Luego de un año con tensiones y discrepancias en la compleja relación establecida entre el gobierno nacional y los medios de comunicación, 2007 se inicia con las turbulencias propias de los años electorales, ciclos que ponen a prueba la calidad de la democracia y el grado de adhesión de los actores políticos al principio nutricio de la libertad de prensa.
La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), ha dicho una y otra vez que el ejercicio de la crítica es consustancial del periodismo, y que no hay que confundir posiciones críticas con actitudes opositoras.
Es cierto que en el desempeño de su tarea y en la defensa de sus convicciones, los medios periodísticos pueden situarse más cerca o más lejos de determinadas posiciones políticas; pero en rigor, la prensa independiente no es promotora ni opositora. Cuando realmente se asumen estos roles el periodismo se torna partidario, determinación legítima pero alejada de los postulados de ADEPA.
En verdad, esta gimnasia de contrastes, cuando es sistemática, corresponde a la lucha por el poder que es la esencia y el fin de la política.
El periodismo, en todo caso, ha sido definido como un contrapoder, un contrapeso que asegura determinados equilibrios, un factor de control que dificulta deslices institucionales y administrativos, un espacio abierto para discutir y proponer ideas y proyectos orientados a mejorar la sociedad y el Estado.
En este marco conceptual, los esfuerzos de ADEPA apuntan a preservar, garantizar y potenciar la libertad de prensa en nuestro país. Por ese motivo señalamos los desvíos allí donde se produzcan.
En este sentido, hay que reprochar la exacerbada reacción declarativa del candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos en representación de Propuesta Republicana (PRO), ante imputaciones y cuestionamientos que le realizara la revista Veintitrés en su último número.
ADEPA entiende que el lenguaje da el tono del debate político, y que los buenos argumentos mejoran la calidad de la democracia. También advierte que los excesos verbales suelen desmerecerla.
Respecto de las publicaciones, ADEPA sostiene que sus contenidos quedan sometidos al juicio de los lectores y, si correspondiere, al análisis de los jueces.
Por fin, ante la extensa secuencia electoral que agitará el escenario político argentino, ADEPA recuerda a los candidatos su obligación de realizar campañas que estimulen la participación de los ciudadanos, que eleven el plano de las discusiones y sorprendan positivamente con la creatividad de las propuestas.
Esa debería ser la impostergable contribución de la política moderna a una sociedad que necesita recrear su confianza y su esperanza.
Buenos Aires, 8 de marzo de 2007.