Recuerdos de Boidi por su paso en Atlético y la Liga

Elbio Boidi fue uno de los zagueros de más respetada trayectoria en el fútbol local, vistiendo a lo largo de dieciséis temporadas las casacas de Atlético y del seleccionado de la Liga Rafaelina en los Campeonatos Argentinos y en los encuentros amistosos con los equipos grandes de la AFA.por Víctor Hugo Fux

Elbio Boidi (75, casado con «Adelita», como él llama cariñosamente a su esposa) nació en Arrufó, pero su primera experiencia como futbolista la tuvo vistiendo la casaca de Unión de Hersilia, en los torneos oficiales de la Liga Regional Ceresina.
A los 18 años, ya se destacaba por su condición atlética. «No era demasiado alto para jugar como marcador central, pero era bastante rápido y tenía una buena capacidad de salto», recuerda Boidi.
«Un día me preguntaron si me gustaría ir a probarme a la cuarta especial de Rosario Central y acepté, porque consideré que era una buena oportunidad para jugar en otro nivel. Me fui en tren hasta Rosario y después de realizar tres o cuatro prácticas, me hicieron quedar. Teníamos un gran equipo y salimos campeones invictos de la Liga Rosarina, con jugadores que llegaron a ser destacados profesionales, como Federico Vairo, Larrosa, Di Loreto y Matta. Lamentablemente, no seguí jugando en Central, donde quizás hubiese llegado a primera.
Decidí irme a Córdoba, donde estaban mis padres, que tenían el bar en General Paz Junior», sigue repasando.
Por supuesto que, aprovechando su estancia en Córdoba, siguió cerca del fútbol. «Mi papá le comentó a la gente de Junior que yo jugaba, me probaron y me incluyeron en una delegación que realizó una gira por el Norte, donde tuve oportunidad de jugar en todos los partidos, siempre ingresando desde el banco de suplentes», continúa.
Después, llegó el momento de jugar en Rafaela, «donde estuve al principio en Ferro, pero no me quedé, porque Emilio Ricca quería un defensor de otras características. Entonces, un tío mío, Américo Boidi, lo habló a Tito Kaiser, un fanático de Atlético, que me presentó al escribano José Berzero. El entrenador del equipo era Bolita Dipámbola, y cuando me vio en una práctica dio el visto bueno. Jugué unos meses en reserva, hasta que debuté en primera, en un amistoso en Paraná. Y tuve la suerte, a partir de ese encuentro, de no dejar más el equipo hasta que me retiré, en la temporada 1965».
«Fueron dieciséis años vistiendo la casaca de Atlético y 116 partidos seguidos sin faltar, por lo que el Club me entregó una distinción al cumplirse los cien primeros. Por suerte, no sufría lesiones y tampoco me expulsaban. Una sola vez me echaron de la cancha, en un Torneo Preparación, pero el escribano José Berzero presentó una nota ante la Liga y no me suspendieron», expresa.
Sobre los equipos que integró, sostuvo que «todos fueron muy buenos y tenían grandes jugadores. Ganamos varios títulos con Atlético, tanto en la década del 50 como en la del 60. Los clásicos que jugábamos con 9 de Julio eran bárbaros, porque se esperaban con muchísima expectativa y se disputaban a cancha llena. Muchas veces les ganamos, pero ellos también festejaron en unas cuantas oportunidades. En los tres años que jugaron los santiagueños en 9 de Julio, cuando ellos fueron campeones, siempre nos empataban en nuestra cancha y nos ganaban en la de ellos. Fue una época muy linda en el fútbol de la Liga».
Rescató algunas figuras que «tenían excepcionales condiciones, pero que por diferentes motivos, no jugaron en el profesionalismo. El Negro Ramos (Guillermo), un delantero de Quilmes, era mucho más difícil de marcar que Maschio (Humberto), Sívori (Enrique) o Angelillo (Antonio Valentín), a los que enfrenté con el seleccionado de la Liga. Otro jugador espectacular fue Repollo Fernández (Luis). Te podría nombrar a muchísimos más, tanto en Atlético como en otros equipos, pero no quiero ser injusto y olvidarme de algunos».
Elbio Boidi fue un integrante obligado de los seleccionados de la Liga Rafaelina que jugaban los recordados Campeonatos Argentinos por la «Copa Adrián Béccar Varela» y enfrentaban a los clubes de la AFA que llegaban a Rafaela en las Fiestas Patrias. «En el Argentino de 1952, cuando jugamos las finales en Córdoba, nos faltaron tres jugadores que eran fundamentales para el equipo, Osvaldo Fassi, Botto (Oreste) y Ramos (Guillermo). Con el plantel completo, hubiésemos tenido grandes posibilidades de ser campeones. Además, con los equipos de la Liga, tuve la suerte de jugar contra todos los grandes del fútbol argentino, como Boca, River, Independiente, Racing, San Lorenzo, Huracán. Y también con Lanús, Platense, Atlanta, y por supuesto, en varias ocasiones contra los rosarinos y los santafesinos», concluyó.

Fuente: diario La Opinion, Rafaela, 4 de julio de 2005.

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