Corría el año 1987 cuando el rafaelino Oscar Rossi quiso probar otros horizontes laborales. Para ello hizo un curso de marinero, cocinero, auxiliar de máquina y camarero durante ocho meses en Prefectura Naval Argentina en Goya (Corrientes), obteniendo la libreta de embarque.
De 1987 a 1989 trabajó en la empresa Hansun SA en un barco de factoría en la planta de marinero, procesando calamares, merluzas, abadejos, rayas, por las aguas del mar argentino desde Buenos Aires hasta Necochea y Quequén.
Después -entre 1989 y 1995- en la estatal ELMA (Empresa Líneas Marítimas Argentinas) en un buque de ultramar -se manejan con satélites para recibir información- en viajes hasta Estados Unidos, con paradas en puertos brasileros y americanos, efectuando unos 15 viajes y otros hasta puertos del Mar Mediterráneo.
«Entre ida y vuelta cada viaje duraba unos 50 días a bordo», cuenta en una entrevista con este cronista, mientras mostró la libreta de embarque con los sellos correspondientes.
Su trabajo consistía en preparar el desayuno, el almuerzo variado (fideos, pizza, salchichas, ñoquis, pollo, helado) para unas 25 personas. Estos embarques servían para transportar contenedores de exportación de auto-partes y otros tipos de cargas.
«En uno de los viajes se produjo una tormenta eléctrica con lluvia y relámpagos cuando volvíamos de Estados Unidos que me llamó mucho la atención», recuerda.
Privatización
Durante el gobierno de Carlos Menem esta empresa se privatizó y se acogió al retiro voluntario, pasando a trabajar en Hidrovía SA (70% de belgas que se encargan del dragado y 30% argentinos para el balizamiento).
«Esta empresa se encarga del mantenimiento del canal entre Buenos Aires y Santa Fe para que puedan navegar barcos de gran calado por el río Paraná, especialmente hasta Rosario -para asegurar un calado de 32 pies- donde se cargan los cereales», cuenta.
Trabajan unas 25 personas y la tripulación es mixta entre argentinos, mexicanos, holandeses y belgas. Su trabajo es entre las 4 y las 16 horas para preparar desayuno, almuerzo (platos calientes variados) y cena (fríos), permaneciendo 21 días corridos a bordo y luego descansa un tiempo similar entre los suyos en Rafaela (ver recuadro color).
Cada uno de los tripulantes cuenta con un camarote privado que está bien equipado con heladera, aire acondicionado, TV y el aparato DVD para ver películas.
Actualmente, la embarcación en la que trabaja tiene 113 metros de largo y soporta hasta una carga de 3.500 m3 de materiales producto de la sedimentación (arena y barro) que se saca del fondo, se coloca en unos recipientes y luego se arroja lejos del canal -se marca con unas boyas- a través de unas compuertas que se operan con computadoras.
Emilio Grande (h.)