El arzobispo de Rosario Eduardo Eliseo Martín presidió el 6 de mayo la misa central por el Año Mariano Arquidiocesano, en el Patio Cívico del Monumento Nacional a la Bandera, donde la comunidad rosarina dio gracias a Dios por los 250 años de la llegada de la actual imagen histórica y venerada de la Virgen del Rosario, patrona y fundadora.
La Eucaristía fue concelebrada por monseñor Alfonso Rogelio Delgado, arzobispo emérito de San Juan y residente en la ciudad; monseñor Hugo Norberto Santiago, obispo de San Nicolás de los Arroyos, diócesis sufragánea; y sacerdotes del clero rosarino
De la celebración participaron numerosos fieles de las parroquias, colegios, movimientos e instituciones arquidiocesanas. También estuvieron presentes el intendente de Rosario, Pablo Javkin, y otras autoridades municipales.
En la homilía, Martín recordó que “cuando Rosario se llamaba ‘Pago de los arroyos’, y lo que hoy es la catedral era una pequeña capilla de paja y adobe, un 3 de mayo de 1773, traída desde España y adquirida por el esfuerzo de aquellos 200 o 300 pobladores, llegó hasta nosotros la imagen de la Virgen del Rosario”.
“Sí, queridos hermanos: cuando Rosario aún no se llamaba así, cuando la Argentina aún no había nacido como tal, cuando faltaban 37 años para la Revolución de Mayo, y 39 para que (Manuel) Belgrano izara por primera vez la bandera argentina en las barrancas del Paraná, ya estaba entre nosotros la venerada imagen que aquí tenemos”, sostuvo, y explicó: “Por eso la llamamos Patrona y Fundadora. Damos gracias a Dios y nos alegramos vivamente por ser ella nuestra protectora y la que dio el nombre a nuestra ciudad y arquidiócesis”.
El arzobispo rosarino destacó que “ella ha estado a lo largo de toda nuestra historia, y lo seguirá estando. Su poderosa intercesión, como reza la tradicional oración, nos salvó de la peste, nos protegió en las sequías y fue escudo contra los ataques de los enemigos”.
“Hoy le rogamos que nos libre de las epidemias y de las adicciones, para que haya fuentes de trabajo digno y que podamos vivir en paz”, afirmó.
Mirando la imagen de la Virgen del Rosario, monseñor Martín señaló que “lleva en sus brazos al Niño Dios, al Dios humanado; ella siempre nos lleva a su divino Hijo, que nos asegura la dignidad de ser también hijos de Dios y nos manifiesta un amor más fuerte que las potencias del mal y de la muerte, tan activas e incidentes en nuestra ciudad y en la sociedad en general”.
“No podemos dejar de solidarizarnos con las víctimas de la violencia, especialmente de las víctimas inocentes cuya lista se engrosa cada día sin que mengüe para nada. Recordamos a Mauro, a Maxi, a Jimi, a Claudia y a Virginia (mader e hija), y a tantos otros”, puntualizó.
El arzobispo de Rosario les reclamó a las autoridades que “deben hacer algo, que no pueden seguir perdiéndose vidas sin que se haga lo suficiente”, y preguntó: “¿Qué tendrá que pasar en Rosario para que algo cambie?”. “Si los problemas no se afrontan adecuadamente las consecuencias serán cada vez más dolorosas”, advirtió.
Monseñor Martín convocó a que, con la consigna “Rosario por la paz”, la comunidad rece el santo Rosario, especialmente en familia, “confiando en que la Virgen es la omnipotencia suplicante”.
“Recemos y trabajemos por la paz; el Señor escuchará nuestros ruegos, si todos juntos, con fe y humildad, los elevamos por medio de la Virgen rezando el Rosario y confiando en el poder de la oración. Y que Rosario y la arquidiócesis pueda seguir siendo la Ilustre y fiel; Ilustre en la integridad de su fe y fiel en el cumplimiento de sus santos deberes”, pidió.
“Dando gracias al Señor por tantos beneficios recibidos en estos 250 años, y recordando con gratitud todo lo que se ha hecho, miramos el futuro con esperanza y que, en medio de las dificultades, de la mano de María, como nos dice el papa Francisco: ‘No nos dejemos robar la esperanza’. Nuestra Señora del Rosario, ruega por nosotros”, concluyó.
» Texto completo de la homilía
Fuente: https://aica.org/