Los argentinos se perciben a sí mismos como chantas, corruptos, agrandados, haraganes y como positivo es que son solidarios, según indica una de las conclusiones del informe “Argentina después de la crisis: un tiempo de oportunidades”, que elaboró el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
La opinión sobre las instituciones políticas tampoco es alentadora: la mayoría de los ciudadanos percibe el ámbito público como ajeno y distante, siendo uno de los problemas del país la falta de apego a la ley.
La encuesta se realizó en julio de 2004 entre más de 1.600 personas de todo el país en poblaciones mayores a 10.000 habitantes. Una de las preguntas fue ¿qué cosas nos identifican como argentinos?
Un 47% consideró que son ladrones, haraganes, poco confiables e individualistas, y sólo un 26% destacó cualidades positivas como la solidaridad, la voluntad trabajadora, la cultura del esfuerzo y la capacidad de sobreponerse a las dificultades.
Al respecto, Liliana De Riz -redactora del trabajo- explicó que “es una paradoja. La primera reacción de la gente es definirse como soberbia. Sólo en un segundo momento más reflexivo aparecen los rasgos positivos como la capacidad de «aguante», de sentir que se puede comenzar de nuevo”.
Según este informe de Naciones Unidas, la crisis terminal de 2001 generó un “quiebre de confianza en las instituciones públicas y en quienes las administran (…) La creencia generalizada es que no hay institución pública que funcione bien”.
Entre las instituciones menos confiables figuran los sindicatos y los partidos políticos con un 6%, el Congreso con el 15%, el Poder Judicial con el 19% y la policía con el 24%. La radio y la televisión son las entidades con más credibilidad con un 48%, seguidas por la Iglesia con un 42%, los municipios con un 32% y las fuerzas armadas con un 29%.
Por contrapartida, la gente entiende que los docentes, los científicos, los productores agropecuarios, los industriales y empresarios son los grupos sociales que más contribuyen al desarrollo social del país.
¿Qué elementos obstruyen el desarrollo de la Argentina?, fue otra de las consultas. El 82% de los encuestados dice que la falta de respeto a las leyes es un problema grave, pero como una muestra de contradicción está que el 56% contestó que “hay momentos en que es necesario desobedecer la ley”, por ejemplo, cuando un pobre roba para comer.
El norte argentino sigue siendo la región más rezagada: cuando el país crece no disminuye el número de pobres, sino que más bien tiende a aumentar.
Los números hablan por sí solos de la radiografía sobre cómo son los argentinos: en buena parte son corruptos, la falta de apego a la ley y las instituciones menos confiables son los partidos políticos, el Congreso, el Poder Judicial y la Policía, de cuyos responsables deben reflexionar.
Emilio Grande (h.)
