Por María Herminia Grande.- Hace muchos años, el telefónico Julio Guillán –hombre que pagó con cárcel en la dictadura la defensa de las conquistas de los trabajadores- le dijo a esta cronista: “Las conquistas no se agradecen, se disfrutan”. Si nos retrotraemos a los inicios de esas conquistas, encontramos mártires asesinados por defender, por poner límite a la esclavitud. Por limitar jornadas a 8 horas. Por lograr salarios dignos. Por obras sociales, por acceso a la salud para todos. Por vacaciones accesibles para el trabajador y su familia.
Es cierto que la degradación y complicidad de ciertos sindicalistas –no todos- fue desvirtuando su objetivo, y en esa metamorfosis el espejo devuelve la imagen de sindicalistas con muy buen pasar económico y trabajadores empobrecidos y desempleados. Quienes eligieron este camino, -insisto, no todos- acompañaron el mal de la época: la de políticos enriquecidos -no todos- y empresarios prebendarios -no todos-. Incluso, una sociedad -no toda- elogiosa del vivo argentino: para algunos el travieso admirable; para otros, simplemente corrupto.
El peronismo no fue -como hoy livianamente algunos comunicadores afirman y gran parte de la sociedad repite con su supina ignorancia- una máquina de hacer pobres. El peronismo fue la herramienta política que permitió el ascenso social, aquel “m’hijo el dotor”. Ese solo logro ya merece respeto. Al igual que el radicalismo, que fue el guardián de la institucionalidad. Si alguien duda, sólo debe googlear “presidente Raúl Alfonsín Juicio a la Junta”. Sucede que en ambos partidos las desviaciones ideológicas generaron este hoy. En este contexto llegamos al segundo paro general al gobierno de Javier Milei. Paro precedido por la inobjetable contundencia de la marcha federal, transversal, por la educación pública.
Las democracias tienen paros. Es una herramienta capitalista que no permiten ni China, ni Cuba, ni Venezuela. En Italia, en general, se para los sábados y marchan por la vereda (obedeciendo a la ministra argentina Bullrich). Los franceses pueden protagonizar un caos general mayúsculo cuando paran. Los gobiernos del peronismo post dictadura activaron métodos de corrupción que empresarios aceptaron y donde el sindicalismo no se quedó atrás.
También es cierto que la vara de tolerancia para con los gobiernos peronistas y los que no lo son, no resulta la misma. Eso es absolutamente cierto. Ahí comienza la decadencia de todos. Así se formatea un Milei con una previa no menor en el 2001, donde la ciudadanía exigió “que se vayan todos”.
Ahora bien, ¿cuál es la realidad en el corto y en el largo plazo de la economía argentina? Infobae consultó al Dr. Martín Rapetti: “Según lo señaló el INDEC esta semana, la caída de la actividad industrial interanual a marzo 2024 fue del 21.2%. La construcción tuvo una caída del 42%. Esto no se veía desde el 2009. El punto más complejo tiene que ver con las jubilaciones y los salarios. La caída promedio de los registrados es de un 12%, aproximadamente. La inflación viajó por arriba de los ingresos, por eso el poder de compra cayó. Ahora los salarios podrían comenzar a viajar a la misma velocidad que la inflación, pero el punto de partida no es el mismo”.
Al ser indagado Rapetti por este medio sobre hacia dónde vamos, respondió: “En el corto plazo, teóricamente ya hemos vivido la caída más importante, lo que no significa que no pueda repetirse. Pero es probable que veamos efectos a nivel de empleo. Ya comenzó un proceso de despidos que vamos a seguir viendo porque no hay recuperación importante. Va haber una mejora por el poder adquisitivo, pero no va a ser potente. Diríamos: ‘Una mejoría en el barro’. Y no veo razones para pensar que se recupere el empleo. Sí veo gente de ingresos deprimidos que pasarán al no ingreso”.
Consultado sobre la reducción de la inflación, manifestó: “Seguramente será de un dígito. Abril nos da aproximadamente 8.5%, mayo más bajo, y aún junio, con ajuste tarifario, cerrará el semestre con un índice cercano al 5%”.
“Sucede que el tipo de cambio inicialmente fue el que más se adelantó, ahora se aquietó, viaja al 2% mensual frente a la dinámica de los precios. Lo que hoy se percibe (su atraso), en junio será absolutamente visible. Claramente, en algún momento vendrá una nueva devaluación. Eso significa patear para adelante un nuevo proceso inflacionario”, analizó ante la pregunta de por qué la desaceleración inflacionaria no se ve reflejada en una mejora de la actividad económica.
Rapetti también se plantea un interrogante ante la afirmación del Gobierno de que evitará una nueva devaluación: ”Yo tengo mis dudas. La puede evitar si mantiene el cepo cambiario, pero la sociedad y el FMI a partir del segundo semestre le van a pedir un relajamiento del cepo, y ahí está el riesgo. Además, el andamiaje político del Presidente es que la gente muestra esperanza. ¿Cómo impactaría en esa esperanza una nueva devaluación?”.
También planteó sus críticas al RIGI que se está debatiendo en el Congreso como parte de la Ley Bases: “Somos muchos los economistas que creemos que no está bien pensado. Para una inversión a largo plazo se necesitan certezas jurídicas, tributaras y cambiarias, y además necesita del apoyo del sistema político, no sólo de un gobierno. Deben ser estas inversiones una palanca, un encadenamiento con las empresas que ya están en el país como proveedoras o como clientes, eso hoy no se ve”.
Finalmente, Rapetti consideró que el Gobierno no tiene una política industrial “porque el presidente Milei cree que no debe haber una política de desarrollo productivo, porque eso lo define el mercado”.
Fuente: https://www.infobae.com/