En un reportaje concedido al portal «Bichos de Campo», la diputada Alcira Figueroa, sostuvo que el reciente proyecto presentado con su firma, para modificar el Consejo Directivo del INTA fue «mal interpretado» y que el proyecto no pretende lo que está escrito y firmado.
Sobre la calificación de la idea primigenia, ya se ha manifestado en consonancia el país productivo y los distintos nucleamientos de profesionales vinculados al agro, que han descalificado la misma desde todos los ángulos posibles.
Pero no podemos dejar pasar las increíbles declaraciones de la propia autora, que ahora pretende hacernos creer, que su intención no fue quitar la representación de las cuatro entidades del campo del Consejo y relegarlas a un Consejo Asesor, creado por el propio proyecto, ni tampoco que impulsó el ingreso al Consejo del INTA, enumerándolos en forma taxativa de solo entes públicos estatales.
Repudiamos la liviandad con la que pretende justificar una idea lamentable y nos deja la amarga sensación que se puede decir o presentar cualquier cosa en el Congreso y después desdecirse sin pudor, como si quienes leemos los proyectos presentados, fuésemos incapaces de comprender su lectura.
No interpretamos mal los lectores, en todo caso quien presentó tan torpe idea, no tuvo el coraje ni la valentía de sostenerla, se vio desbordada por el repudio unánime del campo argentino y el nulo acompañamiento de sus pares y prefirió endilgar a una «mala interpretación» la lógica reacción de los perjudicados.
Lamentamos el proyecto y sus posteriores dichos y sostenemos la esperanza que los proyectos de leyes que trata el Congreso Nacional vienen precedidos de mayor rigor técnico, al punto de sostener las ideas con los textos.