¿Quién era Don Juan Florentino Bienvenido Basso? Un luchador nato y emprendedor incansable, incidió marcadamente en el devenir socio-económico de Rafaela y la región a través de la creación de innumerables empresas, la generación de puestos de trabajo y una activa participación en entidades empresarias, deportivas y sociales. Su contribución, signada por un fuerte compromiso, no estuvo exenta de una notable visión de futuro, sentido de la oportunidad y ansias de crecimiento individual y comunitario.
Hijo de Rosa Ángela Nocco y José Basso, nació un 13 de agosto en la localidad de Humberto Primo, donde cursó sus estudios primarios. Algunos años después, en 1931, se trasladó junto a sus padres a la población de Seeber (Córdoba) donde se desempeñó en diversas actividades, colaborando con la economía familiar y con el crecimiento de sus nueve hermanos menores.
En 1946 Don Juan F. B. Basso se radicó definitivamente en la ciudad de Rafaela desarrollando una de sus primeras actividades laborales en la tradicional Mueblería Scossiroli donde alcanzó la gerencia y supo construir valiosas relaciones con una comunidad que le abría las puertas. Su afán de progreso lo llevó a encarar simultáneamente a su actividad comercial en la tradicional mueblería, varios emprendimientos, como la empresa de excursiones turísticas que contaba con un solo colectivo y los fines de semana organizaba salidas al santafesino «Parque Sur» o se aventuraba a lugares más distantes como Mendoza o Termas de Río Hondo cuando las vacaciones de Don Juan, que dejaba la oficina para hacer de chofer, lo permitían. Esta empresa llevaba el emblemático «BBB» -que seguiría a Don Juan a través de varios emprendimientos- pero en este caso por «Basso, Bertolotti y José Baronetti». Otra de las empresas fue una fábrica de potes de cartón que funcionó en la intersección de calles 3 de Febrero y Carlos Pellegrini y que dio paso -en esta cadena de emprendimientos- a la recordada fábrica de mermeladas «Dul-Cas» que alcanzó cierta notoriedad en el mercado y años más tarde ya lanzaba su producto «estrella»; el zapallo en almíbar. Esta empresa que Don Juan demostraba un incipiente perfil industrial estuvo ubicada inicialmente en calle Caseros y posteriormente en Bv. H. Yrigoyen.
Durante 1963 fundó, junto a sus dos socios, Dante Beninca e Italo Bottero, la productora de válvulas para motores a explosión: Basso, Beninca y Bottero SAIC. Empresa que en 1985 adquiriría la denominación de Basso S.A. a través de la adquisición accionaria al resto de los socios. Junto a esa empresa, creó una de las marcas comerciales con más trayectoria del autopartismo argentino: «Válvulas 3B».
En 1966, se constituyó en el primer presidente y miembro fundador de la Cámara de Industriales Metalúrgicos del Centro Comercial e Industrial del Dpto. Castellanos.
A principios de la década del ’70, más específicamente en 1971, gestionó la primera exportación de Basso, Beninca y Bottero SAIC, que lo erigió en uno de los pioneros del comercio exterior autopartista de Rafaela y la región.
Ya en 1977 encabezó una de las primeras misiones comerciales a países de América Latina (Perú, Ecuador y Colombia) junto a empresarios de la ciudad y otras localidades de la Pcia. de Santa Fe.
En 1978 fue miembro fundador de la Cámara de Comercio Exterior ocupando el cargo de presidente en 1984.
Entre los años 1980-1982 ejerció la presidencia del Centro Comercial e Industrial del Dpto. Castellanos.
En 1986 fundó junto a sus hijos José Luis y Juan Carlos, Motor Parts S.A., empresa dedicada a la producción de válvulas para motores de competición y alta performance, en la localidad de Lehmann.
El éxito alcanzado en sus actividades industriales y empresarias lo consagraron en septiembre de 1987 como «Empresario del Año», galardón, otorgado por la Confederación General de la Industria, que recibió de manos del que fuera, por aquel entonces, presidente de la Nación; Dr. Raúl Alfonsín.
Su pujanza sin límites lo llevó a desarrollar su propia cadena de distribución bajo la denominación «Valper» en las ciudades de: Rafaela, Córdoba, Rosario, Buenos Aires y Mar del Plata.
Entre las instituciones que lo contaron como uno de sus más relevantes directivos, se pueden mencionar además a: CIFARA (Cámara Industrial de Fabricantes de Autopartes de la República Argentina), C.G.I. (Confederación General de la Industria) y COPROFOI (Consejo Provincial de Fomento Industrial). Además tuvo una activa participación en la Comisión Pro desarrollo de Rafaela, a través de la vicepresidencia Primera, constituida a partir de tres objetivos fundamentales: la realización del acueducto Esperanza-Rafaela, que en 1980 vio cristalizada la obra de abastecimiento de nuestra ciudad desde el acuífero Pampeano-Puelche, la creación de un Parque Industrial para nuestra ciudad y la radicación de la Universidad Tecnológica Nacional. Tres conquistas que sin dudas, lo tuvieron como protagonista.
En el ámbito religioso fue en tenaz colaborador de la diócesis local junto al Padre Corti y muchos otros sacerdotes. Su pasión por el deporte lo llevó a ser un activo colaborador del Club Atlético Ferrocarril del Estado, Atlético de Rafaela y de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
Falleció el 18 de febrero de 1990, a la edad de 67 años.
Homenajes
Dos obras de importancia lo recuerdan en la localidad de Lehmann. El jardín N° 267, y el principal ingreso a la población desde Ruta 34. En Vila, uno de los circuitos más emblemáticos de la categoría zonal «Midget» también lleva su nombre y habla a las claras de su capacidad de dejar huella en distintos ámbitos. En Rafaela, el Jardín Maternal del Barrio Amancay, donde desde 1974 funciona la productora de válvulas para motor, fue denominado así en honor a este emprendedor.
Fuente: https://diariocastellanos.com.ar/