La población en estado de pobreza pasó de 40,8% en 2019 a 44,2% en 2020, lo que implica que 20,3 millones de argentinos y argentinas están en esa situación, mientras la tasa de indigencia subió del 8,4% al 9,8% en igual período. Así lo revela el informe “Efectos de la pandemia Covid-19 sobre la dinámica del bienestar en la Argentina urbana” que difunde el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA UCA).
El investigador jefe del ODSA UCA, Agustín Salvia, advirtió que las cifras hubieran sido más altas sin la ayuda oficial mediante programas como la Asignación Universal por Hijo (AUH) o el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), y atribuyó la situación más al desempleo que subió del 10,6% a 14,2% en el tercer trimestre de 2020, lo que implica que se pasó de casi 2,1 millones de desocupados a poco más de 2,7 millones.
El informe será presentado esta mañana en el marco del Seminario académico «Pobreza multidimensional y desigualdades sociales en la Argentina urbana 2010-2020. Desafíos teórico-metodológicos para su medición bajo el escenario Covid-19», previsto a partir de las 11 y que se transmitirá en vivo en www.uca.edu.ar/odsavivo
El estudio del ODSA UCA indicó que, previamente a la pandemia de coronavirus, las condiciones de vida en la Argentina se encontraban en un proceso de fuerte deterioro, visibilizado por el aumento de la pobreza monetaria que acompañó la crisis económica del bienio 2018-2019.
En ese contexto, resaltó que la situación sanitaria instaló un escenario inédito en la primera mitad de 2020 y profundizó las tendencias previas, alcanzándose el tercer año consecutivo de ascenso en la pobreza por ingresos, 33,6%, 39,8% y 44,7% respectivamente.
Por un lado, el aumento de los precios de la canasta de consumo continuó avanzando, indicó el informe. Y añadió que por el otro, en el marco de restricciones fuertes a la movilidad –ordenadas para contener la suba de contagios-, se limitaron y afectaron tanto procesos de trabajo como pautas de consumo. Por lo tanto, la posibilidad de procurarse ingresos en actividades precarias o informales, caracterizadas por tareas presenciales y al menudeo, se recortó súbitamente.
“En paralelo al incremento de la pobreza monetaria se registró un alza paulatina, durante el último lustro, de la proporción de hogares que declaró experimentar insuficiencia de ingresos de los hogares. Este indicador, complementa el escenario de deterioro socioeconómico que provee el examen de la pobreza e indigencia monetaria”, analizó.
En el marco de restricciones fuertes a la movilidad –ordenadas para contener la suba de contagios-, se limitaron y afectaron tanto procesos de trabajo como pautas de consumo
Según el ODSA UCA, se dispusieron formas de transferencia de ingreso extraordinario, centradas en la implementación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), para contener el colapso de las condiciones de vida de hogares principalmente vinculados a la economía informal. En consecuencia se registró un récord en la cantidad de población alcanzada por la asistencia social (55,4%) y aún más abrumadora para la población en situación de pobreza (79,7%).
“El impacto de estas transferencias sobre la condición de pobreza e indigencia de los hogares fue medida a partir de ejercicios de simulación que arrojaron que en ausencia de éstas, en 2020 los niveles de pobreza y de indigencia por ingresos hubiesen alcanzado al 52% y al 25% de la población respectivamente”, destacó el estudio.
Por otra parte, afirmó que las medidas de aislamiento también impactaron sobre los niveles de asistencia escolar, interrumpiendo la tendencia descendente del déficit de asistencia escolar en niños y adolescentes al incrementar el porcentaje de hogares que contaban con al menos un niño o adolescente sin vínculo alguno con instituciones educativas formales.
“Mientras que en 2018 había tenido lugar un descenso de los hogares y población (total y en condición de pobreza) que contaba con cobertura de programas sociales (que se explica por el empobrecimiento de sectores pertenecientes en los estratos medios que no accedían a transferencias por parte del Estado), en 2019, y sobre todo en 2020, el continuo deterioro del escenario socioeconómico fue acompañado por un aumento muy significativo de la cobertura de políticas sociales”, concluyó.
El informe completo en el ODSA UCA.
Fuente: https://aica.org/