Misa por el centenario del nacimiento de don Giussani

Será este martes a las 20:00, presidida por el obispo diocesano Luis Fernández, en la Catedral San Rafael. Giussani fue fundador del Movimiento de Comunión y Liberación (en 1982 tuvo el reconocimiento pontificio) y falleció el 22 de febrero de 2005.

Por Emilio Grande (h.).- Este martes 22 de febrero a las 20:00 horas se rezará una misa de acción de gracias por el inicio del centenario del nacimiento de don Luigi Giussani (15/10/1922), fundador del Movimiento de Comunión y Liberación, presidida por el obispo diocesano Luis Fernández en la Catedral San Rafael.
También se conmemoran 17º aniversario de su fallecimiento (22/02/2005) y 40º aniversario del reconocimiento pontificio de la Fraternidad de Comunión y Liberación (11/02/1982).
En la intención de la misa, “pidamos, por intersección de la Virgen, fuente viva de esperanza, vivir y testimoniar personalmente todos los días, con fidelidad total a la Iglesia, la responsabilidad del carisma donado por el Espíritu de Cristo a don Giussani, en beneficio de todo el santo pueblo de Dios y de nuestros hermanos los hombres”, expresa en la invitación distribuida por el Movimiento de Comunión y Liberación de la diócesis de Rafaela, a la que tuvo acceso este cronista.

Luigi Giussani con el papa Juan Pablo II.

Misa en Roma

Con motivo del 40º aniversario del reconocimiento pontificio de la Fraternidad de Comunión y Liberación, el cardenal Angelo De Donatis, vicario general del Papa para la diócesis de Roma, celebró el domingo pasado una misa en la basílica de San Juan de Letrán por el centenario del nacimiento del siervo de Dios don Luigi Giussani, el 15 de octubre de 1922, en Desio, localidad italiana de la provincia de Monza y Brianza, región de Lombardía.
Teólogo y profesor, fallecido en Milán en 2005, al atender a los jóvenes -primero en el seminario, luego en el instituto y también en tren durante sus viajes para enseñar-, don Giussani quedó impresionado por su escepticismo ante la religión. Esto lo llevó a tomar iniciativas espirituales y culturales para profundizar en su sentido religioso en la vida cotidiana, fundando la «Gioventù Studentesca» (Juventud estudiantil) en los años 50 y, más adelante, a finales de los 60, el movimiento Comunión y Liberación, escribió Luca Collodi en https://www.vaticannews.va/es.
«Recuerdo la pasión de don Giussani -dice Giorgo Vittadini, presidente de la Fundación para la Subsidiariedad, entrevistado por Radio Vaticano- por la persona individual que era tan valiosa como el universo entero. Quería que yo también, que había conocido y vivido con él durante muchos años en la comunidad, me adentrara en los temas de la humanidad, en la búsqueda de una ciudad de justicia, de belleza, de felicidad. Quería que cada uno de nosotros llegara al fondo de las preguntas humanas que nos hacíamos». Y agrega: «Don Giussani para mí no es un recuerdo sino una persona que me acompaña cada día. Destacó que el cristianismo puede estar en la experiencia de cada persona para la búsqueda de la felicidad, para la conexión entre lo humano y lo cristiano».
Don Giussani dejó la docencia en el seminario para enseñar primero en la escuela y luego en la Universidad Católica, conociendo personalmente a miles de jóvenes, interesándose por sus vidas, viviendo con ellos, compartiendo sus problemas. Vivió para los jóvenes, con miles de jóvenes, dándoles la posibilidad de vida que ofrece el cristianismo. Para don Giussani, el creyente debe desempeñar un papel importante en la sociedad. El laico, en particular, puede vivir un deseo de justicia, de verdad, de belleza y, luego, encontrarse con todas las cosas, con este ideal que es útil para cambiar la sociedad porque él ha cambiado. En su interior «el corazón estaba vivo, era urgente», como decía una canción del cantautor italiano Jannacci.
En su célebre discurso a la Democracia Cristiana en Assagom en 1987, don Giussani dijo -comenta Giorgio Vittadini- que la política debe valorar los estados intermedios, debe vivir la subsidiariedad, debe valorar aquellos lugares donde el hombre se educa para desear y construye obras. La política debe empezar desde abajo y no puede construirse desde arriba.

La maravilla de Dios

Sin esto, el cristianismo no tiene ninguna posibilidad de esperanza. Siempre volvía al evangelio, a Juan y Andrés, al sí de Pedro, a la resurrección del hijo de la viuda de Naín, a los episodios en los que Jesús asombra a la gente de su entorno. El presidente de la Fondazione per la Sussidiarietà (organización italiana que establece relaciones entre instituciones, formaciones sociales y ciudadanos) subraya: «Todo el cristianismo para él fue siempre una cuestión de encuentros. El centro de su cristianismo era el encuentro, el acontecimiento del encuentro con el hombre. Don Giussani amaba mucho a la Iglesia, porque para él cualquier deseo de felicidad, del yo, era imposible si no estaba dentro de la Iglesia, dentro de la comunidad eclesial con su jerarquía y sus pastores. Sin este deseo de la Iglesia, el deseo del ego no podría encontrarse con el verdadero Cristo, el Cristo de la Iglesia transmitido por una tradición de 2000 años de historia.
Pero, ¿qué dice don Giussani hoy y para el futuro? Para Giorgio Vittadini no hay duda: está diciendo a la gente de todas las generaciones que el corazón es común en todas partes, que el deseo de felicidad es común a todos los hombres de todas las culturas, y que Jesucristo puede ser la respuesta viva a esta pregunta, ya que es presente y no alguien del pasado, que se puede encontrar con él. Y lo sigue diciendo hoy con el desarrollo del movimiento de Comunión y Liberación en noventa países, desde Estados Unidos a Canadá, de América Latina (también presente en Argentina) a África y en Europa.

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