Por Emilio Grande (h.).- El rafaelino Rodrigo Mateo, de 29 años, está radicado en Santiago de Chile y volvió a nuestra ciudad para pasar las fiestas de fin de año con sus familiares. Es técnico de montaje y operador de luces en espectáculos teatrales, eventos sociales, cine y televisión.
-¿Cuáles son las actividades culturales que estás participando en Santiago de Chile?
-Me encargo de ver los planos que manda el responsable del show, copiamos sus necesidades y si no se puede hacer se busca una opción que a él lo deje en condiciones para hacer su trabajo lo mejor posible. También diseño nuevos espectáculos a estrenar con los equipos que dispongamos en cada sala. Otro rol es el de operador de consola, donde está todo preestablecido por un guion de luces y escenas ya programadas por un programador de esa consola; entonces lo que tengo que hacer es seguir los pies del show y ejecutar las escenas. Esto puede ir variando según donde trabaje.
-¿Estás en un espacio independiente, estatal o privado?
-Me considero un trabajador “freelance” (soy mi propio jefe) y en las instituciones donde estoy pueden ser privadas, estatales o independientes. El lugar más fijo que estoy es en Espacio Checoeslovaquia en la ciudad de Santiago de Chile, donde tiene salas de ensayo, bodegas para almacenar escenografías, camiones para mover esas escenografías a un teatro; cuentan con un taller de fabricación de escenografías, también podemos diseñarte tu planta de luces si lo necesitas, y toda la logística que conlleve hacer eso… es decir hacemos todo el pack completo para que puedas hacer tu espectáculo de principio a fin. Este espacio es privado, cuenta con dos socios fundadores (uno es director, actor, productor y el otro es técnico, diseñador y montajista), donde se propusieron hacer esta idea hace ya 7 años y es un muy lindo lugar para trabajar y aprender. Ellos son los principales artífices para que yo esté todavía allí.
-¿Qué otros trabajos teatrales participaste?
-También hice trabajos en festivales de teatro mixtos (mitad privados y mitad estatal), conociendo varios lugares de Chile como Punta Arenas (la ciudad más austral del mundo), Antofagasta, Valparaíso, entre otros. Como privados aparecen los canales de TV con CNN, TVN (televisión nacional chilena), Chilevisión, donde salvé la cuarentena porque la TV nunca paró y me mudé un rato para el lado de la cámara. Con los montajes que me salieron conocí lugares estatales como el Centro Gabriela Mistral, el Teatro Municipal de Santiago, el Teatro Oriente, el Teatro Municipal de Las Condes, todo como iluminador y me muevo por todos los frentes.
-¿Qué formación tuviste en Argentina y Chile?
-No tengo estudios específicos como técnico, lo hago de oficio por mi padre (Diego Mateo) y él es operador de teatro como yo; entonces tengo la enseñanza de ir con él a los shows, fui aprendiendo de los técnicos del Centro Cultural Municipal sala Sociedad Italiana de Rafaela. Diego Squeff es un gran maestro mío, tuvo mucha paciencia conmigo, me enseñó y me llamó siempre para que practique lo que yo quería hacer, un tipazo. Ellos me han ayudado mucho no solo en la parte técnica sino también en la vida misma. Hice taller de teatro en Teatro Lasserre de Rafaela a los 7 años y de ahí nunca más salí del rubro. En Chile me perfeccioné con cursos sobre los equipos modernos que se usan allí y lo considero perfeccionamiento para estar siempre a la vanguardia porque en estos lugares hay que estar actualizados… Entonces con el oficio del Lasserre y con el estudio de Chile encontré el balance para estar donde estoy.
-¿Por qué te fuiste a vivir a Chile?
-Conocí a Rodrigo Leal en el Festival de Teatro Rafaela 2018. Él llegó como jefe técnico de «El Dylan» con la compañía La Mala Clase de Santiago. Tenía ganas de irme a otro lugar, ya que en el Lasserre había tocado el techo; entonces buscando algo más, Rodrigo me propuso probar 3 meses en su Espacio Checoeslovaquia. Me la jugué y decidí pedir una licencia en el Teatro Lasserre; de ahí dije voy a probar 3 meses y eso fue hace 3 años. Decidí quedarme cuando vi que podía crecer más y en mi carrera como técnico me iba a ir mucho mejor. Además, hay oportunidades internacionales de seguir creciendo y aprendiendo en mi carrera; los tratados que tiene Chile ayuda a emigrar más fácil que en Argentina.
-¿Tuviste experiencia teatral en Argentina?
-Hice taller de teatro desde los 7 hasta los 15 años, participando en 16 funciones como actor en estos talleres y de ahí me fui pasando a la parte técnica. Gastón Walker del Lasserre me preguntó si quería ayudarlo porque me conocía por mi papá… yo caradura como siempre le dije que sí y de ahí me dedico a la otra parte teatral, la de atrás.
-¿Qué se extraña de nuestro país?
-Mi familia y mis amigos. Después de lo que pasamos en estos años se extraña de otra manera a los seres queridos, se piensa de otra forma, ya que muchos la pasaron mal. En mi caso no, pero tuvimos suerte; entonces me quedo con lo principal que es la familia. Las otras cosas llegan por ellos. Vine después de 2 años y medio y pensé no voy a organizar nada porque sé que ellos me van a hacer pasar unas buenas semanas y así está siendo.
¿Cuál es la imagen de los argentinos en Chile?
-Esa pregunta es difícil. Si sos porteño te odian como en todo el mundo (se ríe)… somos pocos los argentinos, solo conozco uno que es sonidista; hay más en el rubro de la gastronomía, donde las mejores pizzas de Chile son de los argentinos. Y más allá de lo que paso en la historia de estos dos países nos llevamos bien, conocí a muy buenas personas y ellos nos dicen lo mismo. Nuestra viveza criolla se busca en otros lugares y ellos lo aprovechan contratándonos. Adónde voy trato de explicar que Argentina es grande como Chile, no todos somos iguales y con varios ejemplos lo pude poner a prueba; tengo un amigo de Mar del Plata y hablamos súper distinto y somos argentinos, ese ejemplo me ayudó a explicar que somos un país grande y la imagen de los argentinos en Chile y en el mundo es confusa.