Por Guillermo Briggiler.- Este domingo Rafaela vivirá un partido histórico: Atlético y 9 de Julio vuelven a cruzarse después de más de 30 años. Las tribunas estarán repletas, las camisetas celestes y rojiblancas pintarán la ciudad, y la pasión volverá a ser protagonista. Pero, mientras la pelota ruede, en los barrios rafaelinos se juega otro clásico, menos festivo pero igual de intenso: el de la economía cotidiana.
El Relevamiento Socioeconómico 2025 de ICEDEL funciona como la tabla de posiciones de esa otra competencia. Y sus datos muestran que Rafaela atraviesa un momento de mayor presión laboral y social. La tasa de actividad alcanzó un récord histórico (54,5%), lo que significa que nunca hubo tanta actividad que demande trabajo. Sin embargo, como cuando un equipo ataca mucho pero no convierte, el empleo no respondió a ese empuje: la desocupación ronda el 7,3%, con más de 4.400 vecinos sin trabajo estable.
El mercado laboral también refleja desigualdades, las mujeres tienen el doble de desocupación que los varones (10,2% vs. 4,7%), y los jóvenes menores de 30 enfrentan una tasa que trepa al 15,3%. Algo así como salir a la cancha con menos jugadores, cuesta más competir en igualdad de condiciones. A esto se suma la dificultad de los mayores de 45 años para reinsertarse, que ya representan casi una cuarta parte de los desocupados.
Otro dato que inquieta es la informalidad: un tercio de los asalariados trabaja sin aportes, y en el servicio doméstico ese porcentaje llega al 65%. Como en un partido jugado en canchas desparejas, muchos rafaelinos tienen que salir a jugar sin la protección de un contrato o una cobertura social. Es la precariedad disfrazada de empleo, que condena a miles a vivir con la incertidumbre de no saber si al día siguiente podrán seguir en la cancha.
En paralelo, la ciudad también muestra transformaciones profundas fuera del terreno laboral. Hoy tres de cada diez familias alquilan su vivienda, cuando hace dos décadas eran apenas dos de cada diez. El acceso a la propiedad se volvió una meta lejana, casi como ganar un campeonato sin refuerzos. Y en materia de educación, Rafaela se consolida como ciudad universitaria, un cambio cultural enorme que impacta en la economía local y que, a futuro, puede convertirse en un semillero de talento.
Los hogares, en tanto, ensayan distintas tácticas para llegar a fin de mes: el 17% recurre a préstamos, casi un tercio usa ahorros y cerca de un 8% depende de la asistencia estatal. Como en el fútbol, cuando no alcanza con los titulares, hay que apelar al banco de suplentes. Incluso aparecen estrategias más duras, como la venta de pertenencias o la asistencia a comedores comunitarios, un recordatorio de que no todos juegan con las mismas condiciones de entrenamiento ni con el mismo equipamiento.
Y en este punto la metáfora con el clásico futbolero se vuelve inevitable. Atlético y 9 de Julio se preparan para disputar un partido que quedará en la memoria, pero la ciudad también necesita prepararse para otro desafío: cómo reducir las desigualdades, cómo generar empleo de calidad y cómo garantizar que los rafaelinos puedan vivir con menos incertidumbre. No alcanza con aguantar el resultado: se necesita un proyecto de juego, una estrategia clara que mire más allá del próximo domingo.
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Fuente: https://diariolaopinion.com.ar/