Por Ricardo Miguel Fessia.- El General José Francisco San Martín, en carta a Tomás Guido, compartía su alegría y escribió: “Soy padre de una infanta mendocina”. Todo se inicia el 24 de agosto de 1816, cuando María de los Remedios Carmen Rafaela Feliciana de Escalada, la esposa del entonces gobernador de Cuyo, dio a luz a su niña que fue bautizada y oleada por el vicario general castrense presbítero José Lorenzo Guiraldes, el 31 de agosto de 1816.
Meses después del nacimiento de su hija, el Libertador partió para cruzar los Andes con el objetivo de liberar a Chile. En medio de una gran incertidumbre por el resultado de la campaña, Mercedes y su madre Remedios, marcharon hacia Buenos Aires para alojarse en la casa de los abuelos maternos: don Antonio José Escalada (1752 – 16/nov/1821) y Tomasa Francisca de la Quintana (1/oct/1768 – 1841).
En 1818, luego del triunfo de Maipú, Mercedes y sus padres regresaron a Mendoza y en la Chacra de Barriales, Merceditas celebró su segundo año de vida, pero ante la enfermedad de su madre debieron regresar a Buenos Aires.
Allí, la niña quedó a cargo de su tía María Eugenia Escalada de Demaría (8/sep/1781 – 29/oct/1822) que se había casado con José Demaría Camusso con el que eran padres de once hijos. También los abuelos cuidaron a Merceditas. En 1822 fallece su tía María Eugenia y el 3 de febrero de 1823 su madre afectada de tisis. De forma que la pequeña se refugió con su abuela Tomasa que para ese tiempo era una mujer mayor, tenía 55 años.
Meses después de la muerte de Remedios, el General José de San Martín llegó a Buenos Aires y decidió cruzar el Atlántico junto a su hija para que recibiera en Europa la mejor educación posible. El mismo San Martín escribió sobre ese reencuentro en Buenos Aires: “He encontrado a mi hija buena; estoy muy contento con la docilidad que manifiesta a pesar de la demasiada condescendencia con que ha sido educada por la abuela.
Esta no quiere separarse de ella lo que me obligará a emplear alguna violencia y tal vez romper con una señora a quién por otra parte me merece consideración; pero creo que no debe tenerse la menor condescendencia cuando se trata de la educación de una hija”.
El 22 de febrero de 1824 la fragata francesa “Le Bayonnais” zarpó con destino al puerto de El Havre, en Francia y al bajar de la nave, San Martín fue detenido por la policía por llevar periódicos anti monárquicos y enviado al Reino Unido.
En el barco que los llevaba a Francia, el carácter de la niña hizo que pasara la mayor parte del viaje encerrada en su camarote, pues “se comportó como un diablotín”.
En Londres Mercedes fue recibida por la familia Heywood, quien se encargó de su educación en un colegio para señoritas llamado Hampstead College, un reputado internado que le recomendó su amigo Diego Paroissien.
El Libertador, quien además se reencontró con su hermano Justo Rufino, estableció su hogar en Bruselas, por “lo barato del país” y porque “después de la vida agitada de América, necesitaba gozar de paz por algún tiempo”. Con su hija en Londres con “una familia respetable que la cuida y la ama como hija propia” y de los “rápidos progresos en inglés, música y dibujo” sintió que debería estar más presente; para ello a fines de 1826 la buscó para continuar su educación en un colegio de señoritas donde la visitaba todos los fines de semana. Allí puso en práctica las “Máximas para mi hija”, un decálogo de los conceptos que le debía inculcar como padre.
Pasado un tiempo y con gestiones para arreglar la estancia en Francia, cruzan el canal de la Marcha y se instalaron en París.
Se instalan en una residencia en la rue Providence 18, en pleno centro parisino. Cuando en marzo de 1832, se desata una epidemia de cólera, el general decidió alquilar una casa en las afueras de la ciudad para evitar la enfermedad que era un flagelo implacable, pero no obstante los cuidadnos, ambos fueron víctima de la enfermedad.
Cumpliendo funciones de diplomático, el joven argentino Mariano Severo Balcarce, asistió a los dos enfermos. El contacto asiduo entre Mercedes y Mariano los llevó a enamorarse y el 13 de septiembre de 1832 se casaron.
El matrimonio partió días después hacia Argentina y estuvieron más de un año. Luego que Mercedes fuera madre de su hija María Mercedes, nacida el 14 de octubre de 1833, siendo su bisabuela Tomasa la madrina. Los Balcarce regresaron a Francia y allí, junto al Libertador, se instalaron en una casa en Grand Bourg. En ese lugar nació, el 14 de julio de 1836, su segunda hija que bautizaron como Josefa Dominga (“Pepa”).
En Grand Bourg, San Martín encontraba, por fin, la paz y tranquilidad ansiada: “Toda mi distracción está reducida a mi pequeña familia, la que con sus esmeros por mí y por su buena conducta, hacen mi vejez muy feliz”.
Algunos años luego, toda la familia se instala en una casa en Boulogne Sur Mer y fue en ese lugar donde el General San Martín falleció el 17 de agosto de 1850.
Tiempo después de la muerte de su padre compraron una finca en Brunoy, a 20 kilómetros de París. En esa misma localidad, el 21 de mayo de 1860, su hija mayor, María Mercedes, falleció a los 27 años de edad.
En adelante Mercedes se destacó en la Legación Argentina en París junto a su esposo como anfitriona. Un calificado testimonio es el de Eduarda Mansilla: “Una mujer amable y distinguida, que poseía como nadie el talento de poner a gusto a cuantos tenían la dicha de visitar aquél recinto. Era por su cultura y distinción una notabilidad. Su trato, de una lady inglesa suavizado por la cortesía francesa, reunía ese no sé qué sudamericano que se siente y no se explica. Todos a los que a ella se acercaron con intimidad saben que su padre dirigió casi exclusivamente la educación de su hija amada, y que ésta fue la compañera fiel y asidua del anciano hasta su hora postrera. Misia Merceditas, como los argentinos la llamábamos, no hablaba nunca de “Tatita” sin que sus ojos se arrasaran de lágrimas. ¡Bello modelo de piedad filial! La Legación era el punto de reunión de lo más escogido de la colonia americana y en las noches diplomáticas de lo más encumbrado que reúne París. Su salón estaba adornado con obras de Mercedes, eximia artista”.
En 1861 fue una activa recaudadora de fondos para ayudar a las víctimas del terremoto que sufrió la ciudad de Mendoza.
El periódico “Le Memorial Diplomatique” consideraba en 1867 a la Legación como la más distinguida y cómoda y “organizada con un gusto artístico que atestigua que la dueña cultiva las bellas artes con amor y éxito”.
Ese año la familia Balcarce viajó a Gran Bretaña para ser presentados al círculo de la reina Victoria en el Palacio de Buckingham. Durante la guerra franco-prusiana (1870-1872) se radicaron en Londres, y su casa en Brunoy fue saqueada por las tropas alemanas.
Una de las últimas apariciones públicas de Mercedes fue la botadura del vapor a hélice “San Martín” donde fue la madrina cortando la cuerda que lo ataba al puerto de Le Havre en mayo de 1873. El mismo puerto al que había arribado en 1824.
Mercedes se enfermó repentinamente y en la tarde del 28 de febrero de 1875, falleció a los 59 años.
En diciembre 1951 los restos de Mercedes, su esposo e hija mayor María Mercedes fueron repatriados y descansan en un mausoleo en la Basílica de San Francisco.
El autor es rafaelino, radicado en la ciudad de Santa Fe. Abogado, profesor titular ordinario en la UNL, funcionario judicial, ensayista.