Por Norma Bessone.- «Como comunidad agrícola, necesitamos tener un proceso más educativo para las personas que no son agricultores sobre lo que hacemos, cómo lo hacemos y por qué lo hacemos».
Tomo esta frase de un artículo publicado en nuestra web (1), como disparador de reflexión.
Para intentar modificar lo que no vemos adecuado, para ajustar procesos y modificar actitudes que lleven a cambios de conducta reales y positivos para la sociedad, deberíamos trabajar y replantear seriamente la educación en general, el cuidado del planeta y aún con mayor necesidad, el entorno inmediato en el que nacemos y debemos desarrollarnos como personas, como ciudadanos.
Haría extensiva la necesidad de divulgación de conocimientos desde todos los sectores de los procesos productivos que intervenimos y sostenemos. Esas actividades que generan empleos, aportan recursos en calidad de impuestos, generan cultura del trabajo, incluyen innovación y apropiación de nuevas tecnologías, colaboran en nuestra inserción en el mundo y forman parte de nuestra vida cotidiana desde la alimentación, la salud, el movimiento económico y el desarrollo de nuestros pueblos y ciudades.
No se ama lo que no se conoce, no se valora lo que no se sabe el esfuerzo que conlleva, no reconocemos la necesidad de un recurso hasta que lo perdemos…
El conocer cómo, cuándo, dónde, quiénes, por qué, para qué, nos dará el derecho de opinar y proponer.
El respeto abrirá la posibilidad de diálogo con la diversidad. La búsqueda de la verdad objetiva mediante métodos científicos serán herramientas para hacernos más libres de decidir.
Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia. Sócrates (470 AC-399 AC) filósofo griego.
(1) https://ruralrafaela.com.ar/como-en-rafaela-pero-en-australia/