Por Emilio Grande (h.).- Lamentablemente, el divorcio entre la clase política y la gente no solo continúa sino que sigue profundizándose, con el reciente aumento exorbitante de los senadores nacionales.
Los senadores aprovecharon el final de la sesión del jueves último para tratar un proyecto de resolución sobre tablas, cuya duración no llegó al minuto, y aprobaron un aumento de sus dietas. Lo hicieron a mano alzada y sin debate, y los sueldos en mano pasarán a partir de junio de $1,7 millones a más de $4 millones, más gastos de representación, adicional por desarraigo y le agregaron el aguinaldo. Sí escucho bien.
“Todos estaban al tanto de que esto iba a pasar y casi todos estuvieron de acuerdo”, dijo un legislador que participó de la redacción del proyecto y refleja, con amargura y bronca, que la decisión de aumentarse las dietas que votaron los senadores contó con el aval de la mayoría de los miembros de la Cámara Alta, a pesar de las críticas públicas lanzadas desde el oficialismo libertario y desde otros sectores políticos con representación en el Senado una vez consumada la votación.
Se trata de una medida que no fue acompañada por el oficialismo, según dijo al término de la sesión el jefe libertario, Ezequiel Atauche. No obstante, como firmante de la iniciativa apareció Bruno Olivera Lucero, firmó la resolución que se votó previo a su tratamiento y se arrepintió luego de que otro senador lo reprendiera, al igual que la radical santafesina Carolina Losada.
En el recinto, el senador salteño del peronismo disidente Juan Carlos Romero fue quien solicitó la incorporación del proyecto de resolución y pidió habilitarlo sobre tablas. Se necesitaban dos tercios. Villarruel puso la definición a mano alzada y, pese a que algunos legisladores no lo hicieron, quedó convalidada. Sin debate, se volvió a votar la iniciativa de manera formal y quedó aprobada.
El mes pasado, el presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem y Villarruel dieron marcha atrás con la actualización de las dietas que habían habilitado a fines de febrero al firmar, con un aumento de casi el 30%, la paritaria de los empleados del Poder Legislativo.
El monto que percibirán los senadores será casi el doble del sueldo de los funcionarios de primera línea, entre los que se encuentra el propio presidente Javier Milei.
Frente a este escándalo desatado derivó en que ahora los integrantes de La Libertad Avanza en la Cámara Alta decidieron presentar un proyecto para retrotraer las subas, según anunciaron desde el bloque, que preside Atauche, respecto de lo que pasó en el recinto, que generó rechazo de la Casa Rosada. En la misma línea se mostraron los senadores de PRO, principal bloque aliado del oficialismo, luego de que Mauricio Macri cuestionara el incremento de los senadores.
La jefa de la Coalición Cívica (CC)-ARI y ex diputada nacional Elisa Carrió opinó que “toda la vida defendí que debían ganar bien. Lo que no pueden ganar es escandalosamente bien. Es un delito donde están implicados todos, incluso la Vicepresidente. Es un delito, por lo menos moral, seguro”.
¿Es adecuado semejante incremento para los senadores nacionales cuando el común de la gente ve con malos ojos a la clase política en medio de la galopante inflación y tiene que recortar los gastos para llegar a fin de mes como los jubilados que cobran $241.000?
Esta situación que se hizo pública en el Senado de la Nación no difiere demasiado de las elevadas dietas que perciben los distintos legisladores provinciales y municipales, no siendo la excepción la provincia de Santa Fe, quienes además disponen de un monto mensual para entregar subsidios, y los concejales rafaelinos.