-¿Cómo fue tu acercamiento al Señor?
-Mira, cuando el Señor quiere algo no siempre nos lo da fácil. Recibí primero una llamada a la fe, porque mi padre no era una persona cristiana, y mi familia una parte sí y otra parte no. Vivíamos un momento especial para Chile, estaba en pleno auge la dictadura militar de Pinochet; para los jóvenes era un momento muy difícil, con muy pocas posibilidades de poder expresarse libremente. Dentro de ese contexto, el Señor me dio el gran don de tener una duda grande de fe. Mi gran pregunta era si Dios existía, tras esa duda tuve mi primera experiencia con Jesús, muy fuerte. Esta experiencia me cambió toda la vida, me marcó el corazón y la mente, y así fue que empecé a servir al Señor en los barrios marginales, incluso iba a la cárcel de mujeres con el chico con el que yo salía.
-¿Te costó mucho tomar la decisión finalmente?
-Mi novio me decía, “mira, cuando tú haces oración –como dicen en la Argentina-, no puedo ni tocarte, es como si estuvieras en otro planeta, y él entonces empieza a darse cuenta de que algo me está pasando. En eso recibo otra llamada al corazón, a través de un deseo grande de entregarme a Dios, de vivir para El. Cuando decido dar ese paso, aun con dolor, porque cuando una le dice que sí, tiene que decir muchos no, inmediatamente empieza una aventura apasionante. Mi proceso de formación en Chile duró tres años, después me enviaron a trabajar a otros tantos en la Pastoral Universitaria, en Buenos Aires. Luego, a Tucumán, donde me contacté con los jóvenes más pobres; esta fue una experiencia de dos años que me marcó profundamente y nunca olvido. De ahí me envían a estudiar a Roma y me dejan por Europa. Me siento una misionera, siempre dispuesta a compartir toda la riqueza que el Señor me ha regalado a través de la fe.
-¿Cuál es tu tarea en España hoy?
-Bueno, soy psicóloga y teóloga, y estoy preparando mis tesis de Teología bíblica, y de Psicología. Me dedico también a atender a personas que sufren, a través de la psicología, y a través de la acción pastoral, la pastoral Universitaria y Juvenil. La congregación me envía a dar frecuentes retiros en España; ahora voy a dar una jornada oración en un centro de espiritualidad de Madrid. Me dedico mucho a la parte espiritual, a acompañar a personas y también a estudiar, orar, trabajar, cantar y cocinar también, como todas las mujeres.
-Tengo entendido que realizan un servicio en la Secretaría de Estado del Vaticano como secretaria en el Obolo de San Pedro.
-Yo era la única extranjera en Roma de mi comunidad y todas fueron a ver a sus familiares. Fue entonces que el Vaticano pidió el servicio, y poco tiempo después tenía que escribir a diócesis de hispanoamérica y de España, en nombre de su Santidad Juan Pablo II. “Le agradezco su ofrenda a la Iglesia…”. Fue una experiencia impresionante de ver cómo una “pequeñuza” de 27 años tenía contacto a través de una carta con toda la Santa Iglesia. Sentía que Jesús me decía: “Este gran árbol sirve para cobijar a miles de pajarillos, cada ramita importa, y una de ellas eres tú”.
-Recordemos… Jornada Mundial de la Juventud, Toronto 2002, Juan Pablo II está dando la Comunión y vos comienzas a cantar “Nada es imposible para Ti”, ¿qué significa para vos haber escrito y cantado esa canción?
-Antes había tenido en Roma la dicha de cantar en un coro de jóvenes consagrados. Fue cuando me nació en el corazón un deseo. Pensé, “Señor, cómo no me concedes poder cantar para el Papa”. Cuando compuse esta canción, estaba recién llegada en Roma, no entendía por qué me enviaban acá si yo estaba trabajando con los chiquitos en Tucumán… ¡en tantas cosas lindas! Estaba rezando por mis dudas, porque nunca me han dado miedo; siempre me han llevado a verdades mucho más lindas, mucho más grandes. Entonces, sentí que el Señor me decía: “Déjate de pensar cosas y mira, tienes que ser misionera aquí”. Al tiempo, en Toronto, ver de cerca al Papa tan mayor y tan misionero, me abrió la perspectiva de por qué no misionera a través de la música, tarea de la que disfruto doblemente porque me gusta cantar, y sí al mismo tiempo dialogo con Dios.
-Estamos llegando a la Navidad, ¿cuál es la mejor manera de recibir a Jesús?
-Para mí, hay dos tipos de Adviento. Uno es el que expreso en una canción que dice
“Ven Señor Jesús”. Inflamar tu corazón, o sea, quien desea mucho, mucho obtiene. Es acostumbrarnos a desear lo santo, lo bueno, a desear a Dios, educarnos en los deseos santos y empezar a pedirle al corazón y a desear que el corazón desee a Dios, y entonces podemos decirle: “Ven Señor Jesús” con todo el corazón, con toda la fuerza y con toda el alma… Por contrapartida, también hay un Adviento que habla de un Dios que me dice “oye, sal de tu escondite, deja tus preocupaciones y ven a mí, háblame, mírame, deja de esconderte de mí”. Esto lo expresé en una canción del disco “Consolad a mi pueblo”, vol.1.
-Querida hermana Glenda, ¿cuándo venís a Buenos Aires?
-Bueno, hasta el 2008 estoy llena de compromisos, pero tengo muchas ganas de que me invite la Pastoral Juvenil de Buenos Aires; me encantaría volver a visitar Tucumán, Córdoba, ir al Norte y poder encontrarme para orar con ellos. Recibí tanto de la Argentina, tanto de la Fe de los argentinos, que me encantaría poder ir: tú sabes, he cantado muchísimo allí antes que nadie me conociera sobre todo en Tucumán. Tengo muchas ganas de que me inviten desde la arquidiócesis para que sea un acontecimiento desde la Iglesia. Me da mucha alegría poder saludar a tantos argentinos, que llevo siempre en mi corazón. Hasta pronto, adiós.
Fuente: semanario Cristo Hoy, Tucumán, del 20 al 26 de diciembre de 2006.
Notas:
• Página web de la hermana: www.hnaglenda.org
• El programa “Música de Dios” fue reconocido con el premio destacado “Magnificat” 2006. Se difunde por FM Parroquial 105,1 parroquia María Madre del Redentor los miércoles de 22 a 24 y el conducido por Roxana y Víctor Balseiro. La página web: www.fmparroquial.com.ar