentra en la Secretaría de la Presidencia, que está a cargo de ex ministro Juan Carlos Tedesco, la persona tiene experiencia como para poder acertar en planeamiento nacional e internacional, pero creo que estamos hablando de cosas que el país no tiene. Porque la Constitución de 1994 pedía una ley que asegurara el reparto justo, equitativo de los fondos recaudados por el país, esa no ley no se ha dictado. Entonces las provincias pueden decir que no tienen los recursos suficientes que, además, les corresponden.

MHG: El problema es que se está elaborando un proyecto educativo por 10 años y no se sabe si el próximo gobierno, si es de otro color político, lo llevará adelante.
AVG: Como decimos ahora, políticas de Estado, y estamos viendo ejemplos de países vecinos como Chile y Brasil donde tener políticas de estado les produce resultados efectivos. La pregunta es ¿la Argentina tiene capacidad de madurez como para darse cuenta que los planes necesitan continuidad gobierne el partido que gobernare?

MHG: Dado este ruido, ¿cómo empezar para ordenar esto?
AVG: Primero tenemos que tener políticas de Estado que permitan las realizaciones de los claros principios que tiene nuestra Constitución Nacional, la educación es nacional, es federal, es participativa, es local, entonces necesitamos políticas como las de la década del 80 cuando fundaban los criterios la visión de país que se quería, este es el gran problema… Las políticas de Estado en educación tratan, nada menos, de la posibilidad y la formación de generaciones futuras para dar respuestas a esta postmodernidad que ha caracterizado el país. En educación estamos viviendo de lo antiguo, y la educación sistema, procedimiento, técnica, ciencia está como están los edificios de las escuelas de la ciudad de Buenos Aires. Y le digo que las noticias del Mariano Acosta me duelen, me duelen hasta familiarmente, ¡ese edificio lo hizo construir mi bisabuelo por el mejor arquitecto que había en Buenos Aires y le decía al Presidente de la nación que quería un palacio para formar docentes!. Esa era la visión que tenían, es cierto que era un pedagogo holandés, pero que se acriolló…

MHG: Sarmiento provocó eso…
AVG: Así es, ya teníamos la escuela normal de Paraná en el 70 creada por Sarmiento y en el 74 mi abuelo hizo su planteo de pluralidad en Argentina (se hace referencia al siglo XIX); necesitamos modelos buscando formar mejores maestros. De esa escuela a la que yo asistí ¡se habla en los diarios de su derrumbe y no de su atención!. El problema no son sólo los revoques… es también qué pasa en el misterio del aula.

MHG: ¿Qué hacer para captar la atención de un chico globalizado con la técnica?
AVG: Creo que lo que tenemos que solucionar es la formación de los líderes educativos que son los maestros y los profesores, porque uno habla generalmente de los maestros, pero la preparación de los profesores para la escuela secundaria es preocupante, y tenemos 1200 profesorados funcionando en el país. Es una cifra que da pavura. Hay cosas que no hemos asumido, que la realidad del presente está en el aula en los alumnos y le damos una presencia más que importante al pasado. Días atrás, me contaba la rectora de un colegio privado del Gran Buenos Aires, que había pedido que cuando rezaran en las clases de catequesis se explicara cada palabra a los chicos de la escuela primaria, entonces en un segundo grado la catequista explica la oración y explica la palabra “amén”, ¿sabe lo que le dijo una niña de segundo grado?, revoleando su mano, “pero claro, igual que enter”. Como diciéndole para qué explicás tanto. Ahí hay dos tiempos históricos.

MHG: ¿Qué le diría a un maestro hoy en su día?
AVG: Le diría que llegara a descubrir en términos de vocación qué le falta para dar respuestas a las necesidades del aula. La vocación es un misterio. Pero si uno no la ha descubierto completa uno no se conoce, eso está hasta en el Quijote. El problema hoy es formar a los nuevos docentes y trabajar con los que ya ejercen para que descubran lo que les falta para llegar a ser capaces de descubrir las necesidades de sus alumnos, nada de lo humano le es ajeno… no estoy hablando de didáctica, estoy hablando de atender a personas.

Fuente: www.mariaherminiagrande.com.ar, 11/09/2010.

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