Por Emilio J. Grande.- El 3 de septiembre pasado se publicó la última nota de nuestra serie dedicada al Centro de Radioterapia que reclama esta ciudad y su zona de influencia. Decíamos entonces que se demoraba en demasía la decisión política para cubrir esa prioritaria necesidad referida a la salud.
En ese tiempo transcurrido de casi tres meses, en cambio hubo importantes anuncios de otras obras con presupuestos que al menos duplican al requerido para el tratamiento oncológico: la construcción del edificio de la Escuela de Música cuya apertura de sobres de la licitación se fijó para el 20 del próximo mes de diciembre y la repavimentación del autódromo del Club Atlético, en ambos casos con inversión superior a los 10 millones de pesos cada una.
No se discute que para la cultura y el deporte rafaelino lo citado es de significativa importancia, pero lo de la salud que se posterga ya en años, inexplicablemente ha perdido su condición de prioritario. Para beneficiarse y disfrutar con lo que se haga para la música y el automovilismo, lo ideal es que se cuente con buena salud.
Con respecto al Centro de Radioterapia ha sorprendido muy gratamente lo anunciado recientemente por ATILRA, que esa obra se haría en la ciudad de Sunchales, la que se estima podría estar habilitándose dentro de dos años, servicio incluido en un ambicioso proyecto de un Centro Regional de Alta Complejidad para la salud, a desarrollarse en un terreno de 14 hectáreas ubicado sobre el sector sur del radio urbano sunchalense.
Tal novedad debería acicatear en el buen sentido a los responsables -políticos, empresarios privados y profesionales- de nuestra ciudad. Nada de envidia, menos de celos, pero de pensar en los tiempos y resolver de una buena vez. En buena hora y que pueda concretarse el Centro de Radioterapia de Sunchales, pero la espera de dos años agudiza la angustia de decenas de enfermos oncológicos que en la actualidad deben trasladarse a otras poblaciones para el debido tratamiento, recorriendo cientos de kilómetros todos los días durante muchas semanas, con lo que conlleva ese molesto movimiento con trastornos de salud, gastos, pérdidas de tiempo y afección psicológica.
En otro orden y también para tocar la autoestima y la conciencia, golpear la insensibilidad y el sano orgullo de los responsables rafaelinos decisivos para concretar el Centro de Radioterapia local, ha aparecido la feliz iniciativa de una mujer radicada en la localidad de Felicia. Se trata de la señora Viviana Larraura, de 34 años de edad, esposa y madre, que padece cáncer, quien inició un movimiento que en corto tiempo, dando un ejemplo de que en lugar de hablar y hablar hay que concretar, hizo posible que se abriera un espacio de contención para quienes padecen esa enfermedad.
Conclusión: desde el día de hoy funciona ese lugar de encuentro en el salón de actividades de la parroquia San Antonio, cuyo párroco Walter Perelló comprendió inmediatamente la importancia de la genial iniciativa de la señora Larraura, convencimiento que antes también tuvieron sin pensarlo dos veces otras personas y profesionales que colaborarán gratuitamente.
Reiteramos lo llamativo de un hecho ejemplar que en contados meses esta mujer de Felicia logró plasmar un acción que hará más llevadera la pesada carga que soportan los enfermos oncológicos.