Por Emilio Grande (h.).- Este domingo 7 de junio se celebra el Día del Periodista en la Argentina, en recordación de la Gazeta de Buenos Ayres, fundada por Mariano Moreno, fecha instituida en un congreso de periodistas realizado en Córdoba en 1938.
En aquel tiempo ni tampoco en el presente resulta sencillo ejercer esta profesión que es apasionante, porque demanda empeño la búsqueda de información, el chequeo de las fuentes, para así interpretar los hechos de la realidad con criterios éticos.
La profesión periodística viene mutando en los últimos años a partir de un cambio de paradigma, donde la tradicional manera de comunicar la información a través de los medios de comunicación (gráfica, radio, televisión) fue rebasada por las redes sociales (whatsapp, facebook, twitter, instagram), con lo que hoy compiten el periodista-emisor y el público-receptor (perceptor).
¿Cómo decir la verdad en una sociedad cuyos intereses económicos buscan desplazar a la dignidad de la persona? ¿Cómo decir la verdad cuando los valores son pisoteados por intereses políticos y económicos? ¿Cómo decir la verdad cuando los sueldos de muchos periodistas no alcanzan para vivir dignamente y tienen que trabajar en más de un lugar? ¿Hay que aceptar el discurso hegemónico del gobierno nacional sobre la crisis sanitaria y la eterna cuarentena con graves consecuencias económicas y psicológicas, metiendo miedo en los medios de comunicación y las redes sociales?
José María Pasquini Durán (ex periodista de Página/12, fallecido en 2010) expresó que “en la vida hay cuatro cosas que me parecieron siempre importantes: la honestidad, el respeto, la integridad personal y la búsqueda de la verdad. Es una búsqueda incesante, sin creer que soy dueño de la verdad. Y el prestigio no es de los medios, es de los periodistas que responden a estos principios. Es fácil hacer plata en los medios, pero no es fácil mantener la dignidad frente a las tentaciones”.
Si no tenemos un periodismo independiente no puede hablarse de una sociedad democrática y en este concepto se encuentra la relación más conflictiva que el periodismo independiente debe afrontar, que es la relación prensa-poder.
En el contexto de cambios paradigmáticos, la clave profesional se sostiene por los valores y principios innegociables: la libertad de expresión y opinión, la búsqueda de la verdad, la honestidad intelectual, la imparcialidad, el bien común y un sentido crítico.
Si en más de una oportunidad realizamos críticas a la dirigencia por sus malas prácticas, los periodistas tenemos que hacer una autocrítica sobre actividades oscuras y en algunos casos poco dignas de nuestra profesión.
Finalmente, es bueno recordar un pensamiento del prócer Mariano Moreno: “Más vale una libertad peligrosa que una tranquila esclavitud”. En palabras de García Márquez: “La ética debe acompañar siempre al periodismo, como el zumbido de un moscardón”.