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Restaurando nuestra alma

Por María Inés Adorni.- Queridos lectores. Cuenta una historia de un padre con su hijo.

El padre le dice a su hijo, cuando te gradues te regalaré un bien muy preciado para mí.

Ese bien muy preciado es un regalo que me hizo tu abuelo.

El hijo muy entusiasmado le pregunto que era, y el padre respondió que era un reloj de bolsillo.

Cuándo te lo obsequie llévalo a una casa de empeño y pedirle que te digan cuánto vale, el hijo fue y le comentó a su padre que le ofrecían docientos dólares, me dijeron que como se veía muy viejo y desgastado valía eso.

Entonces su padre le respondió ahora llévalo de un relojero y éste le ofreció trescientos dólares porque era muy viejo y no se conseguía repuestos para hacerlo marchar.

Entonces el padre le dijo que porqué no vas de un coleccionista.

El hijo fue y éste lo atendió con mucha amabilidad y le sonrió cuando lo vio y le ofreció veinte mil dólares a cambio.

Era un reloj muy buscado. Entonces el padre le dijo a su hijo…

Mirá yo quería que supieras que si estás en un lugar correcto te valoran de la forma correcta, si no eres valorado no te enojes, significa que estás en el lugar equivocado, aquellos que reconocen tu valor son aquellos que te aprecian y nunca te quedes en un lugar donde no te valoren.
La vida es tan corta, como para no ser feliz.

Papá a donde quieras que estés yo te estaré aquí esperando, lo que sea necesario.

Te esperaré todo el tiempo. Un llamado me haría muy feliz, te aseguro que no perderé las esperanzas nunca. El dinero llena tu corazón en cambio el mío está cristo.

Espero que un día te des cuenta lo que te necesito, soy víctima de mucha injusticia y de violencia, pero llevo la cruz de la pasión de Cristo y encuentro consuelo con la fe, me fortalece y me dan esperanza.
Te quiero papá… Sembrando semillas de fe.

Queridas  almitas….

Hoy hablaremos del amor incondicional.

El amor maternal tiene como caracteristica  ser incondicional.

La madre ama a su hijo porque existe y es él, no lo ama porque ese hijo es de una determinada manera. Tampoco deja de amar cuando el hijo se equivoca. Este amor nos recuerda al verdadero amor incondicional de Dios.

El amor, las enseñanzas son transmitidas a través de la mirada, el abrazo, el consuelo y la disciplina materna. Ese amor incondicional ofrece seguridad para él. Ofrece certeza de que siempre habrá unos brazos a donde volver a refugiarse, sin importar la edad de los hijos.

Las mamás lo vemos siempre pequeños por más que crezcan.

Un día me pasó que mi ex marido me arrebató a mis tres hijos y mi vida nunca volvió a ser la misma.

Cuando me fueron arrebatados no me lo esperaba. Fue un golpe muy grande. Tuve que aprender a ser fuerte no estaba sola tenía mis amigos sacerdotes y mucha gente que está hoy a mi lado, dándome fuerzas y esperanzas.

Soy una mujer cristiana y de mucha fe, sufrí mucho, pero la fe fortalece y mucho, hoy ya son grandes, son tres personajes con sus propias ideas y ambiciones.

No los volví a ver más. Para mi eso no fue tiempo, fue una agonía, y lo sigue siendo.

La vida no es el color de rosas que todos tanto queremos.

La esperanza de volver a estar con ellos, saber de ellos darles un beso, un abrazo reirnos juntos como en los viejos tiempos.

Acercarse al Señor, unir nuestros corazones en Cristo, recobrar la paz y felicidad, estar pendientesel uno para el otro.

Siempre me gusta recordad que los ideales casi perfectos que tenemos para nuestras familias y para nuestros hijos son muy bonitos y es muy bueno tenerlos.  Pero también deberíamos saber adaptarnos, y luego de un proceso seguir siendo felices a pesar que las cosas no se dieron como habíamos soñado.

Las mamás aman y luchan por sus hijos.

Si alguna mamá no pudo criarse con su mamá, no contó con su presencia y cuidados, sepamos que nuestra mamá la virgen María, nos cuida y nos protege, consuela, nos abraza y nunca se olvida de nosotras.

A mis queridos hijos un beso y un abrazo con todo mi amor incondicional. 

Sembrando semillas de fe.

El amor tiene muchas formas de expresarse

Queridos lectores. Ama a tu entorno con la escucha. El amor tiene muchas formas de expresarse. Una de esas formas es la escuchar.

La mayoría de la veces oímos y no escuchamos.

Todas las personas tenemos la necesidad de expresarnos, comunicarnos.

La comunicación tiene dos aspectos, la persona que habla y la que escucha.

Muchas veces cuando escuchamos nos ponemos nerviosos por pensar en que le respondemos al otro, a nuestros amigos, a nuestros hijos, etc, y no perdemos los detalles de la escucha. Si escuchamos profundamente nos daría la posibilidad de contestar más inteligentemente.

Es difícil mantener un diálogo con una buena escucha, debemos saber interpretar los sentimientos, pensamientos que están detrás de esos dichos, es decir lo que no dice.

Observando las pausas, los silencios, el lenguaje del cuerpo, así llegaremos a comprender la verdadera necesidad de la persona a quien escuchamos.

Vivimos en la era del individualismo, estamos muy pendiente del celular, y no hay tiempo para conversar.

Una pregunta… ¿Amamos cuando escuchamos?

La persona se siente apreciada y aceptada, cuando creamos un clima de confianza.

Y si hay diferentes opiniones , se reducen las tensiones y conflictos.

Entonces aprendamos de Jesús que brindó en cada entrevista el tiempo que nosotros necesitamos para ofrecernos la salvación. Sembrando semillas de fe.

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