CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 30 agosto 2006 (ZENIT.org
Al dirigirse a los ocho mil peregrinos congregados en el Aula Pablo VI del Vaticano, el pontífice les presentó el ejemplo del apóstol san Mateo, recaudador de impuestos, quien al recibir la invitación de Jesús a seguirle le respondió inmediatamente.
«Esto significaba para él abandonarlo todo, sobre todo una fuente de ingresos segura, aunque con frecuencia injusta y deshonrosa», explicó el Santo Padre.
«Evidentemente –añadió– Mateo comprendió que la familiaridad con Jesús no le permitía continuar con actividades desaprobadas por Dios».
Al analizar la figura de Mateo, el Papa sacó una lección: «hoy tampoco se puede admitir el apego a lo que es incompatible con el seguimiento de Jesús, como son las riquezas deshonestas».
Por eso, recordó, las palabras de Jesús siguen teniendo hoy la misma actualidad que hace dos mil años: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme» (Mateo 19, 21).
«Esto es precisamente lo que hizo Mateo: ¡se levantó y le siguió! –constató–. En este «levantarse» se puede ver el desapego a una situación de pecado y, al mismo tiempo, la adhesión consciente a una nueva existencia, recta, en la comunión con Jesús».
La llamada de Jesús a Mateo es particularmente significativa, explicó al mismo tiempo el Santo Padre, si se tiene en cuenta que los recaudadores de impuestos eran considerados en el contexto histórico en el que se movía Jesús como pecadores públicos.
«Hay un dato que salta a la vista –reconoció el obispo de Roma–: Jesús no excluye a nadie de su amistad».
Anunciar el Evangelio, añadió, «consiste precisamente en esto: ¡en el ofrecimiento de la gracia de Dios al pecador!».
«Con la figura de Mateo, por tanto, los Evangelios nos presentan una auténtica paradoja –concluyó–: quien se encuentra aparentemente más lejos de la santidad, puede convertirse incluso en un modelo de acogida de la misericordia de Dios y dejar vislumbrar sus maravillosos efectos en su existencia».
La catequesis del Papa continuó con la serie de reflexiones sobre los doce apóstoles y los orígenes de la Iglesia que está ofreciendo en las últimas semanas, en las que ya ha meditado sobre las figuras de Pedro, Andrés, Santiago el Menor, Santiago el Mayor y Juan.
La audiencia tuvo lugar en el Vaticano a causa del elevado número de peregrinos, pues no hubieran podido contar con espacio en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo, donde Benedicto XVI transcurre estos días de verano.