Por María Inés Adorni.- ¿Estamos listos para esta Navidad? ¿Estamos listos para darle un regalo al Señor?
Esta Navidad es una Navidad especial, en donde se observan las vidrieras llenas de colores y luces, acercándose la Navidad, el mundo para para recordar al redentor, la Navidad y las gracias se van sintiendo en todos los corazones que creen en ella.
Nuestro corazón se llena de alegría.
Pero esta Navidad es muy especial, porque en este mundo por un lado nos encontramos en guerra, una crisis económica muy fuerte, una crisis moral, en fin, es una Navidad que en medio de las alegrías, de la cercanía de la venida del redentor, la penumbra, el miedo y la incertidumbre también toca el corazón y en nuestro corazón se dan varios sentimientos, unos buscan más aferrarse a Dios, otros se dejan llevar por la indiferencia, otro mundanismo, fiestas y todos los vicios posibles.
Pero uno se pregunta, en la situación en donde nos encontramos, en la situación en donde es un gesto bonito en donde vamos a estar dando regalos para demostrar el cariño, para demostrar el afecto, para recordar ese gran regalo que Dios nos dio para redimirnos y viniendo al mundo, para salvarnos.
¿Cuál es el regalo que nosotros le vamos a dar al niño Dios?
Si el niño Dios se apareciera, ciertamente nos colocaríamos de rodillas, ¿qué le entregaríamos?
Nuestro regalo, nuestra donación al niño Dios.
En este mundo, que las tinieblas quieren apagar la Navidad, en este mundo que quiere apagar esta esplendorosa noche, el niño Dios busca almas que quieran repararse, convertirse, que quieran reparar tantas ofensas, tantos sacrilegios, almas que reconozcan su error y entreguen ese corazón humillado al redentor.
Esa noche de frío el niño Jesús le pidió a Dios que encuentre alguien que realmente quiera darle un regalo al él, ese corazón que reconoce su falta pero que adora a su Señor.
Nos acercamos cada vez mas a este acontecimiento tan hermoso, que nunca las tinieblas podan apagar, pero cuanta reparación, cuanto hay que pedir perdón, cuanto hay que buscar la conversión.
No dejemos pasar este tiempo de misericordia, tiempo de gracia que el Señor nos da y nuestro propósito es entregar ese regalo al niño Dios.
Sembrando semillas de fe…