Por Emilio Grande (h.).- La semana pasada se realizó la 116ª asamblea de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) en la Casa de Ejercicios El Cenáculo (La Montonera) de Pilar, con la participación de más de 80 obispos, entre ellos Luis Fernández de la diócesis de Rafaela (departamentos Castellanos, san Cristóbal y 9 de Julio). «En la reunión hubo reflexión y oración; también un momento fuerte cuando se compartió esta pascua con el martirio del obispo Angelelli, 2 sacerdotes (Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville) y un laico (Wenceslao Pedernera); es algo nuevo que la Iglesia argentina tenga sus primeros mártires», confesó el obispo diocesano a este cronista.
-El caso de Enrique Angelelli en La Rioja ocurrió el 4 de agosto de 1976, ¿por qué motivo hubo tanta demora en avanzar con la investigación, luego reflotada por Bergoglio?
-A lo largo del tiempo hubo ciertos peritos que no había coincidencias, en una primera etapa donde hubo mucho encubrimiento, no hubo un seguimiento veraz, se cambiaron jueces. La misma Iglesia empezó una investigación también mucho más profunda con algunas cuestiones que no terminaban de convencer. Cuando Bergoglio llega al papado, se pone gente con mucha capacidad y fue el último obispo Colombo (ahora trasladado a Mendoza) que es abogado y estudió en profundidad, para que la Iglesia diera este paso de reconocer estos mártires. Angelelli manejaba, el que lo acompañaba quedó vivo y nunca quiso declarar. Ahora el 27 de abril de 2019 será la beatificación con una misa en La Rioja.
-¿Cuáles fueron otros temas de la asamblea?
-Hablaron los obispos que participaron en el «Sínodo de los jóvenes» con una reforma de la Iglesia que el mismo Papa ha llevado adelante; antes los sínodos eran solo de los obispos ahora participaron 40 jóvenes, hablando al mismo nivel que los obispos. Francisco pidió escuchar a los jóvenes, cuáles son sus problemas, sus alegrías, sus esperanzas. Hoy pareciera que el mundo quiere dejar de lado a los jóvenes y que no tienen voz; la Iglesia dijo tengamos paciencia y ellos pueden ayudarnos a esta etapa de la nueva evangelización, del diálogo con la nueva cultura, tener más confianza en ellos. Queda abierto el sínodo porque hay que seguir escuchando y trabajando con los jóvenes, y estar muy cerca de ellos.
-También se trató el tema urticante de la ayuda del Estado a la Iglesia, ¿en qué se avanzó?
-La resignación que los obispos hacemos de lo que era el subsidio que el Estado entregaba a los obispados y que muchos creían que era un sueldo para los obispos; era un dinero que por ley iba a los obispados y luego se distribuía según las necesidades: comedores, seminaristas, lo más pobres y también cubría sueldos de la curia. Hablaron todos los obispos donde nos hemos puesto de acuerdo porque lo que se pone en juego económicamente de la Iglesia es el 7% de su economía (133 millones de pesos al año de los cuales 46.000 pesos por mes para cada obispado), entonces frente a eso propusimos formar una comisión que reordene solidariamente con la contribución de los fieles, el Estado dando una mano con la instrumentalización, como se hace en Alemania, Italia, Francia, que está muy bien visto, donde un porcentaje de las ganancias de cada persona el Estado en vez de dar para la parte social va para la Iglesia. Hay algunos obispos que estamos renunciando ahora y esa comisión hará posible la solidaridad dentro de la misma Iglesia. Las diócesis que tienen más posibilidades ayuden a las más necesitadas; tampoco queremos hacer una cosa alocada porque hay diócesis que mantienen seminarios, comedores, hogares de ancianos.
-¿Esta decisión da más libertad a la Iglesia y a los pastores respecto al Estado y a la política para tener más autonomía?
-En el mensaje último del presidente de la CEA Oscar Ojea (obispo de San Isidro) lo primero que dijo es que nosotros hablamos como pastores no como parte de la oposición, ni del oficialismo; esa libertad es la queremos mantener, para no callar la verdad que vive la gente y el pueblo, la Iglesia está en todos los rincones y pueblos, en los hospitales, tiene el derecho de hablar de lo que está viviendo un pueblo. Nos preocupa la situación social que se está viviendo en este momento en el país.
-¿Como analizaron esta difícil situación social?
-Estamos preocupados con otro momento difícil del país, no se habló del caso extremo del 2001, pero sí de que hay más pobres, se empiezan a aumentar la cantidad gente que va a los comedores, hay personas que no llegan a fin de mes, gente que pierde su trabajo. Esto preocupa a la Iglesia y un momento difícil que resolver entre todos, sumado a la violencia, la desesperanza en la juventud porque hay universitarios que no pueden seguir estudiando, los que pierden su trabajo y cómo hacen para alimentar a sus hijos. No lo decimos como sociólogos, ni como periodistas ni políticos; nuestra misión es ser pastores, escuchar el grito y el dolor de la gente, y también escuchar sus alegrías y esperanzas.
-¿Cómo está lo social en la diócesis de Rafaela?
-Está en esa misma línea, lo que informan los medios de comunicación y lo que cada uno de los sacerdotes vive en las distintas parroquias; sabemos que hay barrios que son muy difíciles con inseguridad, escuchar tiros por la noche, hay muchos muertos que no había antes, se vive esa situación de desesperanza. También bajó la matrícula universitaria en una ciudad que se estaba constituyendo en crecimiento.
-¿Cómo hacen los pastores para no ser usados políticamente, por ejemplo la reciente misa en Luján presidida por el arzobispo Radrizzani pedida por los Moyano o los dirigentes que visitan al Papa?
-Hay conciencia de esto y críticas porque si uno escucha bien el mensaje de Ojea dice «miren que nosotros también en algunas cosas hemos fallado», pero una cosa es la autocrítica madura que puede reconocer equivocaciones y otra cosa es la crítica despiadada, sobre todo con figuras que en ningún lugar del mundo se habían críticas a un Papa, que sea su propio pueblo que lo critica de esta manera mientras en otros lugares se han quedado asombrados. Bergoglio está mirando el momento propicio para venir a la Argentina y no crear más grietas sino para unir al pueblo.
Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 18 de noviembre de 2018.