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Navidad: tiempo de dar, compartir y amar

La puesta en marcha todo ese plan de rescate, ese sería el mejor regalo para nuestros niños. No se trata de comidas abundantes y regalos ostentosos. Se trata del regalo del amor que nos dio Dios.

Por María Inés Adorni.- Según la Real Academia Española, rescatar significa recobrar por precio o por fuerza lo que el enemigo ha tomado y, por extensión, cualquier cosa que pasó a mano ajena. Además, se agrega que rescatar también involucra al hecho de liberar de un peligro, daño, trabajo, molestia u opresión.

Entonces se entiende por rescatar el acto de intervenir que una persona hace para sacar a alguien de una situación no favorable. Este acto puede estar motivado por dinero, por conveniencia, o por amor. La tristeza de un niño que vive en las calles, sin casa y sin familia.

Hace un largo tiempo veo en las calles niños pidiendo limosna, entre los autos en los semáforos, en las entradas de los supermercados, etc. También a madres con sus bebés en brazos sentadas en la puerta de los bancos o sentadas en las veredas, extendiendo sus manos pidiendo.

Martín, un niño que vende medias y estampitas en la calle, me contó su historia de vida.

Me dijo, que ojalá hoy me vaya bien, porque tengo mucha hambre. Primero vi que se sentó en la vereda del banco, acomodó sus cosas, sacó un lápiz y un papel y me dibujó una familia. Como profe de arte me sorprendió sus trazos perfectos y su delicadeza al expresarse como un niño que es, de ocho añitos.

Me senté junto a él y lo escuché con mucha atención. “Señora, con mucho respeto, yo quiero estar con los otros niños de la villa jugando. Ahora tengo que ayudar a mis hermanos, todos tenemos que llevar algo a la mesa para comer”.

“Por eso vendo estas medias…”, me puse a pensar y por dentro de mí, esas ganas de hacer por ellos es tan grande, pero como dice la Madre Teresa de Calcuta, “dar”, empecemos con una pequeña semilla de amor y protección.

Soy mamá de tres hijos que ahora ya son adultos, siempre le pedí a Dios que me diera salud y trabajo para ayudarlos a crecer, pero crecer sobre todo en valores y fe.

Este niño sufrió un abandono de sus padres, vive con su abuela anciana que los cuida y sus hermanos mayores.

Me volví hacia él y le dije que hay personas buenas que se ocupan de que los niños no estén en situación de calle. Y el me respondió, “¿a dónde están?”

“Yo señora, sé que si no traigo el pan a la mesa, me dijo mi abuela que no comeríamos. Yo voy a la escuela, pero no dan la copa de leche y el merendero está cerrado”.

Le pregunté si le gustaba estudiar y me dijo que le gustaba mucho leer, pero le costaba.

Y me dijo que sus tres hermanos mayores trabajan vendiendo también.

Hasta cuando…, me dije, hay un hermoso proyecto de rescatar a esos niños de las calles y adolescentes, proyecto de contención, valores, escucha, etc., guardado en una carpeta desde hace muchos años, que tocando puertas, esas puertas no se abrieron, pero si las puertas de un equipo de personas, personas como nosotros que tienen muchas ganas de ayudar al prójimo.

No quiero ver más niños y adolescentes en las calles pidiendo, quiero ver niños jugando, riendo y adolescentes con proyectos, con valores que esos valores si no se enseñan en la familia, las escuelas tienen la obligación de hacerlo y sobre todo con respeto y amor a sus alumnos, porque el respeto comienza por el maestro.

El maestro tiene que estar a la par del alumno, para que este lo respete y lo escuche. Hoy en día, son contados con los dedos los que tienen vocación de servicio como docente y no dan vuelta a la cara al problema de conducta y falta de valores de sus niños.

Decían los abuelos, la educación empieza por casa…, pero si esa familia no existe, la escuela tiene que enseñarles esos valores. Nuestros niños son el futuro de esta sociedad.

El mayor de los rescates se efectuó para cada uno de nosotros. Hubo alguien que arriesgó su vida para rescatarte y llevarte a salvo a tu hogar.

Navidad es la época escogida para recordar y celebrar el nacimiento de nuestro salvador. La puesta en marcha todo ese plan de rescate, ese sería el mejor regalo para nuestros niños. No se trata de comidas abundantes y regalos ostentosos. Se trata del regalo del amor que nos dio Dios.

En esta Navidad y tiempo de Adviento te invito a que aceptes el mejor regalo que puedas haber recibido alguna vez: el de tu rescate, gracias a Jesús.

Sembrando semillas de fe…

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