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Sigue vigente el testimonio de la Madre Teresa de Calcuta

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio El Espectador (FM 100,1) de Rafaela. Pasaron 43 años de la jornada histórica en nuestra ciudad y se escuchan testimonios de aquel sencillo acto con la presencia de una mujer modelo a imitar, siempre al servicio de Dios y de los pobres, que inició su obra en la India.

Por Emilio Grande (h.).- Los creyentes y no creyentes de todo el mundo respetan y valoran el testimonio de vida de esta mujer sencilla y humilde, quien estuvo en nuestra ciudad el 18 de setiembre de 1982 en la ceremonia inaugural de la gran misión, bajo el lema “Con Cristo y María, un pueblo de hermanos”, en un acto frente a la Catedral San Rafael, peregrinando personas de los 23 centros misionales rafaelinos y de las localidades de Susana, Villa San José, Saguier, Lehmann, Fronterita, Bella Italia y Presidente Roca, con la presencia de la imagen de la Virgen del Milagro transportada desde del santuario de Saguier.

También vino para habilitar una casa de su congregación Hermanas Misioneras de la Caridad en la ciudad de Frontera, al oeste del departamento Castellanos, donde actualmente hay una comunidad de 7 religiosas que atienden a unos 30 abuelos internados y dan comida diariamente a 20 familias. Además, visitó el Hogar Don Orione de San Francisco.

En la oportunidad se montó un altar ubicado en un amplio palco frente a la intersección de bulevar Yrigoyen con Belgrano y Rivadavia. El entonces obispo de la diócesis de Rafaela Jorge Casaretto presidió la misa concelebrada con sacerdotes de la ciudad y 60 misioneros pertenecientes a varias congregaciones del país, asistiendo miles de fieles.

La Madre Teresa había expresado: “Tenemos el honor de saludar juntos a la Madre de Jesús, que es también nuestra madre; a su hermosura, su inmaculada concepción, su perfección, su santidad y sus virtudes, su corazón tan puro, lleno de amor y de humildad, para que nos dé la capacidad de amar a Jesús como ella lo amó. Y expresamente a toda la gente que sufre los dolores y los rigores de la pobreza”.

La fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad y Premio Nobel de la Paz en 1979 había profetizado sobre un tema que tiene actualidad en la Argentina y el mundo: “El aborto es la mayor destrucción de la paz, porque la madre mata a su niño en su propio seno, a su niño que es la imagen de Dios, a su niño que nace para amar y para ser amado. El fruto de la oración es multiplicado en la fe, el fruto de la fe es el amor y el fruto del amor es el servicio. La voz del amor es la voz de la paz. Empecemos a amarnos unos a otros en nuestra casa, empecemos a rezar una y otra vez”.

La Madre Teresa fue la mensajera de la humildad, la paz y el amor. Aún después que se marchó tras la fugaz visita, quedó flotando un extraño sentimiento que percibieron quienes fueron conscientes del privilegio de ver y escuchar a esa sencilla persona internacional que sorpresivamente arribó a la ciudad.

Para mencionar, la escuela primaria Nº 1351 recibió el nombre de “Madre Teresa de Calcuta”, ubicada en el barrio Jardín de nuestra ciudad, y empezó a funcionar el 29 de mayo de 1995.

Al año siguiente de la muerte, producida el 5 de septiembre de 1997 (se cumplieron 28 años), se colocó una placa recordatoria, según la ordenanza municipal 3.140, en el piso de la nave central en la plaza 25 de Mayo, frente al inicio de bulevar Yrigoyen, lugar donde caminó hace 43 años.

Con motivo de la beatificación de la Madre Teresa por el papa Juan Pablo II en 2003, se realizó un acto de recordación el 19 de octubre de ese año, descubriéndose un busto construido por el Municipio, cercano a la placa mencionada, en el que participaron autoridades municipales y eclesiásticas.

Durante una multitudinaria celebración ante unos 100.000 fieles de distintos lugares del mundo en la plaza San Pedro del Vaticano, el papa Francisco canonizó en 2016 a la Madre Teresa, expresando que “que nos ayude a entender que nuestro único criterio de acción es el amor gratuito, libre de cualquier ideología y ofrecido a todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión”, destacando su valor al hacer “sentir su voz a los poderosos de la Tierra para que reconocieran sus culpas ante los crímenes de la pobreza creada por ellos mismos”.

Finalmente, ya pasaron más de cuatro décadas de aquella jornada histórica en Rafaela y todavía se escuchan testimonios de aquel sencillo acto con la presencia de una mujer modelo a imitar, siempre al servicio de Dios y de los pobres, que inició su obra en la India.

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