El Círculo de la Prensa de Rafaela expresa públicamente su repudio a las posturas negacionistas en relación a la última dictadura instaurada en Argentina desde el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983.
En un contexto en donde se hace cada vez más imperioso defender los valores de la libertad de expresión, el respeto por el prójimo y los valores de la democracia, perder de vista la historia oscura reciente de Argentina y los sucesos aberrantes que sucedieron en el proceso antidemocrático -públicamente juzgado por el Poder Judicial de la Nación-, el Círculo de la Prensa de Rafaela se expresa frente a la sociedad con el enérgico repudio que desde esta institución, y de manera unánime, sostenemos con menciones, comentarios, expresiones públicas y posturas que nieguen parte de la historia nacional.
Frente a las menciones que estuvieron escalando en los últimos días por parte de profesionales del periodismo, en relación a la película “Argentina, 1985” y los ámbitos estatales en donde la misma se proyecta, tildando de “película pro-terrorista” a la misma, nos vemos en la necesidad ética y moral de rechazar ese tipo de comentarios.
“Argentina, 1985”, es una película de importancia histórica, que si bien no deja de ser una representación artística, representa fielmente el Juicio a las Juntas llevado adelante en el año 1985, juicio que pone a la Argentina a la vanguardia de los derechos constitucionales y los derechos humanos en el mundo.
Argentina es un país de vanguardia en materia de derechos humanos, y los discursos revisionistas no hacen otra cosa que abonar el terreno para la propagación de discursos de odio, con la peligrosidad que esto conlleva en el contexto de conmemoración de los 40 años de democracia ininterrumpida.
En distintos países del mundo, actitudes negacionistas de este tipo están penadas por ley y configuran un delito
Desde el Círculo de la Prensa de Rafaela creemos en las diferencias, en el diálogo como herramienta y en el consenso como construcción de resultados, y asimismo creemos que este tipo de actitudes, llevadas adelante por profesionales de la comunicación con experiencia periodística, representa una actitud totalmente provocativa, que lejos de construir, erosiona las bases sobre las cuales se asienta la democracia en sus 40 años.
