Por María Inés Adorni.- A veces, en la soledad, no tenemos un abrazo, un consuelo, pero cuando me doy cuenta, tú estás.
Cuando llamo, tú me contestarás, si te necesito, tú estás, tu estás en mi soledad.
Si me pierdo del camino, me vienes a buscar.
Aún en la oscuridad, siempre estarás, a mi lado de la mano, en el camino de la verdad.
Tu eres mi fuerza, mi escudo ante tanta maldad, si vistes los campos de flores, es porque tu siempre me cuidarás, las señales a diario, llenan el alma de gozo, como el trinar de los pájaros, dan la paz en el nuevo día. Y sé, que estoy viva.
En ti confío que no me dejarás, y si cuidas de las aves, yo sé, que me cuidarás.
Cuando siento, esa soledad, que no tengo valor, me recuerdas que tu y yo soy, en la oscuridad, esa luz que junto a vos iluminará, hasta la eternidad.
Siempre me encontrarás, a tu lado, mi escudo, ante tanta maldad, de tu mano, juntos venceremos en el amor hasta la eternidad.
Siempre fuiste por mí, nunca me dejaste ir, siempre escucho tus promesas.
Eres mi escudo, mi defensor, en todo lugar siempre irás por mí.
En ti confío, que no me dejarás, y si cuidas de las aves, yo sé que me cuidarás.
Tú me cuidarás, y nos cuidarás. Sembrando semillas de fe…
