Magdalena Ruiz Guiñazú y Joaquín Morales Solá, dos de los periodistas argentinos con mayor nivel de credibilidad, afirmaron que en el país la relación entre la prensa y el poder político es tensa, «y está bien que así sea», en orden de preservar la independencia del periodismo.
El encuentro entre ambos periodistas, coordinado por Nelson Castro, tuvo lugar ayer, a sala llena, en la Feria del Libro, en el marco del ciclo «Cara a cara con los intelectuales», organizado por LA NACION y Zurich, como broche de oro de la gran fiesta de los libros, que terminará hoy.
Durante el debate, Ruiz Guiñazú consideró que los periodistas «sienten cierto cansancio al constatar que la confrontación y el agravio parecerían ser los principales elementos del discurso oficial» y pidió terminar «de una buena vez con los agravios»; además sugirió la conveniencia de que el Gobierno otorgue conferencias de prensa y que se dejen de lado los resentimientos.
«El poder de turno no entiende que el periodismo independiente siempre va a apoyar al gobierno constitucional y que el disenso es un proceso de revitalización, como la savia para un árbol», dijo Ruiz Guiñazú, y agregó que los medios pueden resultar inquietantes al poder turno y, por eso, ser blanco de los ataques.
«Los medios escritos, porque permiten la relectura y el análisis, y los medios audiovisuales, por su fuerza e inmediatez, por dejar una impronta poderosa en quienes ven o escuchan el mensaje, resultan inquietantes muchas veces para el poder.»
Certezas
A su turno, Morales Solá consideró que el poder puede llegar a darles una importancia excesiva a los medios: «Al gobierno del presidente Kirchner le preocupa más lo que sale en los diarios que resolver los problemas».
El analista político explicó que la relación entre la prensa y el poder ha sido, es y será conflictiva. «Cuando no lo sea, el periodismo habrá desaparecido y habrá dejado de ser tal», dijo, y agregó: «Tenemos que tener la certeza de que nunca nos vamos a llevar bien con el poder y de que, por lo tanto, las opciones son la connivencia del periodismo con el poder político o la intolerancia y la persecución, que los periodistas en este país estamos acostumbrados a soportar».
Si bien Morales Solá afirmó que este gobierno no ha promovido medidas institucionales como decretos, leyes o sentencias judiciales que afecten la libertad de prensa, sí ha incurrido en «gestos y palabras que son peligrosos para el periodismo».
Mencionó, como elementos preocupantes para el ejercicio de la libertad de prensa, el manejo «arbitral» de la publicidad oficial, la concentración de la información en uno o dos funcionarios y la permanente alusión del Presidente a la prensa en términos negativos: «Lo más preocupante es que últimamente el Presidente está refutando opiniones de los periodistas; ya la confrontación no es por una información más o menos veraz, sino por la opinión de un periodista».
En cuanto a la distribución de la publicidad oficial, Morales Solá afirmó que «el gobierno del presidente Kirchner ha hecho de este reparto un elemento de castigo y premio a amigos y enemigos». Al responder a una pregunta sobre la situación en el interior del país, el periodista dijo que es peor que en la Capital. Explicó: «En casi todas las provincias la distribución de la publicidad oficial se maneja con el mismo criterio que en el orden nacional y, además, mucha de la publicidad nacional se distribuye en los medios de las provincias». Ese criterio, dijo, es: «A los amigos, todo; a los enemigos, injusticia, con lo cual muchos medios están condenados posiblemente a la desaparición, al achicamiento, hasta que algunos terminan cediendo para sobrevivir. Pero quedémonos tranquilos porque los gobiernos pasan. Lo que debe perdurar es la democracia.
«Los periodistas tenemos la misión de cuidar los valores democráticos -continuó-. ¿Cómo? Preservando nuestra independencia y nuestra credibilidad, de las que debemos dar pruebas todos los días. En segundo lugar, no debemos caer en tres tentaciones que son letales para el periodismo: la corrupción, la soberbia y el protagonismo. No debemos pretender ser más de lo que somos, no debemos estar en el centro del escenario resolviendo y protagonizando la vida publica del país ni sentirnos contentos porque entramos en el Tango 01. Yo no conozco el Tango 01, ni lo conocí con Menem ni con De la Rúa ni con Kirchner», concluyó Morales Solá, en medio del aplauso generalizado del público.
Vulnerabilidad
En su intervención más allá del papel de moderador, Nelson Castro destacó que el periodismo ve con preocupación la vulnerabilidad de algunos medios que, por dinero, apoyan a uno u otro gobierno. «Sabemos que mucha gente ha querido ejercer el periodismo como plataforma. Cuando se trabaja bien es imposible ser connivente con el poder. Nosotros confrontamos opiniones, sabemos que todo es opinable y celebramos que sea así. Nuestra psicología es totalmente diferente de la del político. Cuando el periodista trabaja con cabal vocación, es imposible que pueda pensar en que detenta algo parecido al poder. Nuestro poder -finalizó Castro- está en ser creíbles. El aporte más importante del periodismo libre es dar lugar al que piensa diferente.»
Silvina Premat
Fuente: diario La Nación, Buenos Aires, 8 de mayo de 2006.