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Reflexiones por el 204 aniversario del 9 de Julio

Se trata del editorial del programa "Sábado 100" por radio El Espectador (FM 100,1), que conduce Emilio Grande (h.).
El instante que inmortalizó a Laprida: el 9 de julio de 1816 cuando declaramos nuestra independencia.

Por Emilio Grande (h.).- El 9 de Julio último se cumplieron 204 años de la Declaración de la Independencia, siendo una jornada para repensar nuestra historia y la coyuntura nacional que por momentos se torna difícil de comprender.

“Recuperar los derechos de que fueran despojadas las provincias”, dice uno de los puntos del Congreso de Tucumán del 9 de julio de 1816, que proclamó la independencia nacional, con la participación de 29 congresales de distintos lugares del país en una casa prestada de la ciudad San Miguel de Tucumán.

Al respecto, Joaquín V. González había señalado que “es justo decir que el Congreso de Tucumán ha sido la asamblea más nacional, más argentina y más representativa que haya existido jamás en nuestra historia”.

En la sesión del 9 de Julio de 1816 se acordó tratar la declaración de independencia. El secretario Juan José Paso leyó al Congreso la propuesta para el voto: “Si querían que las Provincias de la Unión fuesen una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópolis”….

Así se había concretado el primer y principal objetivo del Congreso: la independencia nacional. A través de su fórmula la asamblea subrayaba el triunfo de la idea americana de la revolución.

No se declararon emancipadas las Provincias Unidas del Río de la Plata sino las de Sud América, en un gesto de dramática amplitud, que importaba un compromiso hacia el resto del continente y una vocación de unidad. También representaba el Congreso el ideal de la unidad nacional frente a un localismo disolvente.

Hoy como hace más de dos siglos de aquella gesta histórica argentina, el espíritu independizador vuelve a cobrar vigencia. Más allá de aquel histórico Congreso de Tucumán, todavía no se materializó el sueño emancipador de nuestros próceres.

Los actuales autoridades y dirigentes debieran reflexionar sobre el sentido de esta fecha patria, leer la historia argentina y la actuación que tuvieron aquellos próceres, pensando más en el bien común de la Argentina, dejando de lado los intereses particulares y sectoriales.

La Argentina arrastraba en los últimos años graves problemas institucionales crónicos sin resolver: corrupción generalizada, la Justicia en el ojo de la tormenta, aumento de la pobreza. Ahora la crisis sanitaria del coronavirus profundizó las asimetrías sociales y urge grandes consensos entre los principales actores sociales. En la tarde del jueves 9 hubo marchas con banderazos contra el Gobierno en defensa de las libertades y garantías constitucionales, en distintas ciudades del país, en Rafaela con menor cantidad comparado con el 20 de junio.

Como hicieron los últimos gobiernos, al feriado del 9 de Julio agregaron increíblemente el feriado “puente” del viernes 10 para pegar al fin de semana. ¿No se enteraron que no se puede hacer turismo por la cuarentena y el país necesita producir en medio de la grave crisis económica?

A pesar de los problemas actuales de cada sector y del país en general, es una fecha para reflexionar sobre nuestra historia para no repetir los errores del pasado y proyectar un futuro mejor para nuestra querida Argentina. El papa Francisco había manifestado en el Bicentenario en 2016 su solidaridad con los “hijos más llagados” del país, «a la madre patria no se la puede vender»…

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