Los privilegios de los ancianos

Por Emilio J. Grande.- Termina un año y se inicia otro. Lo primero que a mí edad, que supera los 94 años, es agradecer a Dios tanta generosidad al gozar de buena salud, con especial lucidez que me permite demostrarla con varios fundamentos.
Empecemos con algunos. Nací en el campo y en cada casa al iniciar la obra se construía un pozo para conservar comida, bebidas y demás cosas, que se bajaban hasta el fondo a una profundidad de 15 metros, en este caso utilizando una roldana. En la actualidad la tecnología permitió avanzar hasta el presente.
Recuerdo que el entrañable amigo don Antonio Terragni, papá de Marco Antonio y de Cristina, al volver de un viaje a Europa, en la cotidiana mesa del recordado café La Gloria, con especial atención y extrañeza nos contó que había comido empanadas elaboradas cuatro meses atrás, conservadas en el freezer, hoy se pueden degustar años después.
Otro caso. Cuando nacimos la aviación estaba en pañales. Prácticamente, antes los aviones eran un barrilete con ruedas, hoy tenemos aviones que tienen capacidad para más de 300 pasajeros que comen como en casa, duermen, leen, ven películas.
Cuando en el quirófano los médicos en casos debían usar el bisturí, abriendo el vientre hasta 15, 20 o más centímetros; hoy en es suficiente en esa superficie humana con llegar a la operación laparoscópica.
En el campo, de abrir los surcos con arados de una reja tirados con una yunta de bueyes, que según la longitud del terreno se detenían y no había forma de volver al trabajo. Esos animales se empacaban.
Vaya si somos privilegiados. Los actuales tractores le permiten a quienes los manejan el uso de aire acondicionado y trabajar de noche como de día.
Desde las casas de esos trabajadores se llevaban desde el desayuno, el almuerzo o la merienda -yo lo hice- en un canasto, caminando 200 o 300 metros o mayor distancia a pie o a caballo.
Hoy ese servicio se practica en bicicleta, motocicleta o auto y quienes los manejan hasta disponen de aire acondicionado en los automóviles y en los tractores.
Antes ir de paseo o por otra necesidad, en barco o en avión, hoy se dispone de los grandes cruceros, ocupados por miles de pasajeros que disponen de múltiples actividades, increíblemente hasta jugar al golf.
En lo que fue también mi actividad profesional periodística, los avances fueron extraordinarios. Cuando ingresé a trabajar al diario La Opinión en 1957, para componer los comentarios originados en la Redacción, los obreros de la composición disponían de una caja con todas las letras del abecedario. Actualmente, las crónicas son escritas y armadas en las computadoras.
Con lo narrado podríamos seguir, los ancianos somos privilegiados ¿o no?

El autor trabajó 42 años en el diario La Opinión de Rafaela, jubilándose como director periodístico.

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