Por Emilio Grande (h.).- El Dr. Juan Eduardo Fleming, embajador de carrera (ingresó en 1966 y se retiró en 2013), brindó anoche una charla sobre la cuestión Malvinas, en el Salón Verde del edificio municipal, organizada en forma conjunta por la Municipalidad de Rafaela, el Colegio de Abogados de la V Circunscripción y la sede Rafaela de la Universidad Católica de Santiago del Estero.
La apertura fue de Jorge Muriel (secretario de Gobierno y Participación del Municipio) y la presentación a cargo del Dr. Rodolfo Zehnder. También estuvieron presentes la secretaria de Educación municipal Mariana Andereggen, Carlos Tartaglia (presidente del Centro y Museo de los veteranos de la guerra de Malvinas de Rafaela y la Región), alumnos de la cátedra de Derecho Internacional Público de la UCSE DAR, entre otros.
“La charla es, principalmente, la experiencia en la sección de intereses argentinos de la Embajada de Brasil en Londres (1982-1988), denominándose diplomacia en ausencia de relaciones diplomáticas”, destacó en una entrevista con este cronista.
Por esos años las relaciones diplomáticas con el Reino Unido estaban rotas como consecuencia del conflicto bélico del Atlántico Sur y Brasil fue el Estado encargado de atender los asuntos de Argentina en relación al Reino Unido, mientras que Suiza hacía lo propio respecto de este último.
Y agregó: “Me tocó el privilegio y el honor de quedarme en una circunstancia muy trágica y triste para el país, no por el hecho de recuperar las islas sino por las vidas que se perdieron durante un Gobierno de facto que tomó la decisión apresurada. Eso significa que estamos lamentando que de haber seguido la vía diplomática, posiblemente, estaríamos en una situación distinta y el tema no estaría fuera de la agenda con el Reino Unido por así decirlo”.
Entre otros cargos y distinciones, Fleming fue embajador en la República Checa, director de Europa Occidental de nuestra Cancillería, representante argentino ante el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, master en Economía de la Universidad de Nueva York, jefe del Departamento de Cooperación Internacional de la Cancillería, funcionario de la embajada argentina en el Reino Unido (1980-1982) y en la República Federal de Alemania (1991-1996), miembro de CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales), entre otros.
Ha recibido condecoraciones de España, Alemania, Francia, Italia, Suecia, Japón y República Checa. Es doctor honoris causa en Filosofía de la Universidad de Olomouc (República Checa), país donde obtuvo medalla de su Academia Nacional de Ciencias por sus aportes en la relación bilateral.
-Pasaron 41 años del desembarco militar en las islas, ¿cuáles fueron las consecuencias de la decisión que tomó el gobierno militar?
-Una de las consecuencias es que el tema es inabordable por la resistencia férrea del Reino Unido y nuestro interés en que el tema sea objeto de tratamiento y negociación para encontrar una solución; lo tenemos en la cláusula transitoria de la Constitución Nacional en la reforma de 1994.
-¿Pero no se avanza?
-Se podría decir que una fuerza irresistible choca un objeto inamovible.
-En este contexto, ¿cuáles son las aspiraciones de la Argentina en materia diplomática?
-No estoy en ejercicio de funciones; si lo estuviera no estaría en capacidad de hablar de lo que sería la política exterior argentina, pero entiendo que el objetivo es encontrarle una solución a la disputa para poder dar cumplimiento a la cláusula transitoria de la Constitución es un objetivo fundamental, de primera línea.
-¿Cuáles serían las estrategias geopolíticas?
-Por de pronto, si realmente queremos sentarnos a conversar primero y a negociar después, debemos tener un tratamiento que no se vea como provocativo, digamos cortante, mostrando una predisposición al diálogo y a no cerrarnos. En muchas ocasiones tomamos actitudes, más bien no son conducentes al diálogo. Hay que tener presente que la Argentina ha hecho mucho para tratar el tema, pero no fue suficientemente correspondido por el Reino Unido; en cierta forma Reino Unido tiene que comprender que es un tema que no puede estar fuera de la agenda porque incluso las Naciones Unidas a través de su resolución después del conflicto 37/9 de noviembre de 1982 dijo que la disputada debía ser solucionada vía negociación.
-¿La ONU sería un espacio de diálogo o que otro ámbito?
-Creo que la ONU sería por excelencia el espacio de diálogo; no vislumbro otro país que quiera; puede ser que lo exista, yo desconozco.
-En cuanto a las aspiraciones, ¿la Argentina podría llegar en algún momento a compartir la soberanía?
-El gobierno británico en 1974 le ofreció al gobierno del presidente Perón el condominio, quien dijo que aceptemos inmediatamente, incluso está registrado en los medios periodísticos, pero lamentablemente a las tres semanas falleció. Debido a que faltó una respuesta diciendo que el Gobierno aceptaba, el Reino Unido terminó retirando el ofrecimiento y quedó trunco.
-En los últimos años hubo avances con el reencuentro de ex combatientes de ambos países y también fue repatriada una imagen de la Virgen de Luján que había sido llevada a Londres.
-En materia humana hay una relación de recíproco entendimiento y respeto mutuo porque el comportamiento de nuestras Fuerzas Armadas y de los conscriptos enviados fue ejemplar, realmente heroico; hubo excepciones como en todo caso de conflicto armado porque no hubo guerra entre Reino Unido y la Argentina, hubo un conflicto bélico. Esas relaciones son muy positivas; el reconocimiento de nuestras Fuerzas Armadas vino del país adversario antes que de las autoridades nuestras, lo cual es bastante llamativo.
-¿Cuál es la diferencia entre una guerra y un conflicto bélico?
-Las consecuencias jurídicas y políticas, en las guerras si son declaradas hay consecuencias como reparaciones y medidas punitivas hacia el país agresor, que acá eso no sucedió.
-Estuvo en distintos países como embajador, ¿cuál es el balance de la experiencia diplomática?
-Pocas profesiones pueden traer satisfacción cuando uno desea trabajar en favor del país como la diplomática porque es una entrega a la búsqueda de la promoción y la proyección del interés nacional. Es una actividad sumamente inspiradora y muy concreta, a veces se la juzga por los resultados prácticos y conceptuales, por ejemplo cuando vamos al tema Naciones Unidas.
-En materia diplomática, ¿Argentina ha cambiado y madurado o es una materia pendiente?
-Es una buena pregunta, no diría que hemos madurado, es una opinión personal; hemos más bien tomado la política exterior como una cuestión de fútbol en una cancha, o de quien le pone un ojo en tinta al otro o de quien le moja la oreja al otro, cuando en realidad se trata de ver cómo se puede sacar ventaja para el interés nacional de la situación internacional que está imperando y no se le presta la suficiente importancia a la política exterior, que tiene que ver con el bienestar y la vida o muerte de los ciudadanos. La experiencia concreta la tuvimos con Reino Unido por impremeditadas decisiones no maduradas, como fue en 1982, con la pérdida de vidas muy significativas y grandes dolores para las familias y los deudos por los muertos de los veteranos y los conscriptos.