Periodismo multiparadigmático con nuevas rutinas y una novedosa agenda pública-ciudadana

Se trata de un proyecto de escritura de artículos de cátedra de la carrera de Comunicación Social en la UCSE DAR a cargo del investigador Ariel Vittor.

Por Emilio Grande (h.)

Introducción

En los últimos años se viene produciendo un cambio de paradigma en la profesión periodística, mutando la hegemonía desde el periodista-emisor hacia el público-receptor (perceptor).

Así, la manera de ejercer el oficio del periodismo tradicional (gráfica, radio y televisión) fue rebasada primero con la aparición de internet (a partir de 1990) y en los últimos 10 años con la fluidez de las redes sociales (whatsapp, facebook, twitter, instagram, entre otras). 

¿Cómo ejercer esta profesión apasionante y absorbente sin quedar anclado a los poderes político y económico que terminan condicionando el contenido de las piezas comunicacionales?

En el contexto actual de grandes cambios paradigmáticos, la clave profesional se sostiene por los valores y principios innegociables: la libertad de expresión y opinión, la búsqueda de la verdad, la honestidad intelectual, la imparcialidad y el bien común.

A decir verdad, lamentablemente los medios de comunicación priorizan otros intereses y objetivos empresariales relacionados con la ideología y la línea editorial, como así también a los mezquinos intereses económicos publicitarios, poniendo condicionamientos sobre las informaciones y las opiniones de los periodistas. De esta manera, se limita el enfoque subjetivo y de búsqueda de la verdad de los hechos, ejerciendo presiones políticas y económicas que pueden llegar incluso hasta la censura del comunicador.

¿De qué manera podemos incluir a los ciudadanos en la nueva configuración de la agenda pública, en el marco de la búsqueda del diálogo de saberes y transdisciplinario, y en orden a transformar las rutinas periodísticas en un encuentro sociocultural?

Al mismo tiempo, los cambios de paradigma en el periodismo tradicional hacia otro periodismo multiparadigmático se pueden propiciar a través de nuevas rutinas periodísticas, con una novedosa agenda pública-ciudadana que incluya la participación de la gente, para generar así un cambio social conversacional.

En este sentido, en este trabajo académico se abordarán las diferentes dimensiones del problema a estudiar, tomando como base las marcas de racionalidad comunicacional: informativa, ideológica, interaccional y sociocultural, desarrolladas en la Escuela Comunicación Estratégica de Rosario.

Finalmente, este nuevo enfoque comunicacional de la Maestría en Comunicación Estratégica en la UNR[1] fue incorporado en las dos cátedras que enseño en la UCSE DAR: Periodismo (1º año) y Periodismo Radiofónico (3º año). Por este motivo, se analizará el cambio de la comunicación tradicional hacia los nuevos paradigmas con sus posibles implicancias para el trabajo en el aula.

Desarrollo

La profesión periodística viene mutando en los últimos años a partir de un cambio de paradigma, donde la tradicional manera de comunicar la información a través de los medios de comunicación (gráfica, radio, televisión) fue rebasada por las redes sociales (whatsapp, facebook, twitter, instagram, entre otras), con lo que hoy compiten el periodista-emisor y el público-receptor (perceptor).

Aproximadamente hasta 1990 (año de la aparición de internet), la función del periodismo no estaba en discusión como en la actualidad, era muy respetada en la sociedad de masas y el público tenía un rol pasivo, a excepción de cartas de lectores o reclamos puntuales, ejerciendo los mass media un poder hegemónico.

En este contexto, se puede afirmar que existe una hegemonía cuando en una estructura de poder (político, económico, social, religioso, entre otros) un sector intenta la subordinación voluntaria con el consentimiento de los demás al propio programa para acrecentar y así consolidar el propio poder, como plantea Antonio Gramsci a través de la teoría de la hegemonía:

Todo es político, también la filosofía o las filosofías, y la única filosofía es la historia en acto, es decir la vida misma. En este sentido se puede interpretar la tesis del proletariado alemán como heredero de la filosofía clásica alemana, y se puede afirmar que la elaboración teórica y la realización de la hegemonía realizada por Ilich se ha convertido en un gran acontecimiento metafísico (Gramsci, 1975: 32).

¿De qué manera este poder hegemónico reproduce la simplificación de los hechos, descuida la complejidad de los problemas, evita las miradas diversas y el diálogo de saberes?

La irrupción de los medios de comunicación en la sociedad de masas viene produciendo desde hace varias décadas diversos impactos en la gente, desde las informaciones, pasando por las opiniones, las interpretaciones, los análisis y las investigaciones, como así también en el direccionamiento hacia el consumo a través de las propagandas y las publicidades que ofrece el sistema capitalista.

Ciertamente, los medios tradicionales (diario, radio, televisión) son actores sociales de relevancia institucional porque ejercen un poder de influencia en la sociedad de masas, publicando informaciones, opiniones y también publicidades. Y para garantizar su funcionamiento tienen que contar con auspiciantes que les permite cumplir con sus responsabilidades empresariales y laborales.

En el esquema clásico de la comunicación, la dimensión informativa cuenta con el enfoque de linealidad, verticalidad y comunicación operativa. “Las sociedades de la información son configuradas por estructuras más bien rígidas de organización y de relación entre sus actores. Les imponen verticalmente guías de comportamiento y les inhiben la iniciativa y la creatividad” (Galindo Cáceres, 1998: 12).

Como señalamos antes, la pregunta que nos planteamos es ¿cómo ejercer esta profesión apasionante y absorbente sin quedar anclado a los poderes político y económico que terminan condicionando el contenido de las piezas comunicacionales?

En el contexto actual de grandes cambios paradigmáticos, la clave profesional se sostiene por los valores y principios innegociables: la libertad de expresión y opinión, la búsqueda de la verdad, la honestidad intelectual, la imparcialidad y el bien común.

Lamentablemente, los medios de comunicación priorizan otros intereses y objetivos empresariales relacionados a la línea editorial, a los mezquinos intereses económicos publicitarios, poniendo condicionamientos sobre las informaciones y las opiniones de los periodistas y ejerciendo presiones políticas y económicas que pueden llegar incluso hasta la censura del comunicador.

¿Qué independencia periodística pueden tener los mass media frente a determinados compromisos publicitarios a la hora de informar, opinar o investigar los hechos de corrupción? ¿Cómo es el impacto que producen las informaciones en los medios de comunicación, los intereses que desnudan su publicación y las consecuencias sociales que acarrean en la opinión pública?

Según Noam Chomsky, la política editorial del New York Times, netamente hostil hacia los periodistas, influenciaba profundamente las noticias contadas. Por razones subjetivas, los redactores del Times aceptaban y creían todo lo que venía expresado del gobierno de Estados Unidos y de los agentes y sostenedores del viejo régimen bolchevique.

El Estado ha frecuentemente empleado la fuerza para plegar el disenso, mientras el poder económico hace regular y conscientemente toda campaña en la elección de controlar la opinión pública y de suprimir las fuerzas contrarias a su poder si los controles oficiales no bastaran (Chomsky, 1989: 68-69).

Así, el periodista termina siendo un empleado que no tiene mucho margen de maniobra en el sentido de que se debe acatar las decisiones editoriales o pensar en buscar otro trabajo periodístico. Pero la gente de a pie se da cuenta de estas restricciones a la que está expuesto el trabajador de prensa, como lo revela la encuesta realizada en la  investigación académica titulada Restricciones que afectan el ejercicio del periodismo en Rafaela en la UCES Rafaela[2]. El sondeo a la población (100 casos) se hizo en siete barrios y fue estratificado por sexo, edad, nivel de instrucción y condición social. Entre las preguntas efectuadas estuvo, ¿el periodista de Rafaela enfrenta distintas limitaciones a la hora de informar? En forma mayoritaria, el 75% de los encuestados (3 de cada 4) respondió afirmativamente (Grande, 2003: 37).

¿Cómo decir la verdad en el periodismo en una sociedad hipócrita que privilegia lo económico y, además, presiona políticamente en detrimento de la libertad de expresión?

La búsqueda de la verdad es una ardua tarea que nunca debe darse por terminada y requiere esfuerzo y constancia. Muchos renuncian en la práctica de buscar la verdad por considerarla una causa perdida, siendo que para alcanzarla los periodistas deben acercarse a la realidad lo que más puedan.

La verdad es una relación entre la realidad y la mente humana. Según el texto bíblico, “la verdad los hará libres” (Juan 8, 32) y a través de la libertad también se llega a la verdad en tensión, ya que uno de los criterios para distinguir la verdad del error es la confrontación de opiniones, juicios e ideas.

La moralidad del periodista no puede prescindir del compromiso político; en él deberá tomar forma diariamente su tenaz oposición a todas las manipulaciones estructurales a las que le someten el sistema y la empresa de la que forma parte. “Los operadores de la gran prensa son relativamente libres únicamente en aquellos campos donde no entran en juego los intereses directos del grupo económico o político que controla la empresa”, ejemplificó el italiano Luigi Accattoli (1992: 1405).

Sin un periodismo independiente no puede hablarse de una sociedad democrática y en este concepto se encuentra la relación más conflictiva que el periodismo independiente debe afrontar, que es la relación prensa-poder. Al respecto, el periodista Joaquín Morales Solá señaló durante el II Congreso de Comunicadores Católicos en Rosario:

La relación de la prensa con el poder es necesariamente conflictiva. (…) No hay peor contribución que el periodismo puede hacer a la construcción de una sociedad mejor que un periodismo genuflexo y dependiente del poder. Este conflicto se agudizó en los últimos años, como producto del periodismo de investigación. Y lo que el poder no quiere que se muestre es lo que las sociedades desean saber (…) tanto de la corrupción como de los problemas sociales y económicos que el poder no resuelve por desidia, porque tiene otras prioridades o porque no sabe cómo hacer (Morales Solá, 1999: 296).

Agenda pública

Al mismo tiempo, busco poner en juego las distintas categorías de la comunicación estratégica desde los nuevos paradigmas, que incluyen lo situacional, lo histórico, lo complejo, lo fluido, lo cambiante, lo emergente, lo multidimensional (Massoni, 2007).

¿De qué manera podemos incluir a los ciudadanos en la nueva configuración de la agenda pública, en el marco de la búsqueda del diálogo de saberes y transdisciplinario, y en orden a transformar las rutinas periodísticas en un encuentro sociocultural?

Los cambios de paradigma en el periodismo tradicional hacia otro periodismo multiparadigmático se pueden propiciar a través de nuevas rutinas periodísticas, con una novedosa agenda pública-ciudadana por medio de la participación de la gente, para generar así un cambio social conversacional (Massoni, 2007).

Una de las voces autorizadas en la materia es Ana María Miralles, investigadora de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, Colombia, quien propone: “con información concebida para la participación ciudadana, el periodismo público provoca en los ciudadanos procesos de deliberación que llevan a la construcción de su agenda de prioridades, con la aspiración de ejercer influencia sobre el poder”[3] (2002: 4), aclarando que no excluye a otros sectores como los expertos, los políticos profesionales y los funcionarios oficiales.

Al mismo tiempo, la Escuela Comunicación Estratégica de Rosario desarrolló las marcas de racionalidad comunicacional, trabajando las dimensiones informativa, ideológica, interaccional y sociocultural.

La técnica de planificación estratégica de análisis y prescripción mediante Marcas de racionalidad comunicacional consiste en atender a las diferentes modalidades del encuentro sociocultural en una operación de doble registro: el reconocimiento de las racionalidades comunicacionales dominantes en una situación y el diseño de estrategias como dispositivos de interpelación de la situación a partir de incorporar otros recursos de otras dimensiones de la comunicación y a partir de la caracterización de Matrices socioculturales como autodispositivos colectivos (Massoni, 2013: 63).

Generalmente, en los medios de comunicación tradicionales operan las dimensiones informativa e ideológica. La dimensión informativa es la comunicación como proceso de transmisión de datos cuantitativos con una finalidad determinada, centrándose en la difusión y transferencia de los mensajes; algunas marcas más características de este enfoque son linealidad, segmentación, verticalidad, comunicación operativa. La dimensión ideológica corresponde al universo de los discursos, da cuenta de las formaciones culturales e ideológicas desde lo supraestructural y aborda la comunicación como aparato de reproducción ideológica; las marcas más comunes son linealidad, verticalidad, segmentación, comunicación operativa (Massoni, 2007 y 2013).

Este punto de vista es reforzado por McQuail, quien al respecto afirma:

Los medios de comunicación son usados para dirigir y controlar el comportamiento del consumidor y el comportamiento político de amplios estratos de electores (…) Su actividad ideológica consiste en la difusión de opiniones y visiones del mundo de la clase dominante, a través de la eliminación de ideas alternativas (1986: 41 y 75).

Esta reflexión refuerza la idea de que el medio de comunicación está por encima de los contenidos y las personas que trabajan; es la posición de superestructura que se baja desde los mass media, mostrándose más importante el nombre y la marca que operan como dispositivos de alienación y manipulación ante la sociedad.

Otro elemento a analizar es la libertad del periodista en el propio ámbito laboral en el momento de informar y opinar. Los deberes morales frente a la empresa son explicados por el citado Accattoli:

Conocer los intereses del grupo que controla a la empresa, estudiar el conocimiento que esos intereses ejercen sobre el propio trabajo, discutir este efecto con los responsables redaccionales, comunicar este conocimiento a los colegas de cara a una acción colegial, mantener activamente abierta la posibilidad de cambiar de cadena a fin de evitar situaciones intolerables e inmodificables (Accattoli, 1992: 1406).

El comunicador estratégico debe darle importancia a escuchar al otro, abrirse a las nuevas realidades socioculturales y tratar de incluir a las diferentes voces de los actores sociales en el contexto de los nuevos paradigmas. O como suele llamar Carlos Galano la otredad:

El modelo civilizatorio dominante degrada el ambiente, subvalora la diversidad cultural y desconoce al otro (al indígena, al pobre, a la mujer, al negro, al Sur), mientras privilegia un modo de producción y un estilo de vida insustentables que se han vuelto hegemónicos en el proceso de globalización (Galano, 2006: 7).

Al respecto, Boris Cyrulnik afirma:

Este ejercicio, ponerse en el lugar del otro -lo que los filósofos llaman empatía-, es un concepto muy útil (…) es enriquecerse, pero también supone un esfuerzo, significa partir a descubrir otro continente mental, una nueva forma de pensar, una nueva manera de ser hombre (…) se trata verdaderamente de una jugada a todo o nada: o nos enriquecemos abriéndonos a su mundo o hacemos una teoría coherente y lo descalificamos, lo excomulgamos, lo excluimos (Cyrulnik & Morin, 2005: 36).

Esta mirada es profundizada por Jon Lee Anderson, reportero de The New Yorker, quien señala:

Hay que agregar voces y hay que crear un retrato tridimensional. Hay que buscar muchas fuentes y hay que tener un sentido ético para establecer un equilibrio entre lo que es la percepción de uno y lo que aparentemente es la realidad de los otros. Hay que ser consecuente con los otros (Anderson, 2012)[4].

¿En qué medida me pongo en el lugar del otro a la hora de informar, más aún opinar, interpretar, criticar e investigar un tema determinado? Al respecto, Morin cuestiona con interrogantes en voz alta:

¿Por qué tener siempre opiniones compartimentadas? ¿Por qué considerar a los seres humanos según su categoría socio-profesional, su nivel de vida, su edad, su sexo, de acuerdo con cuestionarios de opinión o documentos de identidad? Cada ser, aún el más vulgar o anónimo, es un verdadero cosmos (…) porque lleva en sí un mundo fabuloso y desconocido (Morin, 1998: 434).

Con los nuevos paradigmas, tengo que salir de mi punto de vista para hacer un esfuerzo de ponerme en el lugar del otro, que necesita ser escuchado y tenido en cuenta a la hora de escribir noticias, crónicas, entrevistas, columnas de opinión, editoriales y artículos de interpretación.

Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y necesita cercanía. La escucha nos permite asumir la actitud justa, dejando atrás la tranquila condición de espectadores, usuarios, consumidores. Escuchar significa también ser capaces de compartir preguntas y dudas, de recorrer un camino al lado del otro, de liberarse de cualquier presunción de omnipotencia y de poner humildemente las propias capacidades y los propios dones al servicio del bien común (Francisco, 2016: 3).

¿Cuánto cuesta ponerse en el lugar del otro en el momento de escribir una crónica o una columna de opinión cuando ocurre un hecho público y social? En la medida en que uno hace el esfuerzo para entender o aceptar la forma de ser y pensar del otro, posiblemente mi mirada parcial se puede abrir a las nuevas dimensiones de las Marcas de Racionalidad Comunicacional.

En esta línea, Sánchez-Tabernero (2013), rector de la Universidad de Navarra y catedrático de empresa informativa, reflexiona:

El mundo de la comunicación es muy complejo y singular, con productos que cada día cambian y no se pueden almacenar, con un cotidiano trabajo creativo colectivo, y con el público con demandas cada vez más cambiantes (…) Son tiempos de incertidumbre y se diluyen todas las fronteras: entre las industrias, entre las plataformas y hasta entre los géneros. Es un contexto complejo en el que para acertar, antes hay que entender. Esto pasa no sólo en la industria de los medios sino en muchas otras áreas de la economía y la sociedad. Pero creo que una de las claves está en trabajar con gente que aprenda a disfrutar de la incertidumbre, porque al mismo tiempo es un tiempo de enormes posibilidades y desafíos. El problema es que hay mucha gente dedicada a los contenidos y medios que añora el mundo estable y predecible en el que trabajó en el pasado.[5]

En este sentido, hay que propiciar la cultura del encuentro (papa Francisco, 2013)[6] entre los diversos participantes a través de redes del diálogo social con el aporte de las distintas instituciones socioculturales, una sinergia comunicacional buscando las soluciones, los consensos, los acuerdos, el bien común, en el marco de la complementación de los actores sociales. Al mismo tiempo, generar el diálogo transdisciplinario y de saberes entre las distintas lógicas que permita indagar y profundizar las diversas miradas, teniendo de esta manera una mayor cantidad de elementos y poder interpretar la complejidad del fenómeno a estudiar, para tratar de comprender lo enredado de la trama que generan las relaciones humanas y así poder intervenir en una situación determinada.

Implicancias para el aula

Este nuevo enfoque comunicacional de la Maestría en Comunicación Estratégica en la UNR fue incorporado en las dos cátedras que enseño: Periodismo (1º año) y Periodismo Radiofónico (3º año) en la UCSE DAR. Por este motivo, se analiza el proceso con los cambios de la comunicación tradicional hacia los nuevos paradigmas con sus posibles implicancias para el aula.

En los últimos años pudimos trabajar autores con diversas miradas sobre la comunicación y el periodismo, propiciando un encuentro sociocultural transdisciplinario y de diálogo de saberes, con el objetivo de que los alumnos puedan discernir mejor las perspectivas y las metodologías desarrolladas, según las subjetividades de cada uno.

 En este sentido, hay un cuestionamiento a la formación instrumental de la comunicación tradicional desde el viejo paradigma lineal, centralizado, racional, cuyas investigaciones buscan confirmar una hipótesis, teniendo una orientación periodística bajo la pretensión de la objetividad de los hechos, que en todo caso debiera ser tomada como valor límite, porque en realidad los protagonistas de las noticias y quienes las escriben son sujetos que tienen miradas, percepciones e intencionalidades distintas para interpretar la realidad social.

La comunicación estratégica posibilitó un cambio de pensamiento, incorporando la integración, la participación, la emoción y la complejidad. Justamente, en el seminario Nuevos paradigmas y comunicación[7] emergió una crítica a la objetividad a partir de la diferencia entre demostrar-convencer, por ejemplo una determinada información, y mostrar-pensar. En esta línea de pensamiento la objetividad es una petición de obediencia y una creencia absurda. Frente a esta pretensión desmesurada desde el racionalismo objetivista, hay que considerar al sujeto colectivo que construye miradas diversas frente a la objetividad que busca demostrar.

Conclusiones abiertas

Luego del desarrollo de los principales ejes en este trabajo académico, el objetivo fue profundizar y reflexionar sobre las consecuencias de los cambios paradigmáticos que viene produciendo el proceso desde el periodismo tradicional en los mass media hacia la nueva reconfiguración de un periodismo multiparadigmático con la participación de la gente a través de una agenda público-ciudadana, la interacción de las redes sociales y el diálogo transdisciplinario y de saberes.

Frente al nuevo contexto comunicacional, ¿se puede seguir ejerciendo esta profesión sin quedar prisionero de los poderes político y económico que terminan condicionando el contenido de las piezas comunicacionales?

A pesar de los grandes cambios de los paradigmas, la clave profesional se sostiene por los valores y principios innegociables: la libertad de expresión y opinión, la búsqueda incesante de la verdad, la honestidad intelectual, la imparcialidad y el bien común.

En este sentido, se comprende la necesidad de una honesta búsqueda de la verdad en el proceso de recolección y difusión de las noticias. Durante el mencionado Congreso de Comunicadores en Rosario, José María Pasquín Durán (periodista de Página 12, fallecido en 2010)  argumentó diciendo:

En la vida hay cuatro cosas que me parecieron siempre importantes: la honestidad, el respeto, la integridad personal y la búsqueda de la verdad. Es una búsqueda incesante, sin creer que soy dueño de la verdad. Y el prestigio no es de los medios, es de los periodistas que responden a estos principios. A veces, a algunos periodistas, por mantener esto, se les ha sesgado de alguno de los medios masivos. Es fácil hacer plata en los medios, pero no es fácil mantener la dignidad frente a las tentaciones (Pasquini Durán, 1999: 300).

Al mismo tiempo, pongo en juego las distintas categorías de la comunicación estratégica desde los nuevos paradigmas, que incluyen lo situacional, lo histórico, lo complejo, lo fluido, lo cambiante, lo emergente, lo multidimensional (Massoni, 2007).

Las marcas de racionalidad comunicacional trabajan las dimensiones informativa, ideológica, interaccional y sociocultural, operando principalmente en los mass media las dos primeras a través de la mera transmisión de datos cuantitativos y en el control de los contenidos por parte de los directivos de la publicación, ejerciendo presiones políticas y económicas, como así también imponiendo una verticalidad hegemónica a los trabajadores de prensa.

Al respecto, los obispos latinoamericanos profetizaron:

Debemos denunciar el control de estos medios de comunicación social y la manipulación ideológica que ejercen los poderes políticos y económicos que se empeñan en mantener el «statu quo» y aún en crear un orden nuevo de dependencia-dominación (Documento de Puebla, 1979: 295).

¿Cómo incluir a los ciudadanos en la nueva configuración de la agenda pública, en el marco de la búsqueda del encuentro sociocultural? Hay que propiciar una agenda comunitaria pública-ciudadana en la redefinición de las políticas a desarrollarse en los mass media, como sostiene la colombiana Ana María Miralles (2002) en “Periodismo, opinión pública y agenda ciudadana”, teniendo en cuenta también a los usuarios porque forman parte del territorio situacional, en el marco de la búsqueda del diálogo transdisciplinario y de saberes, y transformar las rutinas periodísticas con el objetivo de propiciar un encuentro sociocultural.

El reto del periodismo público es autonomizar la agenda ciudadana y por eso se trata de un fenómeno cuyo eje son los temas y las prioridades de los ciudadanos, siendo esa la verdadera función de la opinión pública: construir y visibilizar temas (Miralles, 2002: 6).

Finalmente, el nuevo enfoque comunicacional fue incorporado en mis clases de Periodismo (1º año) y Periodismo Radiofónico (3º año) en la UCSE DAR, analizándose el proceso con los cambios de la comunicación tradicional hacia los nuevos paradigmas con sus implicancias para el aula.

Así, la comunicación estratégica posibilitó un cambio de pensamiento, incorporando la integración, la participación, la emoción y la complejidad, en el marco del proceso comunicacional. Al mismo tiempo, hay un cuestionamiento a la objetividad como petición de obediencia desde el racionalismo objetivista frente al sujeto colectivo que construye miradas diversas sobre la realidad cambiante y dinámica.

Entre los aprendizajes que me marcaron en la citada maestría emergió un elemento alternativo frente a esta coyuntura que consiste en aprender a convivir con la contradicción, la diversidad y la complejidad (Morin, 1984). Y si seguimos buceando, aprender a aprender, parafraseando a Paulo Freire:

Uno de los saberes indispensables, que quien se está formando, desde el principio mismo de su experiencia formadora, al asumirse también como sujeto de la producción del saber, se convenza definitivamente de que enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades de su producción o de su construcción. (…) Quien enseña aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender (Freire, 2012: 24-25).

El autor ejerce el periodismo hace 28 años en distintos medios de comunicación de Rafaela (escritos, orales y webs) y la región. Estudió Comunicación Social con orientación en Periodismo en el Instituto Superior Nº12 “Gastón Gori” de Santa Fe, en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales de Rafaela; realizó un posgrado en Educación Superior en la Universidad Católica de Cuyo y una maestría en Comunicación Estratégica en la Universidad Nacional de Rosario. Es docente en la Universidad Católica de Santiago del Estero Departamento Académico Rafaela desde 2004.

Bibliografía

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[1] La cursada del autor de este trabajo fue en la cohorte 2012-2013 y el TFI titulado “Innovación en el periodismo del diario La Opinión de Rafaela, propiciando una comunicación estratégica” fue aprobado en octubre de 2018.

[2] Tesina de grado de la licenciatura en Comunicación Social orientación Periodismo, en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), sede Rafaela, 2003.

[3] “Periodismo, opinión pública y agenda ciudadana”. Este aspecto desarrollado y su autora fueron aportados por Jesús Galindo Cáceres en el Taller de proyecto I de la Maestría en Comunicación Estratégica.

[4] Entrevista realizada por Astrid Pikielny titulada “El cazador de historias”, en la revista ADNcultura del diario La Nación, 10 de agosto de 2012, p. 8.

[5] Entrevista efectuada por Carlos Guyot a Alfonso Sánchez-Tabernero, titulada «Los medios no están en el negocio de la tecnología, sino en el del talento», en el suplemento Enfoques del diario La Nación, Buenos Aires (1/9/13).

[6] En el capítulo IV de Evangelii gaudium expone cuatro principios para superar las tensiones sociales: el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto, la realidad es más importante que la idea y el todo es superior a la parte.

[7] Este seminario estuvo a cargo de la docente Denise Najmanovich en la Maestría en Comunicación Estratégica cursada entre 2012-2013 en la UNR.

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