Soy uno más de los afiliados al PAMI. Después de cinco años de pertenecer a la Obra Social sin haber utilizado ningún servicio, en noviembre del año pasado –luego de haber cumplido 70 años- fui a lo del médico que me ofrecieron como cobertura y me hice lo que se llama “un chequeo”. Todo estuvo muy bien, pude cumplir con todos los estudios sin ningún inconveniente.
Hace exactamente un mes comencé a sentir un bulto en el bajo vientre y sospeché de una hernia. Fui a mi médico de cabecera, el Dr. Levit, por quien tengo un muy buen concepto y confirmó mi sospecha. Miró mi carné de afiliado y se fijó a qué sanatorio el PAMI me había destinado porque, como bien sabemos, al Policlínico “se le retiraron” todo tipo de prestaciones.
Fui al cirujano que me tocó en suerte acompañado por mi esposa, quien me examinó confirmando la hernia. Luego se sentó y antes de comenzar a escribir la ficha, con soberbia y sin ningún tipo de pudor me notificó: “Tengo que decirle, antes de comenzar los trámites, que yo cobro $ 700 por mi intervención, sin factura. Si necesita un recibo informal las chicas se lo pueden hacer”. Quedé literalmente mudo por la humillación y el desconcierto, no sólo por la situación sino por los $ 900 que había cobrado como jubilación en febrero. Mi esposa le preguntó si había otros gastos, a lo que contestó: “El Sanatorio si van a pieza compartida no les cobra nada, si en la operación aparecen “algunas extras” yo las cobro, eso lo vemos después”.
Mi indignación llegó a límites de hacerme subir la presión, la que logré nivelar, al llegar a casa, con toda clase de insultos al sistema que fabrica esa clase de profesionales.
Quise hacer la denuncia pero el único testigo de ese diálogo fue mi esposa, inhabilitada para cumplir dicha función por el vínculo. Quise escribir una carta de denuncia pero me dijeron que no me convenía “por las represalias” que podrían sobrevenir.
Allí comprobé en carne propia que la salud es objeto de extorsión por parte de los Dueños de la Salud en Rafaela, protegidos por el silencio de gran parte de profesionales e instituciones que no cumplen su deber protegiendo al paciente. Es más, si alguno lo intenta queda afuera, como le pasó al Dr. Ricotti.
Mi esposa es afiliada al IAPOS desde que éste comenzó a prestar servicios, así que decidí intentar por otro lado. Primero fui del Dr. Enrico, me revisó y al confirmar el diagnóstico una vez más le dije que quería como cirujano al Dr. Chiappero, porque distintas personas me habían hablado muy bien de él. Le pareció una buena elección, así que fui a su consultorio y me pidió los exámenes previos. Fui del Dr. Santana, me hizo el electro y el correspondiente informe escrito. Me sorprendí, primero por la extensión del estudio y también por el informe escrito, cuando me había hecho el chequeo y el electro por PAMI éste no medía más de 10 cm y no había ningún informe escrito.
Ninguno de ellos cobró plus, ni siquiera lo insinuaron. Con todo listo me interné en el Policlínico el 3 de marzo, me operó el Dr. Chiappero de doble hernia inguinal y el 4 a mediodía estaba en mi casa. Nadie me pidió un peso y la atención fue de primera.
Lllegué a mi casa y leí con estupor, en La Opinión, que el Gobierno Provincial le iba a sacar el IAPOS y la internación en el Policlínico a la Asociación Médica.
El Jefe de IAPOS dice que se tomó esa medida sin una justificación valedera; solamente porque pueden hacerlo. Si bien ahora dicen otra cosa, tan estúpida explicación me lleva a conjeturar y a dar forma a mis sospechas. El Gobierno de Binner me lleva a formular mis conclusiones, ya que no me ofrece ninguna respuesta racional.
En primer lugar que ese remanido slogan del socialismo es una falacia al decir que “para el Socialismo la Salud Pública es un bien que no se negocia y está por encima de cualquier otro interés”. Por eso yo me pregunto:
¿En qué negocio espúreo están el médico Binner y el médico Capiello al negarle a los afiliados al IAPOS el derecho a elegir el médico que deseen para consulta o cirujía, y el lugar donde prefieran internarse?
¿Es ese el sentido recitado por ellos como “el Bien Supremo de la Salud” que se lo tiran a los chanchos, personificados en muchos gerenciadores de la salud, tan sospechados y tan mal vistos en la ciudad?¿O sirven, o temen, al apriete del algún SUPREMO poder capaz de hacerlos renegar de aquello en lo que siempre dijeron creer?
Los afiliados al IAPOS esta batalla ya la dimos una vez y gracias a la movilización de los afiliados, de los sindicatos, las más de 3000 firmas recabadas, las cartas y solicitadas se nos reintegró el derecho a ser internados en el Policlínico, beneficio que nos había sido quitado. Dr. Binner / Dr. Capiello, los afiliados al IAPOS volveremos a oponernos a ser considerados ovejas camino al matadero.
Yo, Sr. Gobernador, me resisto a ser un resignado más que deja pisotear sus derechos, mientras la mafia de los gerenciadores de la salud juegan a su antojo con el único bien que a muchos nos queda: LA SALUD.
Hugo Collosa
DNI 6292480