Miles de peregrinos participaron, el sábado 22 y el domingo 23 de abril, de la 124ª edición de la peregrinación a la basílica Nuestra Señora de Guadalupe de la ciudad de Santa Fe, patrona de esa provincia.
Este año, acompañada por el lema «María va a florecer nuestra esperanza”, la peregrinación congregó a muchos jóvenes y demás personas, que llegaron de distintas localidades de la arquidiócesis para manifestar su fe y devoción a esta advocación mariana.
Entre las celebraciones que comenzaron el sábado a la mañana, se detacaron las peregrinaciones y misas con los niños de catequesis, que partieron desde la Costanera y se congregaron en la Plaza; la de los taxistas y motoqueros, que se movilizaron con cientos de vehículos; la misa por los enfermos y personas con discapacidad; y la misa por las familias. A las 22 se celebró la Eucaristía por los jóvenes, que culminó con una ofrenda floral juvenil a la Virgen de Guadalupe en la explanada de la basílica.
Las misas fueron presididas por el obispo local Sergio Alfredo Fenoy, por el obispo de Rafaela Pedro Javier Torres, por el obispo de Paraná Juan Alberto Puiggari y concelebradas por diferentes sacerdotes.
El domingo 23, con la bajada desde el camarín de la imagen original de la Virgen, se inició la procesión por las calles de la ciudad y se celebró la misa central en la explanada del templo, encabezada por monseñor Fenoy y concelebrada por el párroco de la catedral, presbítero Odilio Panigo, junto con varios sacerdotes de la arquidiócesis.
En la homilía, monseñor Fenoy expresó: “La esperanza tiene un solo nombre para nosotros, Jesucristo, y un solo motivo, su resurrección. No hay otra cosa, no busquemos otra explicación. Todo lo que encierra para nosotros, los cristianos, la expresión esperanza, todo lo que esperamos, lo que deseamos, lo que soñamos, nace de Jesucristo crucificado y resucitado por Dios. No hay otra cosa”.
“Me parece que tenemos que volver a esto siempre, para que no se desgaste la palabra, y volvamos a su fuente y encontremos su sentido verdadero. Jesús y su resurrección, por eso es este tiempo, por eso es este día y por eso se lo pedimos este año, y probablemente se lo volvamos a pedir, aunque estemos un poco mejor. No depende de cómo estamos, depende de lo que Él quiso dejar en nosotros y en el mundo para siempre con su resurrección. Son cosas muy sencillas, pero importantísimas”, señaló.
La resurrección, continuó, “genera en nosotros una confianza: que al final vencerá la justicia. Para quienes con buena voluntad luchan y trabajan por la honestidad, por la justicia, por las buenas relaciones, por la reconciliación, por ser más humanos”. Y agregó: “Pienso en todos los que están aquí. Para que sepan que, aunque tengan muchas contradicciones, aunque no salga, aunque pierdan: van a ganar. Porque va a vencer la justicia. Un día sabrán que vencerá la justicia y lo podrán disfrutar».
Monseñor Fenoy pidió también “no huir, de nuestros compromisos y responsabilidad, de la vida social, de la vida política. Si huimos, dejamos un vacío que otros llenan, o quedan vacíos lamentablemente”. “La solución no está en abandonar, sino en todo lo contrario. En rehacer, en reparar, en reforzar nuestros vínculos, empezando desde los más cercanos hasta los más lejanos”, sostuvo.
“Tenemos que volver a vincularnos sanamente, con cariño, con amor, con ganas de hacer algo juntos, hacerlo lo mejor posible. No estar tirándonos piedras en cualquier ámbito”, exclamó.
Y finalizó: “Rehacer, reparar, reforzar la vinculación con la comunidad. ¿Para qué? Para compartir y reavivar en nosotros la alegría de caminar con Jesús. Decíamos qué Él es nuestra esperanza, Él es el sentido de nuestra vida, seguirlo a Él es lo más hermoso que nos pasó en la vida. No podemos hacerlo sino así, juntos y vinculados, como Él nos quiso”.
Fuente: https://aica.org/