Restaurando nuestra alma: esperamos al Mesías…

Es hora de dejar de ser tan materialistas y de pensar en hacer regalos a los demás, pero no se dan cuenta que hay que regalarle es a Jesús porque es su cumpleaños. El secreto de la felicidad está en hacer la voluntad del Señor para cada temporada de mi vida.

Por María Inés Adorni.- ¿Cuánto vale Jesús para mí? Queridas almitas, les voy a hablar de parábolas. También el reino de los cielos es semejante a un comerciante que busca buenas perlas, y que cuando encuentra a una perla preciosa, va y vende todo lo que tiene, y compra la perla (Mateo 13: 45-46).

Jesús es el comerciante y busca esa bella perla para comprar y ¿cómo compra esa perla?, por medio del amor que te lo demuestra siempre desde que naciste, como ser lo que siempre te brindó, el amor, te regaló una familia, que es la familia de Nazaret, dones, para utilizarlos con amor y servicio a los demás, porque Jesús es amor, servicio, la verdad y la vida, es el camino.

Falta poco para una nueva Navidad, para celebrar el nacimiento de nuestro Señor. Podrían pensar en el regalo que le vamos a dar este año a Jesús. Es hora que se empiecen a darse cuenta, es hora de dejar de ser tan materialistas y de pensar en hacer regalos a los demás, pero no se dan cuenta que hay que regalarle es a Jesús porque es su cumpleaños.

En la Noche Buena el invitado especial en la mesa es Él. Empecemos a festejar la vida, el amor, el servir al prójimo, como hacía Jesús. Me gustaría proponerles que en esta Navidad demos hasta que duela como decía la Madre Teresa de Calcuta.

Nuestro prójimo está al lado nuestro, brindarles nuestro amor y apoyo incondicional es lo más hermoso, como hizo Jesús en la última cena de lavar los pies a sus discípulos como ejemplo de amor y servicio.

¿Cuánto vale mi vida para Jesús?

Asimismo, el reino de los cielos es semejante a una red que, lanzada al agua, recoge toda clase de peces (Mateo 13: 47-51). Una vez que se llena, la sacan a la orilla, los pescadores se sientan a echar el buen pescado en cestas y desechan el pescado malo.

Así será el fin del mundo: los ángeles saldrán y apartarán de los hombres justos a la gente malvada y a esta gente la echarán en un horno de fuego. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. Jesús les preguntó: ¿Han comprendido todo esto? Ellos respondieron que sí Señor.

La cena del Señor: allí está el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El que come de mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.

Es un regalo de vida eterna. Él está en nosotros y nosotros con Él. Todos los hijos de Dios merecen el perdón, por eso merecen la eucaristía.

La humildad de Jesús: la humildad, la entrega, el amor. El primer paso para ser su discípulo es el bautismo, es vivir la vida para Jesús. (Mateo 28).

Todos necesitamos una referencia, cuando somos pequeños imitamos lo que vemos, en el libro de Proverbios cuando leemos cómo una persona llega a ser sabia, la primera es que el sabio aprende que Dios existe, además aprende por lo que ve y oye. El Salmo 26, 8: Oh Señor, yo amo la habitación de tu casa y el lugar donde habita tu gloria.

Ser como Él

Estamos llegando a fin de año, pensamos en los objetivos que debíamos cumplir en nuestras vidas y si somos felices. Te preguntaste si eres feliz. ¿Qué es ser feliz?… Es estar satisfecho con la vida y contento. Experimentar alegría y libertad emocional. Tener una realización de propósito y organización. Disfrutar de relaciones significativas y saludables. Y decimos tengo una casa, un auto una familia, etc.

¿Soy cristiano? ¿Somos felices realmente? Cuando vemos a Jesús en distintas facetas de su vida, por ejemplo, en un casamiento convirtiendo en un buen vino, pero también lo vemos llorar y enojarse por los fariseos o los discípulos, pero también nos preguntamos… ¿Jesús fue feliz? Con todo lo que le pasó, o tenía que esperar ir al cielo para ser feliz.

Lo que dice Juan 17: 12: Ahora regreso a donde tú estás, le dice a Dios, pero digo esto mientras estoy en el mundo hasta que mis seguidores están felices como yo.

Ahora si lo vemos a Jesús que pasó por muchas cosas que sufrió tanto y en ese momento justamente más crítico de su vida, estaba orando para que nosotros seamos felices como él. Quiere decir que nosotros tenemos esperanza. Si lo imitamos a Él podemos ser felices.

La felicidad no radica en un estado de ánimo ni en las circunstancias, la felicidad plena no tiene que ver con la irracionalidad con lo que sentimos con nuestra emoción, aún que las circunstancias sean adversas o complicadas o felices.

Hay una historia de un hombre, Lucas 12 del 16 al 24: Luego Jesús a sus discípulos le contó una historia: Un hombre rico tenía un campo fértil, que producía buenas cosechas, y se dijo a si mismo ¿qué debo hacer?, no tengo tanto lugar para almacenar tanta cosecha, entonces pensó y dijo ¡ya sé que voy hacer!, haré graneros más grandes para tener más lugar y obtener lugar suficiente para almacenar todo lo que viene de mi negocio, luego me pondré cómodo y me relajaré, comeré y beberé, pero Dios le dijo: Necio, tu alma esta noche la vienen a buscar y ¿quién se quedará con todo aquello por lo que has trabajado?

Así es el que almacena cosas todo el año y no es rico en su relación con Dios, es un necio. No está mal crecer, Dios le dio ese don a personas emprendedoras, que tienen esa capacidad de fructificar, el problema de este hombre era que no disfrutó de cada momento, dejó pasar el más preciado regalo que Dios nos da que es el tiempo y disfrutar en ese camino, cada momento, ser agradecido porque Dios está a nuestro lado acompañándonos.

La felicidad no radica en alcanzar ese objetivo y esperamos a ser feliz cuando tenga mi casa propia, la lotería, ese auto y trabajamos sin descansar, sin darnos cuenta que nuestros hijos están allí pidiéndonos jugar a la pelota, que nuestro compañero de vida espera una charla o un abrazo o un te quiero… En la vida no hay que esperar los frutos, sino que tenemos que disfrutar, a veces se nos hace difícil, claro que sí, la vida es así.

Disfrutar el proceso, disfrutar el camino. No es una cuestión de mi estado de ánimo que todo salga bien, no ser necios. Ser agradecidos lo que nuestro Padre nos da cada día desde la fortaleza, los dones en el trabajo, la humildad y el amor.

Y el tiempo, el hermoso regalo en nuestras vidas. El tiempo pasa muy rápido, no nos damos cuenta, el desperdicio del tiempo, con cosas como el celular y la computadora.

No dedicamos tiempo a lo más importante, la familia y a Jesús. El tiempo no se pierde, el tiempo se malgasta, ese regalo que nos dio a cada uno. Malgastas tu tiempo en mirar el pasado, al mirar las vidas ajenas, o pensar en el futuro. El futuro, no está bajo nuestro control. A veces trabajamos demasiado y no sabemos parar para disfrutar, cuantas veces hasta nos llevamos trabajo a casa. No tomamos el tiempo para detenernos.

Fíjate que Dios hizo un mundo maravilloso en seis días y descansó el séptimo para ver y contemplar su creación. Sentarse y ver la naturaleza debemos hacerlo siempre.

Tengan cuidado, no vivan como necios, sino como sabios aprovechando al máximo cada momento oportuno. Entiendan cual es la voluntad del Señor. El secreto de la felicidad está en hacer la voluntad del Señor para cada temporada de mi vida. Hacer la voluntad de Dios, aprendamos a escucharlo, Él está en nuestro corazón siempre.

Y para lo que no saben escucharlo, siempre nos está golpeando la puerta de nuestro corazón para entrar, solo debemos prestar atención. Lo primero, ser humildes de corazón y prestar atención, porque muchas veces nos toca a la puerta, no nos damos cuenta, Él respeta esa pueta porque no la derriba, solo deja que lo escuches…

Por eso, en tiempo de Adviento, te invito a acogerse y ver a nuestro alrededor al que nos necesita… porque ahí está Él, está Jesús. Ha, me olvidé este 25 es el cumpleaños de Jesús.

Sembrando semillas de fe…

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