La sequía y las altas temperaturas récord han impactado de lleno en la producción: según la Bolsa de Cereales, la producción de soja será de 25 M tn, frente a 44 M de 2022, y la de maíz de 36 M tn, vs 52 M el año anterior. Será la producción más baja desde 2001. En 2018/19, la producción de granos había sido de 137 M tn; para este año se estima 84 M, unas 50 M de tn menos. El stock vacuno ha sufrido pérdidas irreparables, por incendios, falta de pasto y agua, sobre todo en la provincia de Corrientes, y en otras también. Lo mismo ocurre con la producción láctea, con los mismos problemas.
Se perderán ingresos de exportación en 2023 en el orden de USD 21.000 M, una caída de 45% de las exportaciones agroindustriales totales. El problema de la falta de reservas en el BCRA se agravará, faltarán más importaciones, y los problemas en la cadena de pagos agropecuaria en todo el país serán severos.
El gobierno anunció una serie de medidas tributarias y crediticias el 31 de enero pasado, antes del agravamiento de la sequía, y hasta ahora se ha implementado poco y nada.
Desde CRA le queremos recordar al nuevo gobierno que asuma el 10 de diciembre, que en abril de 2018 el gobierno anterior al actual entró en crisis de Balanza de Pagos, con cesación de colocación de deuda pública voluntaria internacional por la desconfianza, fundamentalmente debido a la sequía de esa campaña, y a otros problemas. Luego debió recurrir al FMI, y la economía no se recompuso más desde entonces.
Con las retenciones, este gobierno no nos escucha; se lo decimos al próximo gobierno: al eliminarlas gana el país. Un informe realizado por Ernesto O’Connor, economista jefe de CRA demostró, por ejemplo, que al eliminar las retenciones al trigo desde 2016, cuando la superficie sembrada pasó de 3 M a 7 M de hectáreas de producción del cereal. Sería bueno repetir aciertos, y no errores, eliminando las retenciones y dando un impulso exportador con convicción a toda la producción agropecuaria y de economías regionales. Además, con un tipo de cambio único.