Por Mauricio Rizzotto.- Como cada año, el primero de mayo conmemoramos el Día Internacional del Trabajador y celebramos la labor de nuestros colaboradores, cuya dedicación y compromiso hacen posibles nuestros proyectos.
Es, sin dudas, una jornada en la que debemos poner en valor el concepto de empleo digno y destacar la contribución de los trabajadores a la sociedad. Es, también, una oportunidad para que los empresarios podamos renovar nuestro compromiso de generar nuevas oportunidades laborales y de crear ambientes de trabajo seguros, saludables e inclusivos.
Pero, por otro lado, es una jornada que nos invita a reflexionar respecto de los desafíos de la actual coyuntura y que nos anima a continuar trabajando para fortalecer el sector productivo, fuente genuina de empleo e impulsor del desarrollo de nuestras comunidades.
En este sentido, aunque las más recientes mediciones de nivel de empleo de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) y la Unión Industrial Argentina (UIA) -correspondientes al mes de enero- muestran un crecimiento interanual que ronda el 4%, está claro que el actual escenario económico condiciona las oportunidades de crecimiento de las empresas, retrayendo así las posibilidades de que se generen nuevos puestos de trabajo.
Es por ello que, desde el CCIRR, se ha insistido en la importancia de revisar el actual sistema tributario, para reducir el impacto de impuestos distorsivos como ingresos brutos y simplificar la operatoria cotidiana, un aspecto que afecta especialmente a las pequeñas y medianas empresas, que no cuentan con la estructura necesaria para afrontar la dificultosa gestión de los impuestos locales, provinciales y nacionales.
En la misma línea, se ha propuesto repensar el marco que regula las relaciones laborales para que -sin que esto implique la pérdida de derechos para los trabajadores- las empresas puedan avanzar sobre terreno seguro al momento de efectuar contrataciones.
Por otra parte, se ha subrayado en repetidas ocasiones que las empresas reclaman un mejor y más eficiente acceso a fuentes de financiamiento, que les permitan invertir en infraestructura, digitalización de procesos y capital de trabajo.
En el plano local, en el marco del diálogo público-privado que se viene sosteniendo con las autoridades del gobierno municipal, se ha marcado como prioritaria la generación de suelo productivo apto para el desarrollo de nuevas actividades industriales, logísticas y comerciales en general, en el sector noroeste de la ciudad; lo que permitiría potenciar el crecimiento de Rafaela como polo económico regional.
A todos estos aspectos se suman un contexto desfavorable, con restricciones a las importaciones, que comprometen la competitividad de las empresas y sus posibilidades de exportar, generando el tan necesario ingreso de divisas al país; una altísima inflación, que afecta no solo al sector productivo sino también a los trabajadores, restringiendo su poder adquisitivo; e inestabilidad política, en un año eleccionario que se anticipa complejo; entre otras cuestiones que reducen las chances de construir una Argentina digna para todos.
Sin embargo, y a pesar de que tenemos un largo camino por recorrer, nuestra institución continúa su labor, de la mano de una dirigencia y un equipo operativo comprometidos con la misión de la entidad: liderar el desarrollo empresarial con calidad de gestión y servicio.
A todos los trabajadores de Rafaela y la región les acerco mi deseo de que disfruten de su día junto a sus afectos, y los invito a trabajar juntos para construir la ciudad que soñamos para nosotros y para las generaciones venideras. ¡Felicidades!
El autor es presidente del Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región.