Por María Inés Adorni.- La vida pasa, el sendero está allí, es el angosto y solo unos pocos pasan…
Los fieles con sus penas son millares los que ruegan, con sus llantos se arrodillan aclamando por sus vidas.
Mientras se va la vida, de una niñita, de una abuelita, lloran por la injusticia…
Con el duelo entre sus brazos oran.
La guerra, la destrucción, la violencia, las injusticias, la pobreza y el desazón.
¡Ay, se va la vida…!.
Mientras oran por la injusticia.
Somos muchos en este mundo y al prójimo le damos la espalda, el mundo está enfermo.
Debemos convertirnos, la Virgen el 5 de agosto día de su nacimiento dice al mundo:
“Prepara el corazón para reparar, para sanar, rezar por tres días, ayunar pan y agua, rezar el santo rosario. Confesarse el 5 de agosto, tres días de ayuno y de oración continua.
El amor y la alegría reinará en sus corazones. Las gracias estarán allí.
“Mis queridos hijos estoy con ustedes para guiarlos en el camino de la conversión, con sus rezos, estarán junto con mi hijo, con la esperanza del corazón que vence todo mal, perdonen a los que les hacen el mal, y caminen por el camino de la santidad, los conduzco a mi hijo para que él sea para ustedes camino, verdad y vida”.
Nuestra madre de la misericordia sigue llamando a sus hijos que se conviertan.
Con cuanto amor nos guía para llevarnos junto a su corazón inmaculado.
El rosario es el arma más poderosa para derrocar al mal.
El amor triunfará…