Radiografía digital 2025 de Chile y Argentina

Es una realidad que el uso de los celulares ha modificado sustancialmente el modo de comunicarnos como sociedad, aunque esto no necesariamente implique que sus consecuencias sean negativas. Pero sí implica una educación profunda y consciente sobre el uso adecuado y medido.

Por Luciana Inés Mazzei.- Desde la aparición de los primeros celulares y la incorporación de los smartphone a la vida diaria, padres, docentes y gobiernos intentamos encontrar el mejor modo de educar a niños y jóvenes en su uso. A partir de los datos proporcionados por la Radiografía Digital 2025, realizada por Claro y la empresa Criteria de Chile.

La encuesta fue respondida por 1.577 niños y adolescentes de entre 8 y 17 años de Chile. Se enfocó en recabar información acerca de la edad en la que adquieren su propio dispositivo, el tiempo de uso que hacen de internet y redes sociales, cuánto saben de los riesgos que pueden encontrar en las redes sociales, el impacto en el estudio y el uso de inteligencia artificial para actividades académicas.

El 55 % de los encuestados afirma tener su propio dispositivo desde los 7 años, aunque el 33% reconoce haber comenzado a utilizarlos antes de los 5. El 83% de los niños entre 8 y 12 años ya tiene su propio celular, elevándose este porcentaje al 97% cuando se trata de adolescentes entre 13 y 17 años. De estos números el 43% cuenta con datos y acceso a internet propio entre los más chicos y asciende al 76% entre los mayores.

El 38% de los encuestados supera las 4 horas de conexión a internet durante la semana y el 52% lo supera los fines de semana, aunque el 90% admite que lo ideal es usar internet menos tiempo. Del tiempo conectados, lo hacen mayormente para actividades de ocio y no académicas.

Con respecto al tiempo conectado, los padres de los niños y adolescentes encuestados, el 83% considera que sus hijos pasan demasiado tiempo conectados y el 66% afirma que ellos también pasan demasiado tiempo conectados. Los niños y adolescentes el 63% responde que pasa demasiado tiempo conectado y el 50% dice que sus padres pasan demasiado tiempo en los dispositivos. En este sentido el 58% dice tener restricciones de conexión en sus casas.

El 42% de los niños hasta 12 años, afirma que el modo de comunicación más frecuente con sus amigos es en persona, siendo el 40% de adolescentes quienes hacen esta afirmación. En este sentido, Instagram es el medio más utilizado para chatear, seguido por TikTok y Facebook. Entre las actividades que realizan en las redes sociales destacan: el 93% mira videos, el 91% las usa para chatear y el 85% para jugar en línea, otras actividades que nombran son investigar, subir videos, interactuar con influencers.

El 96% considera que las redes sociales hacen aportes a sus vidas. Entre los aportes el 71% nombra el entretenimiento, el 57% la interacción con familiares y amigos y el 53% conocer cosas nuevas. También dicen recibir aportes en contenidos para estudiar, mostrar lo que hacen para que sus familiares y amigos lo vean, relajarse.

El 26% considera importante que sus familiares y amigos los sigan en las redes, pero al 54% le da lo mismo tener muchos seguidores. El 32% juega en línea todos los días, teniendo como preferencias el 66% los juegos de construcción.

El 61% considera que se siente mejor socializando en la vida real, pero el 60% dice haber recurrido a las redes en momentos de soledad, para buscar entretenimiento.

El 65% dice que acudiría a su mamá en caso de sentirse en riesgo ante una situación en redes. El 17% afirma haber sido víctima de alguna situación de acoso y el 24% haber sido víctima o haber promovido alguna situación de acoso.

El 87% reconoce utilizar la inteligencia artificial para actividades académicas, siendo Chat GPT la aplicación más utilizada. El 42% de los padres prefiere que sus hijos no lleven el celular a la escuela y el 52% cree que podría hacer las tareas escolares sin el celular, pero tardaría más tiempo.

En nuestro país no encontramos un estudio tan exhaustivo acerca del uso de dispositivos, pero sí un estudio realizado en la provincia de Buenos Aires donde se encuestó a familias y docentes.

En este sentido los datos que se pueden comparar tienen que ver con el tiempo de uso, donde las familias respondieron en un 44% que sus hijos usan algún dispositivo entre 2 y 5 horas por día, siendo el 23,4% quienes lo usan más de 5 horas. Cuando se trata de adolescentes estos números ascienden al 50% y 35,5% respectivamente.

Con respecto a para qué usan los dispositivos, entre los niños un 62,71% hacen tareas, 52,56% para leer textos y 61,52% para chatear con amigos o familiares. En los adolescentes estos números son 87,95% para tareas, 87,33% para leer textos y 92,34% para chatear.

El 31% de las familias de nivel primario afirma que los niños tienen un celular propio y el 90% de nivel secundario.

Análisis cualitativo

Si bien este análisis representa un aspecto cuantitativo de la realidad acerca del consumo digital de niños y adolescentes, lo que se intenta en el presente informe es presentar una reflexión de tipo cualitativa sobre los efectos nocivos de la utilización de celulares entre niños y adolescente, de manera que padres y docentes puedan pensar en estrategias educativas al respecto.

Es una realidad que el uso de los celulares ha modificado sustancialmente el modo de comunicarnos como sociedad, aunque esto no necesariamente implique que sus consecuencias sean negativas. Pero sí implica una educación profunda y consciente sobre el uso adecuado y medido.

Las consecuencias que se pueden observar en niños y adolescentes por el uso desmedido del celular, son múltiples y variadas, afectando no sólo su dimensión biológica, sino también su psiquis y su espíritu. En los niños hasta los 5 años se presenta la obesidad por el sedentarismo, retraso en el lenguaje por la falta de interacción social con el entorno, nerviosismo y falta de atención, incapacidad para realizar juego simbólico, actividad clave para el desarrollo de habilidades de socialización en esta etapa del desarrollo. Para los niños en edad escolar la sobreexposición al celular impacta en su memoria lo que tienen repercusiones en el rendimiento escolar, el comportamiento y la socialización, aislamiento social, hiperactividad, ansiedad y represión.

Las personas somos seres vinculares de manera que la socialización primaria de los niños hasta los 12 años es clave para el desarrollo de habilidades sociales, cognitivas y físicas, esta falta de vinculación con los cuidadores podría explicar el alto porcentaje de niños diagnosticados con algún síndrome del espectro autista, trastornos generalizados del desarrollo y trastornos con déficit de atención e hiperactividad.

Entre los adolescentes las consecuencias son más serias debido a que, además de las mencionadas en los niños, se suman las relacionadas con las redes sociales, la ludopatía y el ciber acoso. Si bien entre los encuestados el 65% dice que acudiría a su madre en caso de sufrir alguna situación de acoso o bullying, en la práctica no ocurre y los jóvenes intentan resolver la situación por sí solos.

El 61% de niños y 92% de adolescentes argentinos que dicen utilizar el celular para chatear con amigos y familiares, son números que deben, si no preocuparnos, al menos ponernos en alerta. Las redes invitan a los usuarios a tener seguidores o a seguir amigos de los amigos, esto representa un riesgo porque muchas veces chatean con desconocidos que dicen ser jóvenes como ellos y no lo son. La información que comparten, las imágenes y videos quedan por siempre en el ciber espacio y pueden ser utilizados por quien las encuentre. Además, les preocupa la cantidad de likes que reciben por una publicación, lo que genera ansiedad y estrés.

El supuesto anonimato que aportan las redes sociales y los chats grupales hacen que se sientan valientes para decir cosas que en persona no dirían, sin consciencia del daño que pueden provocar en quién recibe el comentario. Se animan a compartir imágenes y videos en chats, confiando en que quien los recibe protegerá su intimidad y esto no siempre ocurre.

Los números hablan. No debemos quedarnos en estas referencias, sino que debemos accionar para prevenir el impacto negativo de las tecnologías en la vida de todos, para que estas sean aliados y no enemigos.

La autora está radicada en Rafaela. Es magíster en Orientación Educativa Familiar.

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