Por Guillermo Briggiler.- La inflación en nuestra patria es más veloz que los vivados automóviles de TC que corren este fin de semana en Rafaela. Nos cuentan que el motivo de esta tiene que ver con los precios internacionales de los productos y hablan de desacoplar los precios internos con los internacionales. Este desacople se hace vía aumento de retenciones, pero veamos como es la influencia de los precios internacionales en un producto argentino.
Vamos a tomar de ejemplo el precio del pan, que debería ser uno de los principales afectados por la suba del precio del trigo, originado en los inconvenientes en la guerra entre Rusia y Ucrania. Según un informe de la Fundación Fada (www.fundacionfada.org), el precio del pan, hoy en $270 el kilogramo -hay gran dispersión de precios, en realidad-, se divide en 13% el precio del trigo, 4% la industria molinera, 60% la industria panaderil y 23% impuestos directos. Hay que tener presente que las panaderías tienen los mayores costos, mano de obra, servicios inherentes fabricación, atención al público, amortización de instalaciones, alquileres y puesta a disposición del consumidor. Pero lo que nos interesa mostrar del presente análisis es la incidencia de los precios internacionales en el costo del producto terminado. Si solo el 13% del costo del pan es un componente del precio final, el aumento de los precios internacionales, solo afectará a ese 13% y no al resto de los componentes. Entonces contundentemente podemos decir que la suba del trigo, por la guerra, no es el principal culpable de la inflación en nuestro territorio, y solo se está utilizando con el propósito de aumentar las retenciones con ese falaz argumento.
¿Cuál es entonces la causa de la suba sostenida y generalizada de nuestros precios? El Estado Nacional continúa teniendo un déficit fiscal persistente, incluso luego de haber convenido reducirlo con el Fondo Monetario. En los últimos 12 meses, el déficit alcanzó casi los dos mil quinientos millones de pesos y la emisión de dicho período fue de dos mil cien millones, es decir casi el 85% del déficit del estado es financiado con emisión. Con tamaña cantidad de pesos circulando, es lógico ver que la inflación diga presente.
Para que esto no se convierta en algo inmanejable, al menos por el momento, el Banco Central rescata gran parte de esa emisión desmedida vía Leliq, instrumento que los bancos suscriben con sus depósitos pero que pueden contar como encajes de forma que mejoran la rentabilidad de estos. El BCRA al rescatar lo pesos, se contrata un pasivo a futuro que hoy devenga intereses que ya superan el billón (millón de millones) de pesos, eso solo de intereses, sin contar el capital a devolver. El 80% de la deuda argentina hoy se encuentra ajustada por inflación o ajustada por la cotización del dólar.
Este cúmulo enorme de pesos circulando, emitiéndose y rescatándose, es el responsable de la suba de precios y no los eventos internacionales o los empresarios, grandes y pequeños involucrados en las transacciones domésticas. No permitamos que tiren la pelota afuera y pidamos que se hagan cargo de conducir la economía. Si nunca atacamos el problema de fondo, no conseguiremos soluciones definitivas. Si solo buscamos incrementar la caja fiscal, aumentando los impuestos ya sea por nuevos gravámenes como la renta inesperada o como en las últimas semanas vía la fallida suba de retenciones, que le costó la renuncia al Secretario de Comercio Interior, nunca encontraremos soluciones definitivas. Si la manera de combatir la inflación es un spot publicitario de la presidencia diciendo que el salario le gane a la inflación, no tendremos grandes resultados. Lo que debe buscarse es la reducción del gasto fiscal improductivo, para que luego esto repercuta en menor emisión, menor pago de intereses de deuda y en un futuro volver al superávit fiscal.
Mientras escuchamos el rugir de motores en el autódromo rafaelino, si ajustamos el oído, escucharemos también el ruido de las tickeadoras remarcando los precios en una carrera inflacionaria que ya supera lo tolerable.
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Fuente: https://diariolaopinion.com.ar/