Por Eduardo Reina.- Una de las posibles respuestas de la mente humana frente a situaciones de tensión, estrés o frustración, es la autoagresión. Esta actitud parece extraña vista desde afuera pero a quien la practica, en el momento le produce una sensación de alivio frente a una situación difícil de manejar. Sin embargo, como frente a toda conducta compulsiva, al momento del alivio inmediato sigue un posterior, el arrepentimiento y el remordimiento.
Esta conducta nos recuerda a nuestro presidente Alberto Fernández, a quien muchas veces vemos, que en sus autolesiones, coincide con las ideas y las acciones de sus victimarios. En cualquier tema en el que hay un error muy grosero para destacar, Alberto se encarga de hacer y decir para dejarlo bien expuesto y dejarle el trabajo simplificado a la oposición y a la interna. Se autoflageló tocando los temas más sensibles de economía, abandonando la seguridad, dejando a los gobernadores a su suerte y con Wado de Pedro (justamente un enviado de los agresores) , anunciando mínimos avances en la producción mientras sigue con las marchas y contramarchas con los distintos sectores productivos que no saben cuál será su realidad de un día para el otro. Lo más destacado de esta actitud se ve en que tome la salud y el manejo de la pandemia cómo un caballito de batalla para la campaña, cuando los vacunatorios VIP son la punta de un iceberg de desmanejos. Por último, a las agresiones de Cristina y sus laderos las responde de manera genérica y bajándoles el tono a la vez que acompaña y se expone junto a Cristina Fernández en su denuncia contra el «lawfare» para esquivar las condenas.
Lo único que salva al presidente de terminar de ocupar su destino de “pato rengo”, es, por un lado, que no termina de decir que no será el candidato y que algunos del espacio todavía respetan que mantenga la ficción, mientras lo empujan más o menos sutilmente para que se caiga.
Por otro lado el gran aliado del Frente de Todos hoy para que mantenga cierta fantasía de competitividad es la campaña enredada que a los errores e internas del oficialismo, opone una más feroz interna en una oposición que se pelea porque ya se ve con la banda presidencial y por eso mismo puede que termine perdiéndola.
Macri por un lado, aunque siga sosteniendo que no será candidato y vea que los números no lo acompañan, es claro que no resigna sus deseos de encabezar la lista y como siempre la juega de callado mientras hace guiños a ambos lados de la interna de Juntos porque sabe que el tiempo que falta es su aliado.
Bullrich empieza a impacientarse porque no recibe el apoyo que necesita y también duda de que Mauricio pueda usarla como moneda de cambio, mientras ella se entretiene jugando con el control de Milei.
Larreta hace política con todas sus acciones de gobierno y utiliza la estrategia del “ toma todo” que en los papeles suma, pero lo que le resta es su carisma y su poca y dudosa penetración en el electorado
Lilita Carrió saldrá a respaldar indirectamente a Larreta para tratar de mantener a todos los lilitos que están en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de esa forma poder negociar lugares en las listas futuras. Este apoyo es importante, porque pese a todo Carrió supo todavía mantenerse como una disruptiva y es la única dentro de Juntos por el Cambio que realmente puede salir a disputar el ¨voto Milei ¨
Javier Milei cada día se aleja más de la disrupción heroica que planteaba y se acerca más a la ruptura cómica de un personaje kitsch al estilo de Ricardo Fort porque se subió al ring y, a medida que las cosas suceden, los candidatos con más estructura y kilómetros recorridos en el sistema político, empiezan a verlo como un blanco necesario. Ven que si le pegan un poco, logran sacarlo de sus casillas y hacerle pisar el palito con relativa facilidad.
Con Milei también pasa que a medida que está más tiempo expuesto como político, la gente empieza a ver de a poco las cosas que son cartón pintado y a pedir precisiones de cómo solucionar cada uno de los temas en los que ya no alcanza su ¨sarasa ampulosa¨ que empezó a formar parte de los discursos políticos ya conocidos.
Por último, su gran poder que era la novedad y la notoriedad de su figura que daban mucho para el show mediático gráfico y televisivo, empiezan a ser algo ya conocido que no captura tanto la atención y no genera el rating que generaba al comienzo y ya hay otros ganadores de rating en escena . Dio lo que tenía que dar al negocio mediático y ahora lo ponen a la medida que le corresponde
Entramos en un periodo de reacomodamiento final y Milei muy a pesar suyo será marginado porque ya conquistó el público que quería conquistar e instaló un discurso que puede ser explotado por equipos y candidatos mucho más hábiles.
Mientras tanto, parecería que el radicalismo avanza con la interna que empieza a calentarse. En la UCR todos los equipos dan por seguro que se presentan a la contienda en marzo con sus campañas. Manes sostiene que gana con el apoyo de gran parte del radicalismo: Alfredo Cornejo, Gustavo Valdes Maximiliano Abad (jefe de la UCR bonaerense que aspira a posicionarse en la pelea por la sucesión de Axel Kicillof), Gastón Manes (su hermano y principal armador) y Ernesto Sanz entre los más cercanos. Por su parte Gerardo Morales jugaría con Martin Lousteau y Emiliano Yacobitti que se sabe que vienen con el apoyo del Coti Nosiglia, y que superaron el 40% de los votos en la provincia de buenos aires en la interna con Manes
Ambos bandos están autoagrediéndose porque sienten la tensión de una elección que parece decisiva para quien logre encabezar las listas, dada la consolidación de la polarización. Se autolastiman, ensanchando heridas como descarga emocional y quedan atrapados en el círculo vicioso de la repetición del ritual de la euforia, el alivio y el remordimiento codificados en críticas públicas o en off teledirigidos y disculpas públicas que señalan al “enemigo” en común.
Estamos como buenos espectadores de la política encontrándonos con la definición de las candidaturas y si bien los argentinos somos ansiosos y hace mucho que estamos desesperando por alguna definición; lo cierto es que ahora falta cada vez menos. Parece que a medida que pasa el tiempo aumentan las incertidumbres y, como si se hubiera teñido de albertismo toda la política nacional, vemos que todo se juega en un constante desgaste de marchas y retrocesos que no parecen conducir a ninguna parte.
“Desde que era chiquitito que vengo escuchando que hay que sacrificarse en aras del futuro. El lema nacional siempre ha ido jódanse hoy para disfrutar mañana y uno pone el hombro, pero el futuro por definición se pianta y uno jamás lo puede alcanzar” (Monólogo 1989-1990, Tato Bores).
Fuente: https://www.perfil.com/ El autor es analista político. Consultor especializado en Comunicación Institucional y Política, doctorando en Comunicación (Universidad Católica Argentina), magister en Comunicación y Marketing Político en la Universidad del Salvador (USAL). Postgraduate Business and Management por la Universidad de California Ext. Berkeley, EEUU. Profesor protitular en UCA. @ossoreina